lunes, 31 de diciembre de 2007

FIN DE AÑO



Esta mañana final del año he saludado al día desde el Cancho de la Muela. No es mal lugar para decir adiós a un período y para echarse al coleto un "benjamín" de champán. Tiene gracia esto de tomar las once encima de una muela gigante.
Hasta allí he vuelto a subir con mis colegas Manolo Casadiego y con Jesús "Trucho". Yo, neófito siempre, me dejo llevar por los curtidos y sabios montañeros. No me importa el camino porque sé que siempre será interesante. El camino, a pesar de la escasez de nieve en las cumbres, se hallaba totalmente nevado en sus partes umbrías, que eran prácticamente todas; de modo que me he cansado de pisar y pisar nieve en una ascensión que yo recordaba más suave, acaso porque yo la habría hecho con automóvil hasta el pie del Cancho. En lo más alto de la roca he vuelto a contemplar los paisajes y he mirado de tú a tú a los Dos Hermanitos y a todo el cordel de la sierra de Béjar, que estaba allí mismo enfrente, como dándome la mano. A nuestros pies se extendían las turberas de Navamuño, aquel lugar que durante muchos años estuvo pensado para presa y que felizmente se quedó solo en proyecto. !Qué bella nuestra sierra cara a cara! Allí le puedes dar la mano, allí la puedes saludar, allí puedes charlar con ella a tu antojo. Todo lo demás está a tus pies y en lejanía. El pantano, nuestro pantano, da muestras de agotamiento por la falta de lluvias, el más lejano de Gabriel y Galán presenta un aspecto parecido, los valles se muestran grises, con un color de invierno y unos árboles ateridos por la helada nocturna; y, al fondo, montañas y montañas, llanuras y llanuras, pueblos y pueblos. Aquí todo es distinto, todo es más amplio, todo es más silencioso y a la vez más sonoro, todo se manifiesta con más encarnadura. Creo que nosotros también. Yo desde luego sí. Porque sobre los elementos naturales, uno se siente más elemental, es más uno primigenio y único, y a la vez hermanado con todos los elementos de la naturaleza. Ya lo he dicho más veces: poblar las aceras y hacer vida en la ciudad es real, pero viene siempre después y es algo siempre más pasajero; en realidad no es más que un paréntesis para volver a la otra hermandad, la de los elementos físicos, la de la naturaleza.Por eso creo que termina siendo más humana esta situación que la del tráfago mundano más urbano.
No está mal despedir el año desde esta altura; incluso con el susto de la pérdida de la cámara fotográfica de Manolo. Menos mal que todo quedó en el susto. Al frente, con el horizonte por montera, se atisbaba el nuevo año. Ojalá todo pudiera estar a esta altura física y moral. No será fácil.

domingo, 30 de diciembre de 2007

¿FAMILIA CRISTIANA?



En mi casa se pueden ver muchos canales de televisión. Por uno de ellos -muy de la derechona, como casi todos- veía imágenes de la concentración "cristianísima" de Madrid. Hay que reconocer que la jerarquía eclesiástica -en España apostólica y romana- sigue teniendo poder de convocatoria importante: había mucha gente en Colón, aunque dividamos por diez o por veinte la cifra que den los organizadores. Por la caja tonta vi a un arzobispo despotricar contra el Gobierno y contra la Constitución, a otro anunciando casi el fin del mundo, a un grupo musical endulzando melifluamente la mañana, a una familia dando testimonio de su pretendida felicidad, al Papa bendiciendo esta demostración de fuerza, una procesión de virgen engarañada, y muchas familias numerosas, de esas de los-que-Dios-quiera y uno más. Vale.
¿Qué pretende todo este personal? Valga su derecho a salir cuando quieran a la calle, valgan sus manifestaciones y sus testimonios personales, sirvan las docilidades con las que se siguen las consignas y las proclamas..., valgan. Pero algunas preguntas se me vienen a la mente de repente. ¿Cómo pueden hablar de la familia estos clérigos que, por voto, han renunciado a ella y no tienen ni puta idea de lo que significa criar unos hijos ni las dificultades que esto plantea? "¿Acaso tienen hijos estos padres?" ¿Alguna vez les ha llegado algún hijo reconocido a las seis de la mañana con dos copas de más y alguna idea de menos? Por cierto, su jefe de filas no se distinguió precisamente por mantenerse muy unido a su familia: se les perdió, hizo vida propia, proclamó que había que dejar al padre y a la madre para seguirle a él, dejó dicho que la gente era su padre y su madre y sus hermanos...
¿Por dónde se rompe la constitución de 1978 o la democracia? Sueltan barbaridades y se quedan tan panchos. !Cualquiera se mete con la jerarquía!
La base de estos disparates y de todos los demás se asienta en la imposibilidad que tienen los monoteísmos de compartir y de respetar otras creencias y otras posibilidades espirituales. Se rasca y siempre aparece el vértice creador y moderador; y, como es único, todo lo que no esté conmigo está contra mí. Y después la intransigencia, la exclusión, el dogma y la eliminación del humanismo, la degradación del ser humano como capacitado para pensar y razonar y su conversión en miembro del rebaño. Y ahí miles y miles, millones y millones. Es esta una realidad social con la que tenemos que convivir pero que necesitamos embridar y situar en sus justos términos. Y hay que recordar que, en términos de democracia civilizada, la opinión de la jerarquía eclesiástica debería valer tanto como la del portero de mi casa, que no existe, porque es de cooperativa social y no hay pasta para tanto.
Por la plaza dejaron discurrir lo de la Educación para la Ciudadanía, ese grano que les ha salido porque ven que peligra su monopolio de moral religiosa frente a una moral civil y racional. Más de lo mismo.
Son los viejos fantasmas que resucitan en España cada día y cada semana. Cuando se sienten fuertes (este Gobierno se ha bajado literalmente los pantalones ante ellos), levantan el hacha de guerra y se convierten en soldados legionarios del fanatismo. Y, si no andamos al tanto, suceden hechos lastimosos. Como los fanatismos de otros monoteísmos que nos apabullan a diario pero con un poquito de disimulo.
Coño que yo quiero a mi familia y no por eso tengo que excluir a los demás ni a las demás posibilidades.

sábado, 29 de diciembre de 2007

PIQUITOS




Ya se ve que Piquitos hace referencia a algo plural y diminutivo. Qué perogrullada. Esto es muy fácil decirlo cuando se ha ascendido hasta allí, pero menos sencillo visto desde aquí abajo. Piquitos son algunas de las cimas que coronan el genérico de los Picos de Valdesangil. Hasta lo alto me he subido esta mañana siguiendo los pasos de Jesús "Trucho" y de Manolo Casadiego. A comer el bocadillo y a darnos un paseo. Como quien sale a comprar el pan. Bueno, y se entretiene un rato por el camino.
Llegar hasta Piquitos supone saludar al día cuando anda empezando a espejear el sol por las montañas, acariciar el aire fresco de la mañana y sentir en la piel que la naturaleza puede y que lo pregona en la helada del suelo y en la luz del cielo. Otra vez cielo y suelo. Como casi siempre. El pueblo de Valdesangil nos recibe solitario y frío, pero ya con el sol pisándole los tejados. Desde allí, caminos y rodeos para ascender y para ir divisando paisajes, riscos con figuras, panoramas serranos, ciudades y pueblos. Ya se sabe que cada cota en la montaña da un panorama diferente. Por eso, la ciudad de Béjar y todos los pueblos de la comarca se nos aparecen persistentemente y nos enseñan sus mil caras. Así la vista se va, más que recreando, sorprendiendo a poco que uno la levanta del suelo y la pone a la altura del horizonte. Fijaos, si no: Béjar, Gilbuena, La Aldea, El Cerro, Lagunilla, Cristóbal, Sanchotello y todo el Sangusín, Valdelacasa, Ledrada, Fuentes, Guijuelo, San Miguel (y allí, escondido, Valero), Linares, Puebla, San Medel, las llanuras del Campo Charro con todos sus pueblos desperdigados por la llanura, Candelario, apostado en la falda y engarañado, los Palomares, Navacarros, La Hoya, Vallejera, el alto del Berrueco y todas las llanuras de la provincia de Ávila, con el Almanzor al fondo, los picos de la Galana y las Cinco Lagunas, toda la serranía bejarana, con la Covatilla clareada con una débil capa de nieve y las sierras de Hervás, aparentemente más blancas. ¿Os dais cuenta? !Qué delicia para la vista! Ver, contemplar, gozar, sentir, y seguir mirando mientras te reciben el camino y la montaña.
Pero camino de Piquitos también hay geografía y toponimia menor: Cabeza Gorda, Cabezón, Las Tres Cruces...; y salientes y riscos que metafóricamente quedan bautizados por sus parecidos asombrosos: Pico del Loro, La Bota, La Cueva... Hoy he tenido el placer de proponer un bautizo particular. Un risco saliente me recordaba la figura de Unamuno en estatua, como la que sigue asentada en Salamanca. Ni corto ni perezoso, ya está: Peña Unamuno. Ejercían de oficiantes de ceremonias los dos obispos de las cumbres que me acompañaban también hoy. Ellos dieron el visto bueno y ellos son los que llevan el Libro de Horas de estos accidentes. Al fin y al cabo, no sería más que un pequeño tributo a aquel don Miguel, tan amante de estos montes y de estas cumbres.
Y hay también placeres para el sentido del olfato. El tomillo y el cantueso, en cuanto los mueves un poco con los pies, parece que quieren gritar su presencia y levantan un olor más propio de un buen asado que de un camino serrano. !Y estamos en diciembre! !Qué puede ser esto es plena primavera o en verano!
Aquí tocar las rocas es señalar las raíces y lo peremne de nosotros mismos, lo que siempre permanece, lo inmutable, lo esencial cuando el ser deja de estar y solo es, cuando el tiempo y el espacio abandonan el campo de batalla. Y, cuanto más arriba, más roca y más silencio, el sonido más nítido, la mejor melodía. Quien quiera dejarse oír a sí mismo que se suba a Piquitos; allí sabrá la ciencia más sabrosa, la ciencia no aprendida, la melodía más justa.
Habréis echado en falta un buen sentido, el del gusto. Piquitos es completo. Nosotros, caminantes, ni lo hemos olvidado ni lo hemos excluido. En la cima, al amparo del sol y de una roca inmensa, aparecieron sabrosas las viandas: queso, chorizo, unas rajitas de morcilla, alguna sardina en aceite (!Qué lejos ellas ahora de sus mares!), buen vino de cosecha, champán navideño, té sabrosísimo, postres... Con Trucho y con Manolo es lo que pasa, que siempre reparten a manos llenas y parece que nunca ven colmadas sus mochilas. Qué tíos tan estupendos. Y las viandas dan lugar a la charla, y la charla a la vista, y la vista a los sentidos, y los sentidos al gozo de las cumbres. Pasamos un buen rato distendidos, pensando en lo que tenemos a nuestro alcance con solo dejarse empapar de naturaleza. Al fondo y al frente, toda la blancura de la sierra de Béjar, y la ciudad a los pies.
Nosotros estábamos en Piquitos, como con ganas de plantar unas tiendas bíblicas y no movernos de allí en una temporada. Subid a Piquitos, aunque solo sea con vuestra imaginación; las distancias se ampliarán, los sentidos se henchirán, la mañana tendrá otro sentido. Y nosotros también.

viernes, 28 de diciembre de 2007

EL VALLE

¿Y EN EL VALLE?

Pues en el valle, valle,
la solución eterna de las rocas
y el humus que se asienta derrotado
después de haber fingido
la relación alegre con el aire,
con la lluvia y el eco de las gentes.

Aquí la luz se aquieta, se acurruca,
se hace sitio y se queda para siempre,
como en un prado lleno de agua limpia
que suma primaveras en otoños
y no conoce inviernos. Hay un suave
rumor, un desdecirse, un apagarse
que va diciendo adiós,
perdiendo la conciencia de lo audible,
de lo que se téjió un día por la calle,
pisando las aceras y los parques.

De pronto la certeza del silencio:
todo es silencio en torno;
se cancelan las puertas, las ventanas
se olvidan de mirar hacia los montes
y una luz más profunda y más oscura
ilumina otras salas silenciosas.

Luego ya no hay medidas ni señales
que marquen direcciones hacia el valle.
Apenas una página escondida
en el atlas difuso de la Historia.
Después, nada. Sencillamente eso.

jueves, 27 de diciembre de 2007

MI MADRE

Le debía visita a mi madre -se las debo todas- y ayer me fui a cumplir con mis deseos y con mi obligación. Algunas circunstancias me retuvieron en Salamanca por la mañana, donde comimos con Juan Pablo y nos aprovisionamos de libros en Víctor Jara (sobre todo de Miguel Torga: Diarios; La creación del mundo...). Por la calle coincidí con José Luis Puerto, tan campechano siempre él, y tan albercano.
Pero mi mente andaba en otros pagos, en Ledesma, donde para mi madre en estos crudos meses del invierno. Aunque no sé si es correcto afirmar que para porque su mente divaga en una geografía indefinida que abarca muchos sitios. Allí me la encontré encogidita, aguardándome siempre, con una necesidad palpable de que alguien le cogiera las manos y le diera certeza de que todos estamos a su lado. Y pronto tuve claro que era ella la que me visitaba a mí. Esas manos rugosas y esa cara surcada por caminos infinitos que sellan una vida amplia y ya muy indefinida, eco débil y tenue de una figura esbelta que se sale del tiempo y del espacio y que se queda ahí, como sin causa, despojándose lentamente de todo referente y que se entrega sin tasa al contacto de cualquier caricia que la hace renacer. Y fue ella la que me acarició con ansiedad, la que tocó mis manos y mi cara, la que lloró en mi abrazo, la que susurró palabras mecidas por un viento de otros sitios, la que me repetía "llévame, llévame contigo" con la conciencia gris de lo imposible y a pesar de la certeza del exquisito trato que recibe de mi hermana. Después la vi de frente, con la mirada vaga, mirándome a la cara y yo mirándola a ella, sentada como reina en una silla y dibujando pensamientos que solo a ella le pertenecen. Pero yo sé que me miraba contenta y que su tacto y mi tacto se comieron un rato de fiesta.
Qué dura es la certeza del discurrir del tiempo. La vida es un camino que ondula nuestros años y hay una cresta cierta que anuncia ya un descenso interminable. ¿Y en el valle? ¿Acaso la verdad es tan terrible?

Y jugaremos juntos otra vez.
Y yo me haré mayor,
y te volverás niña
-otra vez-
cuando el tiempo se olvide de medir
las horas y las noches;
y entonces me darás tú los besos;
te enfadarás conmigo
por no dejarte ser como tú eres.

Pero estaré contigo,
siempre estaré contigo, aunque te enfades
y yo me ponga amargo algunas veces.

Te pido un anticipo de perdón;
yo bien sé que tus fondos no se agotan
aunque pida reintegros cada día.

martes, 25 de diciembre de 2007

SOLSTICIO

Es media mañana del día de Navidad. Imagino a la gente y se me aparece en la cama o despertanto de la sentada o el serano de anoche. Es el cogollo de la Navidad. La plaza de mi casa estaba y aún está cubierta de coches, como si de un aparcamiento público se tratara. ¿Qué celebra la gente estos días? ¿Queda algo de gozo religioso? Realizo un mínimo esfuerzo de comparación con lo que sucedía hace treinta años y me sale una liturgia completamente diferente. Yo ya no escucho villancicos ni dentro ni fuera, no oigo referencias a ningún elemento religioso, y sí veo por todas partes regalos, compras, reuniones y festejos.
Y me paro y contemplo los elementos que dan base a este teatro. Ahí sigue coleando la dudosa existencia histórica de un personaje (ya tiene bemoles que una religión se asiente sobre la existencia dudosa de su fundador), el acondicionamiento de las fechas para que el nacimiento coincida con la llegada del invierno (espero que al menos esto de la fecha no se lo crea ni el más pánfilo del montón), o sea, con la fiesta pagana del solsticio de invierno, con la llegada del cambio de ciclo en la luz natural, con la esperanza de la recuperación del día frente a la noche, con todo lo que el saber popular recoge en sus refranes; con el simbolismo de esta luz, con la imantación de la naturaleza, con el nacimiento, con la vida.
Sobre estos elementos naturales e inventados, se ha montado todo este belén consumista, de movimiento de mareas humanas por las carreteras, de reuniones no buscadas y a veces sufridas, y de otras buscadas, deseadas y bien aprovechadas.
Mis navidades se repiten desde casi siempre en una similitud que las hacen sabidas y no por eso peores. A pesar de la cercanía, son muchas las aristas que se pueden limar, muchos los comentarios que me apetece soltar, bastantes los juegos con mis sobrinos, no pocos los reproches que termino lanzándoles y,en fin, certera la constatación de que el tiempo pasa y nos va moldeando a todos a su antojo.
El día de Nochebuena me gusta echar un repaso a aquellos que siento más cerca; a unos los llamo, a otros los recuerdo, a todos los imagino. También a algunos que se fueron para siempre pero que aún permanecen nítidos en el recuerdo. Quisiera ser más hondo en este día, en este primer día del reino de la luz; me gustaría ver más luz en cada cuerpo, más ilusión en cada uno, más generosidad en todos. Y en este todos querría englobar también a los no cristianos porque también para ellos, para todos, se produce en cambio de ciclo de la luz, el golpe de timón de un barco que ya se dirige lentamente hacia el lugar y hacia el momento en el que El Corte Inglés nos anuncie que ya es primavera en el idem.
Dormid el sueño de los justos pero levantaos con la sonrisa puesta. El sol brilla en los cielos bejaranos, la calle nos aguarda. Es Navidad. La luz nos anega. Dejad que nos inunde. Ya no será la noche. Vamos en dirección al mediodía.

lunes, 24 de diciembre de 2007

FELIZ NAVIDAD CON VILLANCICO


Quizás desde la altura de otros vuelos
se rompa el aire y se aligere el viento;
aquí abajo seguimos los de siempre
los más vagos, gamberros e inmaduros.

Se oye el eco, entre claustros, temeroso,
de esas voces celestes ostentosas:
"Ni Cristo lo remedia,
este no aplica esfuerzo,
ninguno respondió a mi voz de mando".

Los de abajo, los vagos, los gamberros,
esperan a que Cristo lo remedie
pues ya se van quedando solos
con sus penas, con su falta de esfuerzo,
con esas sempiternas hipotecas,
pancartas por la vida
de irrealidades huecas.

Año nuevo, vida nueva.
Entre el cielo y el suelo
una secreta escala se ha tendido.
Las voces ostentosas ya no atruenan,
algunos ya se asoman a las nubes
y Cristo siembra flores en el limbo.


FELIZ NAVIDAD PARA TODOS

domingo, 23 de diciembre de 2007

LA LOTERÍA

Este formato de semidiario me permite jugar con el tiempo y con la realidad. De hecho, aunque prefiero ir a la par, puedo igualmente ir abriendo camino o quedarme a la cola de los acontecimientos. Hoy me ocurre eso porque hablo de un fenómeno que tuvo ayer pendiente a todo el país, y que lo mantiene en vilo durante mucho tiempo. Me refiero, claro, al fenómeno de los fenómenos, a la ilusión de las ilusiones, a la fantasía de las fantasías, a... la lotería. Todavía hoy los periódicos llenan páginas y páginas con fotografías, números y datos acerca de los agraciados y extienden una causística que más bien parece propia de algún acontecimiento universal.
Para mi desgracia, en este asunto también me quedo solo, o al menos siento la soledad y la marginación a la hora de considerarlo. Lo he glosado ya muchas veces, pero es que el fenómeno se repite cada año, y a mí me parece tan importante, que no entiendo que pueda seguir pensando lo mismo. Tengo que estar equivocado porque nadie piensa como yo, pero le sigo dando vueltas y me dan siempre los mismos resultados. Y, como no tengo fuerzas para traicionar a mi conciencia, pues repito y repito el mismo esquema. Lo que defiendo, en síntesis, es que el fenómeno de la lotería es de los más inhumanos que el ser humano puede echarse a la cara y que, en lugar de ser ensalzado hasta el paroxismo, tendría que ser regulado y restringido, y, en todo caso, no ensalzado por los pensantes, como si de la entrada en el paraíso se tratara.
¿Por qué defiendo que es un hecho inhumano? Por lo siguiente. Me parece que lo que más humaniza a una comunidad es la conciencia del reparto de derechos y de deberes y alguna correlación razonable (razón es humanidad y superación de animalidad) entre los esfuerzos y los resultados. En la lotería esto no se cumple ni por asomo. El hecho de que te toque o de que no lo haga únicamente depende de que, en un momento azaroso, y por pura casualidad, te dé por entrar en una administración y comprar un décimo. La consecuencia es que el resto de tu vida te puedes estar tocando la barriga por haberte dejado llevar por esa acción instintiva. A tu lado verás cómo viven y malviven muchas personas que solo tienen de diferente contigo el hecho de que, en ese momento azaroso, no entraron a comprar el décimo; sencillamente porque no pasaban por allí, acaso porque les dolía una muela y estaban al médico, por ejemplo. ¿Dónde está la relación entre el esfuerzo y la recompensa?, ¿dónde cierta justicia distributiva? Solucionamos vidas al azar, dejamos todas las demás a la intemperie también al azar. Repito: me parece algo de lo más inhumano que conozco.
Pues dale que te dale la matraca desde los medios de comunicación, fomentando la superstición en forma de números, lugares, amuletos y subnormalidades al uso, proclamando a voz en grito por parte de locutores y locutoras la alegrías que -casualidades de la vida- son más contenidas en los agraciados que en ellos y en ellas, ofreciendo casuísticas de imbecilidades y creando por unas horas una atmósfera irreal y trastornada que sirve para tapar la otra realidad infinítamente más extensa que abarca a todos los que han quedado en el "que haya salud que es lo importante" como contribuyentes y pecheros de la hacienda pública.
Es verdad que, para el reducidísimo mundo de los agraciados, se rompe la dura lógica de la realidad cotidiana y se crea una burbuja llena de pompas de jabón. Vale. Que lo pasen bien. Pero se trata de un engañabobos que responde al proceso del azar, a la corriente de lo esotérico, a la falta de razón y de humanismo, al desajsute entre el esfuerzo de cada persona hora a hora y el golpe que deja a casi todo el mundo en la cuneta mientras regala coches de lujo para un grupito de privilegiados. Algunos de ellos encima sacan pecho después. Como si hubieran tenido algún mérito en ello.
Y todo anda regulado por el Estado. El caso es que peror sería que estuviera en manos privadas. Así al menos el sobrante se nos irá en hacer carreteras o en educar acaso a más de uno. ¿Cómo podemos después reivindicar una escala de valores en la que el esfuerzo y el reparto tengan acomodo y fuerza con estas ostentaciones de suerte y de azar? El mundo es pura ostentación y pantomima. Esto es solo un capítulo más del libro gordo de Petete. !!Y encima no me toca nunca ni un puto duro!!O sea.

sábado, 22 de diciembre de 2007

CAFÉ CON GOTAS

Me invita Ramón a un café en su vuelta de Lisboa para las vacaciones de Navidad. Al cafetito se suma José Manuel y, de manera inevitable, surgen los temas que tienen que ver con el PSOE, en Béjar, en la provincia, en la región y en el país. Sobre todo en Béjar, son sus claroscuros, con sus luces, con sus sombras, con sus agujeros negros. Como haciendo una memoria anual o algo así. Y nos sale un poco de todo, y hacemos votos para que el próximo año sea un poco más productivo y mejor. Ramón me trae libros de poesía en español y en portugués que le agradezco: "Terra nua e tamanha / Que nela coube o Velho-Mundo e o Novo... / Que nela caben Portugal e Espanha / E a locura con asas do seu Povo". Lo sigo viendo muy asentado en su puesto en la embajada y creciendo en lenguas, en conocimientos y en amistades. Me alegro.

Terminaba el trimestre con una comida casi pantagruélica ayer mismo, en uno de esos excesos que nos llevan a casi todos a comer fuera de casa el doble de lo que comemos en las nuestras (a ver quién le pone sentido común a esa realidad). Pero a la vez sucedían más cosas en este mundo que deglute simultáneamente lo bueno y lo malo, lo árido y lo húmedo, lo duro y lo blando. Por la mañana me topé con Juan y su mujer que venían de visitar a Adrián. Adrián ha pasado varios meses en el hospital y ahora está en casa con muchísimas dificultades físicas, pues hasta la comida se la tienen que suministrar a través de una sonda. Sus perspectivas no son precisamente las mejores. Pero es que ayer mismo dieron sepultura a Fabián Capitán. Pues bien, Ju-an, Fabi-án y Adri-án formaban no hace demasiados años, en mi centro de trabajo, el Equipo -An, haciendo remedo a un programa televisivo de éxito. Los tres eran bedeles del centro y la actividad diaria se nutría de sus paseos en los pasillos, de sus fotocopias, de sus ayudas, de sus palabras, de sus consejos, de sus chascarrillos, de... Coño, eran el Equipo -An. Qué bien los conocían los alumnos. Y los profesores. Adrián ya no estará con ganas de recordar, como lo hacía conmigo tantas veces, cómo se llamaba el toro que mató a Manolete, ni su lugar de nacimiento ("Manolete nació en Córdoba capital...")ni el que mató a Paquirri. Fabián -descanse en paz- está para menos todavía. Menos mal que queda Juan dando guerra con sus partidas y con sus paseos y con su bejarauismo a cuestas.
No hace tanto que dejaron sus puestos de trabajo después de muchos años por los claustros. Ayer lo comentaba en la comida. En realidad, casi nadie los recordaba ya. Los alumnos, por supuesto, no hacen ni memoria de ellos. Es una prueba nítida del valor de los años, del paso del tiempo y del reino del olvido. Sirva hoy desde aquí un abrazo fuerte para los tres.

AÚN RESUENAN los pasos en mi pecho
de estos pasillos hondos donde anduve
detrás de los muchachos. Cada día
fraguaba una batalla en cada esquina:
unas voces al aire, aquel descuido
de no cerrar la puerta en el momento,
o tu boca de fresa
cuando tocaba el timbre de las doce,
o el esfuerzo baldío por resolver
la duda del poema.
Era como subir al cielo cada día,
como entender que hay causa
para vivir sin tregua.

Hoy he vuelto a pasear en el silencio
de la tarde callada.
Apenas oigo el eco debilísimo
de aquellas otras tardes en los claustros.
Nadie sabe mi nombre, desconocen
que sigo suspirando entre las aulas.

¿Dónde están esos años que he vivido
y que apenas resisten
las huellas del futuro?
¿Acaso no he vivido?
Tal vez no lo recuerdo.

viernes, 21 de diciembre de 2007

DÍAS DE VACACIONES

Fin de trimestre. Este trabajo mío está dividido en grupos teóricos de tres meses, con unos intervalos que me permiten recomponer las fuerzas, sentirme empleado y desempleado y a veces hasta trabajador temporero. Sí, sin tapujos, me siento un rabajador absolutamente privilegiado. Como decía Gabriel Celaya, "soy un hombre que trabajo con otros a España..." pero de una manera peculiar. Aunque he de ser sincero y no el camarero reivindicando la calidad del filete, y, por eso, afirmo que las horas de clase son intensas, o pueden serlo, más que las de otros trabajos, porque estás tratando con las mentes de personas que están buscando su camino en su formación, porque no puedes estar descuidando la lógica durante mucho tiempo y porque, en definitiva, estás delante de un grupo de personas que, por muy heterogéneo que resulte, no te permite la relajación ni el disparate. De hecho, cuando me comentan las actividades y la "tensión" que desarrollan en algún otro trabajo, me siento como un cumplidor sobrado de mis obligaciones laborales y sociales.
Pero tengo la enorme ventaja de jugar con mi tiempo libre, con mucho tiempo libre. Y el tiempo es tal vez el mejor signo de la calidad de vida, si tienes unos elementos imprescindibles para la supervivencia económica. Ya hoy he iniciado dos semanas largas de descanso de clases. Hasta el día ocho de enero podré dedicar horas a mis aficiones y a mis otras obligaciones, sin gastarme ningún día de mis meses de vacaciones de verano ni de las de Semana Santa. Soy un privilegiado y un beneficiario neto de una desigualdad evidente en el reparto del trabajo. Los chinos andan ocupados en conseguir una semana de vacaciones pagadas al año; lo japoneses casi igual de lo mismo; muchas personas no piensan es sus vacaciones sencillamente porque no tienen trabajo y lo que están deseando es no estar paradas. En Béjar hay buena muestra de ello. Siento, junto al privilegio, cierto pudor y algún grado de culpa. Hay que repartir los esfuerzos del trabajo y los resultados en forma de sueldos y de dinero; todo lo que nos aleje de ello nos deshumaniza y nos enfrenta a unos contra otros. De modo que, con la conciencia de que nadie me ha regalado nada especial en la vida, pero con la certeza de que la vida y la suerte me han regalado bastante tiempo libre, comienzo este período de cambio de actividad. Me aguardan bastantes lecturas (hay media docena de libros esperando para estos días), algunas salidas a la naturaleza, la visita que le debo a mi madre, la convivencia de algunos días con mis hijos, la escritura, aunque sea en pequeñas dosis, y algún ratito de pensamiento. Dos semanas largas para tener certeza de que la vida me trata bien, de que tengo la obligación de agradecérselo. Vamos.

jueves, 20 de diciembre de 2007

NOTAS

En el nivel de la llamada Enseñanza Media, se acostumbra a reunir el equipo de profesores de cada grupo de alumnos para comentar los resultados académicos y, teóricamente, para perfilarlos. Es la evaluación. Hoy ha sido el caso. Ayer también.
Es seguramente el momento en el que mejor se ponen de manifiesto las concepciones tan divergentes que, respecto del mundo de la enseñanza, se tienen. Es una buena forma de mostrar también las concepciones de la vida. Calificar con exactitud sencillamente me parece imposible; aproximarse a la justicia al menos se puede intentar.
Hay algunas secuencias que me dejan perplejo. Esta es la más importante: a) Si el alumno se equivoca y no cumple, el resultado es un suspenso y con él paga el yerro; b) si se equivoca el profesor (porque alguna vez se equivocará, digo yo), el resultado viene a ser el mismo, o sea, el suspenso del alumno. ¿Cuándo paga el profesor en sus carnes sus yerros? Que yo sepa, nunca nadie ha sufrido ni un expediente ni una expulsión de la profesión, ni siquiera una retención de sueldo. Algo falla en este proceso y no sabemos cómo arreglarlo. !!Jugando con el porvenir y con las ilusiones de los jóvenes!! Si un profesor suspende a dieciocho alumnos de dieciocho posibles y además augura la imposibilidad de aprobar a más en el lejano mes de junio, ¿no es para echarse a temblar? Pues hablo de un caso real. Y no es el único. No tengo ganas hoy de glosar más el asunto; solo constato que algo falla y de manera notable.
El mundo de la educación es muy complejo, como complejo es el ser humano. Las soluciones no pueden ser sencillas. Pero ir por ahí sacando pecho y perdonando la vida... Puafff. Si se estudiaran las estadísticas de fanfarrones y de perdonavidas, y se compararan con las tendencias sociales y políticas, aventuro que se obtendrían resultados curiosísimos. Hágalo quien quiera y que diga después. Yo me abstengo ahora. A veces en esto soy tan radical que pienso que habría que prohibir dar clase a quien no tenga hijos que hayan pasado por esas etapas; como me gustaría que fueran psicólogos de familia solo los que tuvieran su casa sosegada. Qué cosas...

miércoles, 19 de diciembre de 2007

MOMENTOS


A veces me propongo la conveniencia de plantearme al menos la verdad o la importancia de una idea cada día. Es una buena forma de entresacar algo del nivel del olvido y la rutina, de amojonar una idea y de dejar plantado un hito hacia el que volver la vista alguna vez, hasta que caiga en el dulce sueño del olvido, o acaso hasta que arraigue como elemento rector de conductas posteriores.
Por ejemplo esta, que tomo de Sartre: El tiempo es una multiplicidad absoluta de instantes que, considerados separadamente, pierden toda naturaleza temporal... El tiempo se desvela como la trayectoria de mi acto." Ya me vale para considerar y para perderme por encima, o por debajo, de comprar el pan o de enfadarme por lo mal que se aparca en este pueblo estrecho, por ejemplo.
Son ya muchas líneas acerca del valor del tiempo, y, hasta ahora, siguen mis dudas; a pesar de afirmaciones tan rotundas como esta: la idea de tiempo es lo único que el ser humano trae a la vida. Si tuviera razón Sartre, el valor de cada hecho solo se puede considerar en perspectiva y nada sería en límites sino en extensión y en relación con lo demás. Tampoco mi propio ser, que solo se puede considerar y hasta definir en esa interminable cadena de la que formaría parte. Porque no es ya solo la idea de tiempo la que está en juego sino la propia definición de las cosas. Cualquier ejemplo vale: ¿Qué valor tiene una clase si no es en relación con los alumnos, con las enseñanzas que de ella saquen, de las aplicaciones que consigan y del granito que pongan en el perfil de su formación?
¿No se nota enseguida que esto choca con el posible valor de lo espontáneo, de lo que se quiere vivir como tal, sin consideraciones aledañas, con la perplejidad de lo inmediato, con la sorpresa de lo hallado, con la suspensión del juicio ante lo agradable, con la aspiración a la belleza como tal y desde el hecho mismo?
A ver quién pone punto y orden en todo esto porque yo, de nuevo, encuentro tantos elementos a favor de una postura como de la otra. Por eso me sonrío cuando me hallo ante posturas demasiado personalistas, individualizadas, que aspiran a la mejora desde la exclusiva individualidad; y me lo tomo con calma ante posturas tan socializadas o sociologizadas, que todo lo achacan a las circunstancias y a la influencia de lo otro. Porque sigo perdiéndome entre la hermosura de descubrirme individuo y la inevitable sensación de formar parte de un grupo social que me configura, entre la necesidad de la soledad y la misma necesidad de los otros en los que realizarme, entre el silencio de lo único y el bullicio de la comunidad, entre el deseo de lo particular y la certeza de que cada día mi roce se tiene que producir con más seres, aunque solo sea desde la consideración de que cada día más seres humanos pueblan la tierra.
Hoy tiene que tener el valor de ser hoy y mi gozo tiene que satisfacerse con los hechos que configuran mi día de hoy; pero no es menos cierto que hoy tiene continuidad en el día de mañana, y que lo que hago hoy tiene su parte de justificación con los hechos que se van a producir mañana. Ahora voy a calificar a mis alumnos porque mañana o pasado recibirán las notas y comienzan un período de vacaciones; enseguida limpiaré mi cocina porque tiene que estar así para la noche; estoy respirando porque, si no, la consecuencia sería no seguir viviendo. Los seres nacemos, crecemos, nos multiplicamos y morimos. Todo es perspectiva y relación, nada sin lo demás, yo tampoco sin los otros, los otros tampoco sin mí. Pero que no me quiten del todo la posibilidad de detenerme y decir de vez en cuando: Esto es la meta, que nada cambie, hagamos una tienda, que no se ponga el sol, que no termine este momento, qué bien se está aquí, que no anochezca nunca, se me han perdido el tiempo y el espacio, la eternidad es esto, no la toquéis más, que así es la rosa...
Aunque los momentos fluyen y terminan. Como este.

martes, 18 de diciembre de 2007

QUIZÁS

Pertenezco a una generación a la que no se le enseñó nunca a apreciar su propio cuerpo. Y en mi caso, como en el caso de otros muchos -eclesia dixit- además se nos enseñó a despreciarlo. En el mismo lote se incluían todos los aditamentos y accesorios: ropas, aspecto, deportes, sexo... Qué barbaridad, todo construido sobre prohibiciones y sobre amenazas. Como para desarrollar el gozo y la pasión sana. Así es esta religión de nuestros pecados y de nuestras entretelas, siempre con el palo en la mano y con la condena en la boca. Lo justito para quedarse solos o mal acompañados. ¿Por qué no aprenderemos de una vez que lo primero que tenemos es nuestro cuerpo? Con buena lógica, muchos defienden que, además, es lo único que poseemos, pero, en todo caso, poca duda cabe de que es lo primero.
Me parece que todos tomamos conciencia de nuestro cuerpo muy tarde, o al menos con la consciencia de quien observa la pérdida de su mejor bien. De niño todo es crecer; de joven todo es gozar; de maduro todo es ver y pensar. El día menos pensado se mira uno al espejo y observa que aquellas rigideces apenas se mantienen, que las arrugas asoman por todas las esquinas y que los malestares se van encadenando cada vez con más frecuencia y con más fuerte presencia. Un médico por aquí, una ayuda por allí, un achaque más allá, una debilidad por el otro lado. Es entonces cuando el ser humano entra en la certeza de que su cuerpo lo sostiene y lo mantiene con grietas por demasiadas partes y que las preocupaciones van volviendo mirada hacia uno mismo y hacia lo que fue y acaso ya no sea. A partir de ese momento, las coordenadas se vuelven centrípetas y disparan sus fuerzas hacia el interior, la mirada se refugia demasiadas veces en el pasado, los planes son más compendios que programas, las actividades se tornan más pausadas, el relativismo se adueña de casi todo y un sereno carpe diem se apodera del discurrir diario.
Quizás eso sea el preludio del momento en el que empieza uno a ilusionarse con las repeticiones en lugar de sorprenderse e ilusionarse con lo nuevo. Ay de aquel momento. En román paladino, ese es el instante en el que ronda la vejez y todo lo que comporta.
Conocer la teoría no está mal para el día en el que haya que trabajar con la práctica. Vete a saber cuándo llegará ese momento.

lunes, 17 de diciembre de 2007

¿TIEMPOS LÍRICOS?

No corren buenos tiempos para la lírica. Esta afirmación se escucha con frecuencia y creo que se dice con razón. Y vale la afirmación tanto en el sentido más amplio como en el sentido más estricto y literario. En el desarrollo social, parece que es el interés individual el punto de apoyo que mueve el mundo y nada se realiza sin ese elemento como última explicación de todo. El utilitarismo filosófico no anda lejos de esta concepción, igual que el posmodernismo con su dificultad a la hora de crear o de soportar verdades absolutas. Mucho que discutir sobre el asunto y, en mi caso, como casi siempre, con dudas sempitenas.
Pero pienso ahora en el campo estrictamente literario. Después de la veta más lírica de Juan Ramón o la más existencial y conceptual de Antonio Machado, quizás la creacíón lírica haya corrido más pegada a la realidad, y, sobre todo, a una realidad despedazada y desmenuzada en acciones concretas, en las que la huella del ser humano lo es casi todo, no como elemento protagonista sino como personaje de la narración. Los resortes místicos de una parte de la poesía de los vencedores en la guerra incivil tampoco dejaban al ser humano como protagonista sino como elemento sometido a verdades esotéricas, siempre externas a él. Después, la generación del 50 proclamó en buena parte una poesía externa y narrativa, tan seguida en las últimas décadas por la llamada poesía de la experiencia. Como si no fueran experiencias todas las demás. Y hoy parece que está prohibido el uso de adjetivos o la presencia de cualidades superlativas, en un intento de aproximación a una creación de acera y de taberna, cercana al habla de la calle, con una rotura evidente de elementos tan clásicos como el ritmo interno y externo. Y para ello se gastan esfuerzos y más esfuerzos en tratar de dinamitar el concepto de poesía desde la metapoesía.
Creo que cualquier intento de desmontar ambas concepciones es un esfuerzo equivocado e inútil. Pero como hoy "se lleva" más la línea de andar por casa, quiero reivindicar la línea de los elementos esenciales, y tanto más cuanto más respondan a una forma de vivir las esencias por parte del creador. Hay gente que reivindica la calle y las tabernas porque su vida anda en ellas; pero que deje que quien ande en la naturaleza o se sienta a la altura del valor de la mirada, por ejemplo, que lo exprese dignamente y que ello no suponga un repudio para nadie. La clave sigue estando en la confianza que ofrezca el autor y la trabazón entre su creación y la escala de valores que proponga. No está hecha la miel para la boca del asno. ¿Vale, troncos? Pues eso.
Pero vaya ya un ejemplo. Quiero reivindicar el valor de textos tan puestos en cuarentena hoy como "Platero y yo" en los que se mira y se ve de otra manera, en los que los sentidos sienten de verdad, en los que la naturaleza adquiere fuerza primigenia, en los que la emoción es también experimental, pero consecuencia de una experiencia interna y personal, en los que no hace falta estar borracho de bebida porque hay otras borracheras tan demoledoras como las del mejor ron añejo, en los que las cualidades manifestadas por los adjetivos muestran los perfiles más vistosos de las cosas, en los que la afectación solo lo es para el lector que no es capaz, porque no quiere, de ponerse en la misma situación, no está predispuesto al sentimiento y al gozo. Desde una azotea, Juan Ramón (el lector)domina todo, por ejemplo "los graneros, donde el amor violento hace, redondo, ciego y cerrado, de las suyas..." Claro que se podía haber sustituido por algo así como "los graneros, donde dos muchachos, huyendo de la vida, se deshacían en un polvo espectacular". Vale. Me quedo con a) por sugerente, por dominio del ritmo, por lo que me aproxima a la descripción..., por todo.
Pues eso, lo dicho, que hay también gente que ni está todos los días en los bares, ni tiene en su mente a cada hora los muslos de una mujer, ni entiende que la creación tenga que ser un acceso formal inmediato a la realidad.
Y todo ello sin menospreciar otros tipos de creación, que a mí también me gustan, claro. Hay experiencias de todos los sentidos y de todos los niveles. Vaya que si las hay.

domingo, 16 de diciembre de 2007

BALI-VALE

Los medios comunican y proclaman el acuerdo al que se ha llegado en Bali respecto del cambio climático. Es este un asunto que me concierne personalmente tanto como concierne a la comunidad en general. Ya he dejado en otras entradas opinión al respecto. Resumo y repito que el tema hay que tomarlo sin alarmismos pero sin pausa, porque los efectos, a pesar de lo que "diga mi primo", etán a la vista del que quiera mirar. Un ejemplo inmediato: estamos a mediados de diciembre y en esta sierra de Béjar no hay ni un gramo de nieve. Las vacaciones de Navidad están a la vista y todo el asunto del esquí tendrá que esperar a mejor época si no cambia todo drásticamente, y no tiene visos de que así sea. Como diría el pedagogo, los ejemplos se pueden multiplicar.
No es poco que hasta los más reticentes vayan soltando lastre y sumándose al carro de lo evidente. Curioso resulta observar que, como ocurre siempre, son los más conservadores (en algunos casos los de extrema derecha, como ocurre en nuestro país) los que más pegas ponen siempre a cualquier cambio de actitud. Después, como ha hecho históricamente la iglesia, se pondrán a la cabeza de los conversos, como si el cambio hubiera sido propiciado por ellos. Y todo ello contando con el falso aprovechamiento de los pescadores en río revuelto y de los de la buena voluntad, que también los hay.
Pero, naturalmente, los acuerdos tienen virtualidad si se analizan y se cumplen sus condiciones y si no queda todo en papel mojado. Fundamentalmente esto implica un cambio en la escala de valores y esto es ya harina de otro costal a la hora de poner manos a la obra. ¿Cómo se puede entender una lucha contra el cambio climático sin asumir las condiciones de un crecimiento sostenido? Y si esto es así, ¿qué tienen que decir los liberales al uso y al abuso y los del libre mercado? Pues lo que vienen diciendo, que se resisten a todo y solo entran por el aro en el último momento y ante hechos prácticamente consumados. Véase, si no, el caso de los Astados Unidos o de la derechona española. Pero es que, además, esto implica un planteamiento global de la economía y del desarrollo mundial. Como para irle con estos argumentos a los países más ricos y a las clases más privilegiadas. Con lo bien que están ellos y ellas subidos en sus riquezas, en sus yates, en sus posesiones y en sus dineros. A ver quién empieza a sacudir la modorra del resto del personal cuya aspiración máxima es la de emular a esas minoría para ponerse junto a ella o en su lugar. Me estoy refiriendo, claro, a la enorme cantidad de esclavos agradecidos que pululan por el mundo, que sufren casi todas las penas del sistema y que, encima, lo aplauden y lo soportan contentos e imbecilizados.
No es menor tampoco la labor de los dirigentes responsables que tienen que poner las peras al cuarto a tanto bobo como hay, que se queda en las palabras huecas y no está dispuesto, por ejemplo, a apagar las luces por la noche, en los bares y discotecas, un fin de semana y, sin embargo, todo se le va en gritos para el cierre de centrales que producen esa energía.
Hay mucho que cambiar, acaso demasiado; somos muchos los que tenemos que reajustar nuestras posiciones y nuestras actividades. El peligro está ahí mismo; lo estamos notando ya. Nuestros descendientes lo notarán mucho más todavía. El planeta lo notará mucho menos y se reirá de todo porque, al cabo de un período, escaso siempre para él, se habrá recuperado, pero, en el intermedio, también se habrá reído de nosotros, acaso de manera demasiado cruel y definitiva. Y, como esto no es un cortijo que nos pertenezca solo a nosotros, algo habría que pensar en los que vienen detrás, porque también comparten esta propiedad y estas malas perspectivas.
El acuerdo de Bali tiene toda la pinta de ser otra pantomima más de las que componen nuestra vida. Pero menos da una piedra. Vale con la botella medio llena. Vale.

sábado, 15 de diciembre de 2007

INFORMAR

Los cambios políticos van dejando equipos nuevos que tienen que enfrentarse con realidades ya existentes y con proyectos ya iniciados. A veces la imprudencia, y hasta la temeridad, llevan a proponer y a empezar procesos que dejan en lodazal a cualquiera que venga detrás. Y, sin embargo, la realidad es un continuum que no tiene solución de continuidad y que hay que asumir en el estado en que se halla cuando nos toca acercarnos a intentar moldearla.
Han pasado ya más de seis meses desde que este ayuntamiento de Béjar cambió de manos en su equipo de gobierno. Parece sensato que las primeras semanas y los primeros meses se dediquen a tomar contacto con lo existente, a tomar el pulso a los ambientes y a ir proponiendo las nuevas formas que caractericen la actividad de los nuevos dirigentes. Vale. Pero el tiempo transcurre y los ciudadanos quieren ver desveladas esas nuevas formas, necesitan que se haga visible ese cambio que ellos propiciaron y están deseosos de certificar cuál es la realidad en la que se encuentran las cosas públicas.
Hay gente que está empezando a levantar la voz para pedir esas explicaciones. Creo que han tenido paciencia pero que también empiezan a tener razón desde la impaciencia. En Béjar hay realidades bastante oscuras que necesitan luz y claridad. Estas son algunas: ¿Qué pasa con el matadero municipal? Teóricamente tendría que estar en estos finales de año para empezar a funcionar. No lo estará. ¿Por qué? ¿Cómo está el proceso de licencias y permisos? ¿Cómo está el proceso legal? ¿Cuánto va a costar realmente a las arcas municipales y por culpa de quién? Quizás cuando el contribuyente lo sepa se va a asustar, pero es mejor que lo sepa cuanto antes y que conozca a quién tenemos que "agradecer" las complacencias pasadas y las manos laxas y pendulonas para que los demás fueran haciendo, con la engañifa de que se creaban unos pocos puestos de trabajo. Vuelvo a reivindicar aquí y ahora la cantidad de veces que se advirtió (léanse actas) al anterior equipo de gobierno (léase al alcalde) que las ampliaciones en Palomares no se ajustaban a derecho. Las consecuencias las vamos a ir sufriendo ahora y en el futuro. Afirmo de nuevo que el anterior alcalde, por pura cabezonería (no puedo achacarle mala voluntad), nos salió a todos carísimo, infinitamente caro, a muchos miles de euros por ciudadano. Y luego presumía falsamente de no tener dedicaciones exclusivas. Al equipo de gobierno actual habrá que irle solicitando que dé noticias de este y de muchos más procesos para que todos nos enteremos. Había un periódico municipal. Hay una emisora municipal. No sé para qué sirven.
¿Qué pasa con las empresas que se iban a instalar en la Cerrallana? Necesitamos serenamente saber para no sembrar ilusiones vanas. ¿Y el Parador? ¿Terminaremos haciéndolo? ¿Dónde? Creo que, en este último asunto, todos hemos mareado la perdiz hasta dejarla atontada y sin fuerza para el vuelo. La pérdida de este proyecto no lo perdonaría la ciudadanía en mucho tiempo. Es un valor seguro en puestos de trabajo y como elemento de referencia y publicidad continuada para la ciudad. También necesitamos conocer quién ha dado más largas al asunto y quién está dispuesto a tomar el toro por los cuernos. El tiempo se agota.
¿Y La Condesa? Los plazos se agotan (¿o se agotaron?)y no avanzan las obras. Los contratos están ahí para ser cumplidos en toda su extensión. ¿Cómo va todo eso? Los vecinos necesitan conocer qué pasa con todo el proceso.
Hay muchos elementos más que perfilan una actuación pública que ya se echa en falta y que aguardamos con espectación. Yo sigo confiando en la capacidad y en la dedicaciòn del equipo de gobierno actual, pero le pido, como pechero, que me informe y que informe a todos. Las comunidades necesitan referentes desde los que actuar y con los cuales ilusionarse. En Béjar hay futuro si lo queremos todos. Y seguramente lo queremos. Hay que pedir que esas estructuras estén en la calle, que sean del conocimiento de todos, para que todos particpemos de los éxitos o de los fracasos.
También esto forma comunidad, como lo forman las acciones individuales y cotidianas: las compras, las aceras, el trabajo, las lecturas..., el discurrir sencillo de tantas sensaciones.
Venga, tíos, sin miedo. Que caiga quien tenga que caer. Y no se haga por tirar al suelo a nadie (¿para qué?) sino para que todos se animen y se ilusionen. Esa sí es forma de hacer comunidad y ciudad. Venga, tíos.

viernes, 14 de diciembre de 2007

DÍAS DE EXÁMENES

Ando estos días muy ocupado con las correcciones de papeles y con el cumplimiento de esa obligación administrativa de poner nota a mis alumnos. La ley obliga a marcar las espaldas de los alumnos con unas notas cada cierto tiempo. Cuando esto sucede, lo que realmente hacemos es clasificar y ordenar a los muchachos que pertenecen a un grupo en aprobados y suspensos, en este es bueno y este malo resumido en una nota numérica que luego exhibe o esconde delante de los demás. En el momento del fin de curso, damos paso o cortamos el grifo dándole una vuelta de tuerca al sistema y olvidamos todo como si nada hubiera ocurrido hasta el curso próximo.
Nunca he creído mucho en el valor de los exámenes. Ahora creo menos todavía. Y no será por no haberlos realizado yo como alumno (tres títulos universitarios adornan mi pared), sino porque no les encuentro utilidad si no es para esconder tantas deficiencias como tiene el sistema. Y sin embargo los hago, y los corrijo, cada vez con más fastidio y utilizando mis trucos para tardar lo menos posible. O sea, me someto al sistema. Es verdad que añado, con mucho valor, los trabajos en forma de ejercicios, cuadernos de escritura e intervenciones en el aula, pero ahí ando, bajando la cabeza y sometiéndome, haciendo como que justifico un poco las pelas que me dan sin dar demasiada guerra a las fórmulas establecidas. ¿Para qué sirven realmente los exámenes? !!Es que, si no, el alumno no estudiaría nada!!, responderían casi todos. ¿Quién lo ha dicho? ¿No se hartaría de estar en clase sin hacer nada, sin ver que no adelanta nada y perdiendo el tiempo como un imbécil? Si alguna virtualidad tienen estas pruebas es la de encerrar en la habitación al alumno hasta la hora en la que tiene que soltar en un papel unas respuestas, casi siempre memorísticas y dispuestas a correr al limbo del olvido en cuanto se sale de las paredes del aula. ¿No será mejor hacer reflexionar y trabajar al alumno en ejercicios, en trabajos y en actuaciones orales y escritas? Yo suelo mostrar orgulloso a mis colegas los cuadernos que componen mis alumnos con ejercicios y con creaciones propias; sin embargo, casi nunca enseño los exámenes porque me da un poco de pudor y de vergüenza.
La consecuencia es elemental: casi todos los alumnos terminan aprobando la asignatura con la suma de todas las componentes y actividades. Y yo tan contento. Solo terminan suspendiendo los que día a día se descuelgan en el esfuerzo y en el trabajo continuado. Como a mí, además, me parece que el "estado natural" del alumno tiene que ser el aprobado y no el suspenso, no me llega ningún reparo en los resultados finales.
Ya se ve que esto nada tiene que ver con el asunto este de los exámenes y aprobado o suspenso, y mucho menos con la "norma" universitaria de examen y suspenso o aprobado una vez al año. Me parece que estos sistemas de examen y eso es todo son los que realmente provocan la vagancia, el estado de tensión, la dejadez, el sistema de la suerte y del último día y, en fin, el estado de enfrentamiento con los exámenes como una competición que hay que saltar para olvidarse de ellos en cuanto se ha dado el salto. ¿Dónde está el desarrollo de las potencialidades de los alumnos en un sistema puro y duro de exámenes? Como mucho se pondrá a prueba la memoria, pero escasamente el trabajo y mucho menos la participación y el esfuerzo continuado. Y luego los que más defienden estos sistemas de siempre son los que predican el esfuerzo y despotrican cada hora por la situación de los alumnos y del sistema de enseñanza. El mundo al revés.
Todo esto, para más inri, pensando en que las notas clasifican bien a los alumnos, que eso habría que demostrarlo. Y, si así fuera -harto improbable- ¿para qué seguirían sirviendo las notas? Para clasificar alumnos en buenos y malos, o sea, para perpetuar el sistema social en el que estamos. Y, coño, que es manifiestamente mejorable. Algo habrá que hacer para cambiarlo y mejorarlo. Cualquier día tiro al cesto de los papeles todos los exámenes y me quedo solo con los cuadernos y con los trabajos. Si me atreviera...

jueves, 13 de diciembre de 2007

DÍAS EN BLANCO

¿Cuántos días en la vida pasan en blanco? Seguramente, en forma absoluta, ninguno; pero en porcentajes importantes, demasiados. En demasiadas ocasiones llega la noche y prefiero no echar cuentas porque me sale un balance demasiado pobre. Son demasiadas las pisadas y los hechos realizados por pura repetición y al amparo del impulso y de la inercia. El ser humano anda instalado en una rutina diaria que lo mece y que lo va llevando sin oposición hacia ninguna parte. Y nadie puede estar del todo seguro -yo desde luego no- de que esto no sea ni bueno ni necesario. Porque andar decubriendo cada paso sería hermosísimo pero acaso imposible e insoportable. La repetición tiene su acomodo y su cuerpo de seguridad, su certeza de que no te la vas a pegar en cada esquina, la estimación de que lo que vas a hacer tiene su resultado previsto, la constatación de que te puedes mover con alguna soltura.
Pero lo imprevisto es también lo novedoso, lo inesperado, lo que más se goza, aquello que se hace más personal, lo más propio e intenso. Un día cualquiera se va hollando sin percepción individual, como dejándose llevar, sin consciencia; un día en el que se espera hacer algo nuevo se desea más, se prepara o se sueña con otros ojos, se vive de otra manera, aun cuando después de pasado deje el poso de que, en realidad, los hechos tampoco han sido ni tan novedosos ni tan especiales.
Cuando no sabemos vivir con intensidad y novedad cada uno de los días y de las horas, al menos tendríamos que tener la capacidad de la sorpresa y de la satisfacción por el simple hecho de haber vivido. Es la propia vida la que nos ofrece demasiadas posibilidades y sorpresas como para estar satisfechos y contentos. Cualquier actividad que se produce, bien mirada, resulta un gran milagro de la vida, por nuy grosera y mostrenca que sea. ¿Quién no sonríe alguna vez cada día? Examínese qué hay detrás de la risa y se descubrirá con sorpresa lo maravilloso que resulta. O piénsese en cualquier emoción, cuando el ánimo se altera y se descontrola ante tantas cosas. Yo confieso que la emoción me visita a diario y muchas veces. En muchas ocasiones sin razones aparentes. ¿Qué proceso químico hay detrás de cualquiera de mis emociones? ¿Es que no es cierto que la siempre difícil convivencia es siempre un milagro de la vida? Y la convivencia está en la esencia misma de todos nosotros y de nuestro diario.
Son tantos los días que transcurren aparentemente en blanco... Pero deberían pasar solo en blanco en lo que se refiere a asuntos especiales, nunca en lo concerniente al gozo de los sucesos pequeños y repetidos que nos aseguran la certeza de la vida y de sus maravillas. Esta mañana he vuelto a contemplar a las cigüeñas, he dado mis clases, estoy en casa con mi familia, escribo algunas líneas, pienso en personas, veo, gusto y oigo, leeré como siempre, sentiré, desearé cosas, escucharé la radio, me he sentido ungido por el sol, miraré a la montaña desde mi terraza, veré caer la tarde (ya la veo), me sentiré sumergido en la noche..., en fin, viviré. Remedando al anuncio, lo normal para un ser humano. Nada especial, nada novedoso ni digno de ser anotado aquí como raro o único. ¿Otro día en blanco? Ni hablar. Quedará en blanco si no sé mirar y oír, si no sé gozar del sol y de las cigüeñas, si no me siento a gusto con las personas que me rodean, si no me emociono con tantas pequeñas cosas que me suceden aunque yo no las haya buscado.
Es la vida tan bella, que no puedo dejar que los días me pasen por encima; tengo yo que hollarlos y sacarle producto a sus caminos, que siempre son muchos y muy sabrosos.

Es el color la esencia en tu mirada,
definitiva forma de ahormar la mejor vida;
la espera desespera, y en las algas
existe ya la vida más compleja.
Vivir es dar sentido a cualquier brizna
de la frágil materia. !Si supiera
resucitar con fuerza cada hora!

miércoles, 12 de diciembre de 2007

MÁS CIERRES

Ando estos días bastante ocupado con la burocracia maldita de poner y corregir exámenes. No creo mucho en ellos, o más bien casi nada, pero me llevan tiempo y me lo hurtan para otras ocupaciones. Me queda, no obstante, siempre algún ratito para echar una ojeada a los periódicos que llevan al centro. Hoy, en los provinciales, se daba la noticia del cierre de otras dos fábricas. En una trabajan más de veinte personas y en otra unas diez. Tengo la impresión de que las empresas textiles que quedan se pueden contar con los dedos de la manos. El goteo permanente de cierres ofrece la certeza de las muchas fábricas que han estado activas en la historia textil de esta ciudad. Cuánta mano de obra, cuantos metros de tela, qué monocultivo tan permanente, cuánta vida de la ciudad en torno de este asunto de las telas. Con su cierre no solo se dejan de fabricar metros de tejido y de pagar sueldos, se producen muchas más renuncias. El monocultivo conlleva una forma de vida, unas costumbres, unos horarios, un vocabulario, una escala de valores, unos grupos sociales... Todo desaparece y se cambia por otras posibilidades. Y todo cuenta, no solo el número de parados, que aumenta, sino también la renovación social que se hace necesaria. Todo esto explica el desajuste social que se viene produciendo en esta ciudad estrecha en los últimos decenios, la curva de población actual y las perspectivas que el futuro ofrece. Son muchas las variables en las que estos cambios se pueden seguir pero en pocas como en el de la emigración de jóvenes y gentes en edad productiva. Son muy pocos los muchachos que permanecen entre nosotros y, con frecuencia, se trata de aquellos que no muestran precisamente las mejores ilusiones. El día del bejarano ausente se debería llamar el día del joven bejarano ausente. Si lo sabré yo con mis hijos. Y eso que existe una Facultad universitaria de la que enlazan el estudio con el trabajo y la posición social.
En el recambio inevitable se abren otras posibilidades que andaban tapadas anteriormente y que espolean la necesidad de aguzar el ingenio y de atreverse con nuevas posibilidades económicas y vitales. Y el caso es que, si uno abre la mirada, van saliendo unas pocas: rehabilitación del cauce del río(en la intención del equipo de gobierno), rehabilitación del casco antiguo, museos, Covatilla (ay, la nieve), la urbanización de la Condesa, la eterna y lujuriosa naturaleza, el polígono, y, en él, el matadero con sus posibilidades, los centros comerciales, los centros educativos y culturales, los centros hosteleros, el Bosque y el Parador (!!nos aclararemos de una vez!!)...
Para todo ello hay que lograr concitar la atención y el empuje de todos los colectivos de la ciudad y marcar algunos objetivos generales por parte del ayuntamiento. Porque, si faltan fuerzas o se ponen muchas piedras en las ruedas, el carro se va a atascar. Hay que poner a producir a toda la población. También a los jubilados, a los que hay que sacar de los juegos, de cobrar la pensión como única ocupación, de las series de televisión y de los paseos por el parque. Suyas son la experiencia y buena parte de las ideas: no pueden permanecer al margen. Son, además y por desgracia, la mayoría en nuestra ciudad. No podemos convertir esto en un solar para la tercera edad sino un espacio para la convivencia y para las ilusiones colectivas.
¿Es posible esto en una sociedad que tiende al individualismo y al sálvese quien pueda liberal? Como no lo reivindiquen los sectores más necesitados, sencillamente no será. A ver si en estos meses, en los que andamos de rebajas y ofertas de promesas políticas y electorales, se despertara algo del letargo. Ojalá.

martes, 11 de diciembre de 2007

LA FINITUD Y LA BELLEZA

"La finitud es un atributo básico de la belleza porque únicamente a su vera fermenta la intensidad necesaria para que estalle el placer." La posible verdad que guarde esta afirmación me sugiere muchas cosas y no sé en qué medida estoy de acuerdo o en desacuerdo. Su reconocimiento implica renunciar a las verdades eternas o simplemente a las verdades, a esas que parecen definitivas, a esas por las que se pierden esfuerzos y que, una vez alcanzadas, sirven de soporte y de meta en la que instalarse para siempre. !Ay el relativismo y lo postmoderno! O acaso no haya que aspirar más que a verdades momentáneas, esas que son capaces de deslumbrar en un momento por su figacidad, por su belleza inmediata e inesperada, por su rareza, por su capacidad de atracción. Según esta afirmación, la eternidad, por ejemplo, sería aburridísima por su efecto de repetición y de inacababilidad, y cualquier puesta de sol, también la más hermosa, que ya es decir, perdería todo su valor si la alejamos de lo instantáneo, de lo inmediato, de la finitud. Es esta una cualidad que nos obliga, además, a vivir los momentos con más intensidad, concediéndoles el valor de lo único, de lo irrepetible, de lo esencial y fútil a la vez, de lo inesperado, de lo sorprendente, de lo nuevo, de lo creado, de lo que dura y tiene fecha de caducidad. Tal vez sea cierta la segunda parte de la afirmación: a su vera y con estas condiciones, el placer tiene que estallar, el placer de lo que impacta, el placer de lo que atrae, el placer de lo inmediato, el placer de lo inesperado, el placer de lo único, el placer de lo instintivo, el placer de lo nuevo, el placer de lo que te supera por raro y sorprendente.
Si esto fuera así, tampoco haría falta acercarse a hechos muy especiales para sentir el placer y la satisfacción. Casi cualquier cosa vale si se considera como única y especial: una puesta de sol, un paisaje, la noche o el día, la belleza de cualquier persona, la sinceridad, una hermosa montaña, un paisaje vegetal o mineral, el agua corriendo o la nieve, unos ojos expresivos, la mirada sincera, una imagen literaria, el sabor de una comida, un rato de compañía agradable, una voz melodiosa, la sonrisa de un niño, la bondad de tantas personas,una ventana bien construida, la sonrisa de una mujer, una habitación ordenada, una llamada de teléfono a tiempo, el aprecio de lo inmediato, el sentido común y la buena voluntad, un café compartido... El mundo entero como suma de sucesos.
Qué curioso que haya que partir del sentimiento de finitud y de caducidad para vivir con intensidad los hechos de la vida. Yo no quisiera renunciar del todo a esos otros conceptos que aspiran a ser permanentes porque creo que en ellos se asienta el razonamiento humano. A mí me sirven como de vino de reserva para si falla el vino de mesa y ando en algún apuro. Pero entiendo que la actitud de reinventar la vida en cada movimiento es lo que más intensidad le puede dar a cada suceso y a nosotros mismos. Otra cosa es que estemos dispuestos a ello cada día y cada hora. Yo me declaro finca manifiestamente mejorable.
Lo que planteo no creo que sea precisamente el carpe diem sino una variable un poco más consistente y atractiva. O qué sé yo qué será.

lunes, 10 de diciembre de 2007

EL TIEMPO

Nunca la medida del tiempo puede ser lineal y no se puede medir de la misma forma para todas las personas. En algún momento puse por escrito esta afirmación tan contundente: "La medida del tiempo es la única cosa que en realidad el ser humano trae a la vida". Hoy la matizaría pero no para negarla sino para ampliarla. Pero es que, además, esa medida es individualizada, la medida del tiempo la pone cada persona y para cada una corre ese tiempo con una velocidad diferente.
A mí -será bueno reconocerlo- se me acumulan las horas y los días, los años se me echan encima y las edades se me hacen cada vez más nítidas. Y, a medida que avanza la edad, el ser se va refugiando más y más en sí mismo, delimita los hitos de su cuerpo, que se hace más certero y a la vez más débil, pone tierra por medio ante las cosas y las relativiza, y además corre el peligro de echar demasiado la vista atrás en esa panorámica que le da la experiencia. El futuro se encoge y el presente se revitaliza; el pasado sencillamente se añora.
Contra eso convendría luchar pues el futuro aguarda y uno realmente entra en edad peligrosa cuando no siente intensamente las posibilidades de ese futuro.
Hay hechos que, de repente, te ponen en el camino y delante del espejo. Hoy he visitado otra vez Salamanca, con mis análisis en la mano y a la búsqueda de cualquier confirmación que me deje tranquilo o me sumerja en otras realidades. Afortunadamente, todo bien y en regla. Son esos años simplemente que piden una ayudita para el cuerpo, un poquito cansado. Con la alegría de los resultados me he vuelto para casa, después de girar visita a mis hermanos y de darle un beso a mi sobrino Juli. En el tiempo que me ha dado el camino he pensado en tantas personas que padecen enfermedades de cualquier tipo, en tantas personas para las cuales el tiempo se alarga o se encoge a merced de lo que avance o retroceda su mal, en personas que tienen todo el tiempo del mundo por delante y en aquellas para las que la certeza del final es una realidad inevitable. Y, para algún caso muy próximo, he pedido que la realidad de la certeza de las cosas se diluya antes de que lo haga la realidad biológica. Así el dolor es menos y la consciencia mínima. Para el enfermo, claro, no para los que están a su alrededor. Y he pensado en mis hijos, llenos de vitalidad y en medio del camino.
Para alegrar lo que me resta de día, pensaré en mañana, en todas sus posibilidades, en las personas que viven cerca de mí y me quieren, y en las que viven a mi lado y me ignoran. Todas forman parte de mí y de mi tiempo, todas son yo mismo.

domingo, 9 de diciembre de 2007

ADENTRO

Leo en algún sitio: "Lo único que nos distingue del chimpancé es nuestra capacidad metafórica para ornamentar a la persona sentada al lado de sus padres en la mesa contigua en el café con los atributos que dan sentido a nuestras vidas". Y me alegra una opinión tan drástica porque la idea tal cual la vengo reivindicando desde hace mucho tiempo. Para ello solo aplico la experiencia y algo que me pueda quedar de sentido común. Lo digo a todo el mundo: nos podrán despojar de casi todo, nos pueden robar y dejarnos sin nada, nos pueden esclavizar y someter, nos pueden encerrar y privar de la libertad física, nos puede hacer cualquier cosa salvo quitarnos el poder de la imaginación. Con la imaginación puedo viajar a velocidades que para sí querría el tren de alta velocidad, con la imaginación me puedo recrear en la vista de esa persona sentada al lado de sus padres sin molestar ni a ella ni a ellos, con la imaginación puedo crear un día nublado o un día anegado por el sol, con la imaginación cambio mi aspecto y el de los demás, con la imaginación me visto y me revisto con las ropas que quiero, con la imaginación desarrollo las relaciones que me convienen, con la imaginación...
Las pautas amorosas, por ejemplo, están, como todas, en nuestro cerebro, esa máquina inmensa, alucinante, extraordinaria, insuperable, desconocida, apabullante; pero esas pautas cerebrales incluyen también las que rigen la imaginación. Vete a saber qué mecanismos son los que la regulan, pero están ahí, ahí metidas, a disposición de quien quiera echar mano de ellas. Por eso, convendría, pues de nosotros depende, ponerle a la vida un poco de salsa, un poco de guindilla, un poco de picante, un poco de imaginación. Sabremos así que esa vida es distinta de la vida de los parámetros reales más mostrencos, pero no menos real ni menos nuestra pues la queremos, la creamos y la adornamos desde el poder de nuestra imaginación.
La mayor enfermedad del ser humano es la soledad. La gente se siente sola, pero, curiosamente, teme la intimidad, recela de los tiempos muertos en los que hurgar un poco en el interior para ver qué hay o qué puede salir de ahí. Unamuno titulaba uno de sus trabajos de una manera muy llamativa: "ADENTRO". Deberíamos hacerle algo de caso.
Por ejemplo:
"Mi vida fue esperar a que vinieras;
después, vivir y amar solo contigo,
cuando la tarde se dormía en la noche
y la noche soñaba con el día."

sábado, 8 de diciembre de 2007

AMISTAD

La felicidad está en la sala de espera de la felicidad. Qué verdad tan verdadera. La sabiduría y el placer están en el camino y en la búsqueda, no en la meta ni en el hallazgo.
Los sucesos que van jalonando nuestra vida tienen su principio, su preparación, su desarrollo y su final; mostrencamente son como los seres vivos que nacen, crecen, se multiplican y mueren. Y hay sucesos anunciados que se visualizan antes de que ocurran, que acaso se viven varias veces, en la imaginación, pero que pasan con la huella de que no se van a repetir o al menos no en las mismas condiciones.
Aún perdura en mi mente el día de ayer, día en el que dimos sepultura a los restos de Juan. Este fue un hecho esperado por sabido, pero triste y hondamente gris para mí. Hoy hemos despedido a Jesús, que vuelve a su Málaga, y a Antonio y Mercedes que retornan a su Cáceres. Sé que el encuentro que hemos tenido estos días en Béjar no se repetirá con frecuencia; sé también que cada día tienen menos asideros para volver y que todo se espaciará porque la vida lo quiere, y porque uno es de donde vive y no de donde nace, aunque un poquito sí; y sé que lo que sabía que se iba a producir me ha durado más en la mente que lo que ha querido la realidad. También es verdad que la amistad no se rompe con la distancia, pero sí se hace más conceptual y menos práctica. Y por eso ahora estoy un poco más vacío, como con el sentimiento de que algunas cosas se van y no vuelven, de que las etapas son las que son y como son y de que la vida es un torbellino que nos arranca y nos voltea a su antojo.
Y quiero reafirmar hoy y ahora el valor de la amistad, la del amigo muerto y la de los amigos vivos, la del que ha fallecido y la de los que están en la distancia, y la de todos los que quieran sumarse a ese estado en el que importa poco lo que no sea buen ambiente, comprensión y agradable intercambio. Es la forma menos mala de sobrellevar esta vida, estos días grises, como el de hoy.

viernes, 7 de diciembre de 2007

ENTIERRO DE JUAN



Hoy he realizado varias cosas. Pero hoy, sobre todo, ha sido el día del entierro de Juan. Hoy ha amanecido un sol espléndido. Pero hoy es el día del entierro de mi amigo Juan. Hoy la tarde se ha puesto gris a eso de las cinco de la tarde y ha amagado lluvia. A esa hora enterrábamos a mi amigo Juanito. Hoy he cultivado la amistad con Jesús Majada en un paseo por las laderas y caminos que nos han llevado hasta el Regato de las Palomas. Pero hoy es el día del entierro de Juan. Hoy han venido Miguel Ángel y Merce un ratito a casa. Pero hoy es el día del entierro de Juan. Hoy he pensado en muchas cosas. Pero hoy es el día del entierro de Juan, de mi amigo Juan, de nuestro amigo Juan. Hoy han sucedido muchas cosas en el mundo. Pero hoy es el día del entierro de Juan.
Para el momento de darle sepultura preparé unas palabras que no pude leer porque me hallaba sin fuerzas. Jesús estuvo al quite y las dejó con clara voz en público. Gracias, amigo. Yo ahora las dejo también aquí por si alguien más las quisiera compartir y para que duren un poco más. Va por ti, amigo Juan. De tus amigos:

Querido Juan:
Hace ya bastantes días que nos dejaste secos y aturdidos al enterarnos de que la muerte te había tomado en sus manos sin avisarte y sin avisarnos, sin permitirnos siquiera un abrazo de despedida. Todos esperamos que, cuando la vieras cara a cara, no se mostrara demasiado altiva ni se ensañara contigo y con tu soledad y desvalimiento. ¿A quién representa esa muerte que no permite ni la excepción ni la más mínima súplica?, ¿cuál es su empeño al llevar a un ser vivo contra su voluntad y a medio camino de su carrera en la vida?, ¿por qué no hay justificación racional y solo realidad del dolor y certeza de la muerte?
Porque estabas a punto de cambiar tu destino y tus horarios; porque habías soñado un retiro tranquilo en la placidez de la costa, junto a algunos de tus amigos y junto a tus hermanas; porque ya tu recorrido laboral había sido extenso y habías dejado esfuerzos y sudores en Béjar, Bilbao, Barcelona y, sobre todo, Londres; porque te habías doctorado en torear la soledad y en saludar la compañía; porque tus amigos siempre gozamos de tu hospitalidad y de tu generosidad; porque tu casa siempre estuvo abierta y tu bondad al quite; porque tu escasa estatura se agigantaba en el plano moral; porque tu tono era bajo pero tus palabras altas; porque siempre fuiste ejemplo para nosotros de lo que es el cultivo de la amistad… Por todo eso y por tantas cosas más, Juan, Juanito, Juanitín, hoy te decimos adiós forzados por el hecho de la muerte. Pero nos resistimos a que ese adiós sea definitivo. La verdadera muerte tiene sus territorios en el olvido, “donde habite el olvido”, como decía el poeta. Nosotros queremos ponerle candados a ese olvido con la presencia del recuerdo, con el recuerdo que tú nos dejas, con la fuerza del ejemplo de tu amistad, con la alegría de saberte un buen tío, un tipo de fiar y en quien confiar. Un buen amigo.

También en Londres llueve mansamente
Ahora que acogen tristes estas tierras
Estas cenizas que despiertan penas
Desde el momento exacto de tu muerte.

Hoy tu voz, Juan, resuena en nuestras mentes,
Vivo ejemplo es aquel que aquí nos dejas,
Como es oscuro el suelo en que te quedas
Para entender nuestra amistad por siempre.

Has dejado sin risa nuestras vidas,
Tu corazón sin tráfico, tus ojos
Dispuestos para amar desde esta orilla.

No serán para siempre tus despojos
Recuerdos y cenizas sin sentido,
Sino amistad eterna y amor vivo.

Y aquí responde Juan con Juan Ramón Jiménez:

“Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
Cantando…
Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
Y tocarán, como esta tarde están tocando,
Las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
Y el pueblo se hará nuevo cada año;
Y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
Mi espíritu errará nostálgico.

Y yo me iré y se quedarán los pájaros
Cantando”.

Con estas palabras poéticas nos quedamos, con ellas te dejamos. Y con este aplauso que agradece todo lo que significas para nosotros.

jueves, 6 de diciembre de 2007

MORIR SOLO


¿En qué medida puedo relacionar la individualidad con la inmortalidad? Andamos acostumbrados a imaginar que solo aquel que se individualiza en el arte o en cualquier otra faceta de la vida está en camino de convertirse en inmortal. Así, un creador literario o un pintor serían inmotales en tanto en cuanto se les ocurrió una obra desde su soledad y por la distinción de que a nadie más se le ocurrió algo semejante. Y tal vez sea verdadere esta exposición. Creo, sin embargo, que esto solo se puede -y habría que ponerle demasiados matices y atenuantes- aplicar al campo de la creación artística. Desde el punto de vista estrictamente biológico, la individualidad en alguna medida lo que supone precisamente es la mortalidad. El hecho de que un ser no consiga unas relaciones amorosas o sociales satisfactorias a lo que conduce es al aislamiento y al horizonte de la finitud con la muerte de ese individuo. ¿Cómo se podrían explicar, si no, todas las relaciones amorosas? En el fondo no son otra cosa que un mecanismo formidable puesto al servicio de la supervivencia. En las relaciones amorosas se comparte, se sufren privaciones, se goza ve vez en cuando, se reproduce la especie, se encuentran apoyos en momentos difíciles, se reparten tareas, se seleccionan parejas y en esa selección mejora la especie, se corteja lo selecto, se rechaza lo imperfecto, se sobrevive en los otros...
No estoy despreciando las vidas solitarias, tan hermosas casi siempre, porque las relaciones pueden ser entre iguales o entre desiguales, y uno puede amarse consigo mismo o con conceptos; solamente constato aquí que la soledad es buena o mala según su uso y su búsqueda, y que la individualidad supone en buena medida perspectivas de egoísmo y de fracaso con fecha de caducidad en el horizonte, que ese precio es alto y no se debe ocultar a quien quiera pagarlo, porque en su derecho está, pero desde el conocimiento de la realidad. Como lo está de la elección de la pareja con todas las limitaciones y privaciones que supone.
Porque resulta inevitable, a pesar de las prisas de diario, echar la vista atrás y analizar serenamente la perspectiva en la que se ha ido configurando el amor, sus bases físicas y evolutivas y, otra vez, el fabuloso mundo de nuestro cerebro en el que se asientan tantas posibilidades y realidades apenas descubiertas y mucho menos gozadas y sufridas por nosotros.
Somos células reaccionando en una red extraña y gigantesca. Apenas conocemos los raros mecanismos que conducen sus comportamientos, que son los nuestros. La historia nos ha ido engañando con los hermosos sucedáneos de la religión, de la imaginación y del arte. El ser humano tiene que seguir siendo el animal que mejor sepa engañarse, pero siendo consciente de que se está engañando. Y, entre los hombreS, el creador, el perfecto fingidor. Pero los muros lentamente se van derribando y las realidades de la otra orilla van quedando al descubierto. Tenemos que mirarlas con admiración y con serenidad. Para la decepción y para el entusiasmo. Somos lo que somos. Todos.

Y llegan mis amigos. Y los restos de Juan para enterrarlos en Béjar, al lado de sus padres. Buen fin de semana para sentir y pensar. Porque la amistad no es más que otra variante del amor. También con bases físicas y motoras. A pesar de las buenas intenciones de Platón y su Banquete. Agur.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

INFORME PISA



Nueva entrega del informe PISA acerca del estado de la educación. Demasiado revuelo y ninguna propuesta de mejora, solo lamentos y quejas. Lo de siempre: esto está muy mal, los alumnos cada vez saben menos, no se favorece el esfuerzo, bla, bla, bla...
Me parece que se simplifican damasiado las cosas y que se dan por hechas realidades que no están ni mucho menos probadas. Menos mal que he leído un par de reflexiones, en forma de artículos de prensa, que me dejan un poco más tranquilo. Por lo que a mí respecta -se me ha de reconocer que tengo la ventaja de estar directamente en las aulas, y que aún me queda un pelín de empuje-, tengo que apuntar aquí que me tomo todas las estadísticas con calma y sin presiones, que creo que la realidad es un poco más compleja y que nunca la situación es tanto ni tan calvo.
De nuevo se vuelven a centrar los focos en los alumnos y nada más. Y el panorama es más amplio: padres, profesores, medio ambiente, administración y sociedad. No veo que se le hinque el diente a ninguna de las demás variables. Es posible que todo lo que se afirma del alumnado sea cierto, pero con calma, please, que hay de todo y para todos. Estoy harto de ver que los que más protestan son los que más se someten a los programas en sus partes teóricas y gastan sus esfuerzos casi exclusivamente en desarrollar teoremas o en dibujar árboles sintácticos. Y no, tíos, no, por ahí no llegamos a ningún sitio, salvo a crear un alumnado ajustadito a unas normas pacatas y a alejar de la pasión por aprender a todo hijo de vecino. Parece que el apartado en el que peor se presenta el panorama es el de la lectura. Vale. ¿Cuánto lee el profesorado? Que hagan encuestas y que publiquen los resultados. La lectura facilita el molde a través del que tiene que venir siempre el material de todos los saberes, por eso resulta esencial. ¿Quién dedica tiempo a leer en las clases? ¿Cuántos profesores tienen algún contacto con la escritura propia y se atreven a redactar con corrección y riqueza léxica veinte líneas? ¿Cuándo se han realizado unas pruebas de ortografía al profesorado que impliquen no separar el sujeto del verbo con comas o separar las enumeraciones con este signo? Que lo hagan y que publiquen las pruebas. No tengo ningún interés en concentrar mis críticas en el profesorado; simplemente me gustaría que se abriera más el ojo y que la mirada fuera más generosa.
Un ejemplo de hoy mismo: Un profesor de Geografía (tengo buen concepto de él) llevaba un mapa para enseñar a sus alumnos los accidentes geográficos de Asia. Muchos de sus alumnos no han subido nunca a esta sierra de Béjar ni han pateado el curso del río Cuerpo de Hombre !!Y lo tienen a la vera de sus casas!! ¿Para qué los accidentes geográficos de Asia de estra manera? Anda y que les den. ¿Dónde está la evaluación continua del profesorado? Los alumnos "pagan" con los suspensos; y el profesorado ¿con qué paga sus deficiencias? De verdad que no quiero tirar piedras contra mi propio tejado, pero a mí que no me cieguen con algo tan alicorto.
La causalidad es siempre múltiple, pero, si hay que focalizar, hágase con la escala de valores liberaloide que domina esta sociedad, con famsos a gogó en las televisiones dominadas por los accionistas de rigor, con nuevos ricos por todas partes que no han necesitado esfuerzo sino un golpe de fortuna para forrarse, y pásense por los deportes, pasarelas, torerías o musicales "en concierto" y luego hablamos.
Que no, coño, que no; ni informe PISA ni leches. Más reconocimiento para otros valores, más reconocimiento social, más esfuerzo y control para todos. Y menos reproducir una sociedad en la que el que ocupa su puesto por sus merecimientos es una excepción y no la regla. Y los que tanto despotrican sobre la inutilidad de las leyes educativas y sobre los alumnos que exijan más, y que se exijan más a sí mismos para sacar las potencialidades a sus alumnos y no para hacerlos reproductores mecánicos de esquemas cada día más viejos y caducos. Aunque nos sirvan a muchos para ganar la sopa boba y llegar a fin de mes con desahogo. Vale
Y me voy de puente, que tengo ganas.

martes, 4 de diciembre de 2007

HOY, SOLO HOY

¿Por qué los días se suceden sin que yo advierta nada diferente en ellos y yo, sin embargo, me veo un poco diferente a medida que van pasando? En realidad me van sucediendo cosas, participo en acciones, los demás se mueven a mi lado, unos seres se van muriendo, otros nacen, mis alumnos siempre tienen la misma edad pero yo cada vez soy más viejo, las políticas se parecen demasiado y eso no me gusta... ¿Por qué suceden tantos hechos sin que yo los sepa ajustar en un esquema que los explique y les dé sentido? ¿Qué pasaría si yo supiera con certeza que hoy hace sol pero que para el fin de semana lloverá y tal vez nevará? ¿Y si supiera lo que va a suceder de hoy en un año y el sentido que tendrá?
Tal vez el sentido más positivo sería el de mirar siempre hacia el futuro y tratar de dejar atrás el pasado; de ese modo acaso todo se sintiera con el peso del hermoso susto de lo desconocido, de aquello que aparece en nuestra vida por primera vez, de lo que se espera como un niño para ser gozado. Voy a tener que creer de nuevo en el Año Nuevo y en los Reyes Magos como única manera de mantenerme un poco joven de espíritu. Porque quiero seguir sorprendiéndome con todo lo que de positivo y bueno tiene la vida, me gustaría vivir cada día como algo no repetido y que contiene alguna dosis de sorpresa, quisiera esperar el alba con la posibilidad de encontrarme con una nueva luz o al menos con la posibilidad de otra mirada para la misma luz, desearía que la naturaleza, esa suma que está antes y después que cualquier se humano, me acogiera como uno de los suyos y estaría contento si tuviera la sensación de vivir un poco entre las cosas pero sin las cosas, con los demás pero con el respeto de los demás, con los devaneos de cada día pero un poco al margen de tanta mezquindad y de tanto navajeo. Seguramente pido demasiado, sobre todo desde mi contradicción de ser solitario pero también de ser social, del que necesita la soledad pero no se concibe tampoco sin la presencia de los otros, que me moldean, que me conviven, que me definen.
Y quisiera seguir profundizando en la infinidad de maravillas con las que me apabullan el ser humano y toda la naturaleza, ardo en deseos de saber qué es lo que provoca el amor o por qué llora una persona o mismamente por qué se siente frío o calor. En realidad no sé nada y todo me aguarda para aprehenderlo. Tengo toda la vida por delante. Tal vez hoy soy un poco menos viejo. Uffffffffffffff.

lunes, 3 de diciembre de 2007

DE LIBROS



Y van cayendo los libros sin que apenas dé cuenta de ello en estas páginas. Tal vez tampoco tenga demasiada importancia, pero se trata de mi blog y son mis cosas, mi intrahistoria y mis asuntos. El último ha sido este fin de semana. "El mundo" es el último premio Planeta, conseguido por Juanjo Millás. Millás escribe con un estilo inconfundible y logra algo que para mí resultaría prácticamente imposible, salvo que lo practicara mucho. Se trata de una extaña manera de mezclar la presentación de los elementos reales con formas de la irrealidad. De ese modo, el lector nunca sabe en verdad si los elementos que se le presentan están trabando una historia o lo que realmente interesa no es esa historia sino la manera de darle la vuelta y la presentación de la misma. ¿Es "El Mundo" una novela autobiográfica? Sin duda. ¿Le han sucedido a Millás muchos de los episodios que en ella se narran? Claro. Pero al leerlo, se podría pensar que es imposible que tal haya sucedido, que es más bien una trama irreal urdida desde la imaginación y desde los juegos idiomáticos. De hecho la trama se reduce a unos cuantos episodios biográficos, muy escasos y sin peso a la hora de concebir el resultado final de la novela,en comparación con los jugos idiomáticos y la hermosa forma de retorcer la realidad. Lo más normal en la prosa de Millás es que lo que pide la lógica dé paso a aquello que suscita la imaginación como otro ángulo diferente y en buena medida inesperado. Y esto continuamente, como rasgo estructural de la literatura de este escritor. A mí me parece que esto da como resultado que sus obras gusten mucho a un tipo de lector que esté dispuesto a seguirle el juego y a salirse del molde común de la historia, sea lineal o cruzada.
A mí me deja un sabor de boca agridulce, y, de hecho, "aguanto" mucho mejor al Millás de las columnas y, en general, de las distancias cortas; ahí el ingenio no me empalaga porque me sorprende hasta el final y me deja con ganas, como saboreando el hallazgo. Cuando la obra se alarga, no siempre quiero que se mantenga ese nivel.
Por cierto, esto del premio Planeta tiene guasa. Algunos se han hecho hasta por encargo. No sé si este será el caso, pero es un operación comercial en toda regla. El escritor no tiene toda la culpa de ello, ni mucho menos pues tiene vanidad y tiene que comer. Además Juanjo es un creador ya con cuajo y con valía. No conozco la obra del otro galardonado, pero me espero cualquier cosa y no me interesa para nada. Quiero creer que habría otras muchas obras que habrían recibido el galardón con las mismas o mejores garantías. Vale.

Se fue Fernándo Fernán Gómez. Todo un clásico en muchas facetas. También en los enfados y en el carácter. Cómo me gustaba cuando se enfrentaba a las normas establecidas mandando a la mierda literalmente a algunos periodistas. De todas las facetas me quedo con sus interpretaciones. Y de todas ellas, con aquel maestro de "La lengua de las mariposas". Yo querría haber sido en mi profesión aquel maestro extraordinario que entendía la educación como un proyecto de vida y no como una transmisión de conocimientos y una suma de exámenes. Es más, en algún momento, estoy seguro de haber sido ese mismo maestro. Sus ideales, su sentido amplio de la educación, sus ideas sociales, el sentido hondo de todo lo que hacía me conmovieron y lo siguen haciendo cada vez que reviso el texto y la película. Como sucede casi siempre, al entierro acudieron los que acudieron y cada cual se confesó claramente. Es la vida y no hay que pedir otra cosa.

Cervantes para Juan Gelman. Me hubiera gustado más Benedetti, pero está bien así. Lo malo es que Mario, por fas o por nefas, se va quedando en el camino. Parece como si a los popes no les acabara de convencer la claridad realista de algunos creadores. Ellos que se lo pierden. Que ningún creador saque pecho porque, a su lado, han quedado en el olvido muchos otros que se merecían el mismo premio con los mismos merecimientos que ellos. Llevamos unos años con premios a creadores más encarnados cerca de la metafísica del poema, como ocurrió con nuestro poeta asturiano leonés Gamoneda, al que yo he leído con pasión y de quien publiqué unas páginas y una breve antología. No pasa nada. Lo único malo es pensar en estos campos que hay gente muy buena y que otros no lo son tanto. Hay una línea más o menos nítida entre la buena y la mala poesía. A partir de ahí, todo se diluye en gustos y sensaciones diferentes. ¿A qué español le tocará el próximo año? Hay mucho donde elegir. Al loro.


He releído una "Antología sumergida", de Javier Rodríguez Marcos. La señalo aquí por buena y por lo que me ha gustado: "La gente que ha pasado por mi vida / se instala lentamente en el poema / al salir de mi mano y mientras arde / celebra estar aquí / y haber sobrevivido / al invierno más largo, a tanta ruina".

Y "Días de reyes magos", pensada para chavales pero con tantas referencia literarias, que su lectura tiene que ser demasido guiada pues puede conseguir elefecto contrario al buscado. En fin.