lunes, 31 de marzo de 2008

LA OTRA REALIDAD

¿Por qué tendrá que ser que las palabras nos confunden tantas veces? Ellas mismas son pobres, se acercan con cautela a la realidad, la representan solo en apariencia. Entre ellas y los sentimientos primeros siempre hay un descampado que nos lleva con demasiada frecuencia a la incomprensión y al desencuentro. Esos desencuentros se solucionarían si volviéramos más veces al reino de las primeras intenciones, al pálpito primero que empujó nuestras acciones. Cuando nos agarramos con uñas y dientes al tenor literal de las palabras, hay pocas soluciones y todo se nos vuelve incomprensión y malos modos. Y luego están las palabras de los otros, sus interpretaciones, que añaden confusión y ocultamiento. En esas circunstancias, buscar la solución no es nada fácil. Sé bien por qué lo digo.

domingo, 30 de marzo de 2008

OTROS DOMINGOS

La ciudad sigue sintiendo los fines de semana. ¿Con qué latidos? Tendemos a ordenar todo con algunos referentes mostrencos, de esos que nos dan en mano los medios. Como si la realidad no fuera más compleja y más diversa.
Me despiertan los domingos algunos sonidos que no sé si articulan la realidad de las venas de esta ciudad o simplemente son ecos de alguna verdad muy a trasmano y alejada. Son cosas tan sencillas como las campanas de alguna iglesia o los sonidos de algún coche que conmina a acercarse para animar al “equipo que representa la ciudad”. (¿Qué será eso de representar a la ciudad?). Lo demás son los coches que poco a poco van desperezando las calles y las van llenando de ruidos y sonidos, de algún claxon nervioso, de los que un poco más pronto que tarde se ven con su mochila al hombro, camino de la luz y la naturaleza, de los que, ya mediada la mañana, van saliendo a la calle, poblando las aceras, levantando el rumor de sus palabras, y dando fe de que la vida sigue.
Hay una cantidad de ciudadanos que apenas si perciben la mañana pues sus ojos no visitan la luz, sencillamente duermen, esperan otra luz, la de la tarde. Para esos no hay mañana, ni luz, ni los sonidos de campanas que llaman a los fieles -¿a qué fieles y a qué horas?-. Son sus ruidos las venas de la noche, sus palabras la luz de las bombillas y sus ansias las fieles compañías. Roban tiempo a la tarde y la mañana para dárselo al sueño. Ellos sabrán lo que hacen. Reconozco que los entiendo poco, que no comprendo apenas los horarios cruzados de estas gentes. Pero son sus horarios, los respeto, tan solamente eso.
Y hay otro buen montón de convecinos -los siento más cercanos- que despiertan pegados a sus preocupaciones, al enfermo que sufre, al que se enfada, a aquel vecino extraño que no entiende el valor de la buena fe y de la buena voluntad y todo lo interpreta desde sus ojos chatos y pequeños, al que sueña pensando cómo llenar el día con algo más de amor y de cariño, al que mira y no halla valor ni sentido a sus acciones, al que sencillamente se deja llevar y no hace caso de nada ni de nadie, al que despotrica contra todo lo visible y lo invisible, al que sencillamente titubea y da un paso hacia atrás y dos hacia adelante, al que cree y descree, al que se altera y al que no siente nada y se halla en el país de la ataraxia, al que …
Hay mucha vena suelta que conduce a un mismo corazón, son muchos los latidos, los ruidos, los sonidos, los ecos, los silencios de esta ciudad estrecha y encogida también en un domingo. Incluso en un día gris como el de hoy, que invita a recogerse en la terraza y a mirar cómo late, dormita y se despierta esta ciudad de Béjar donde habito. Cualquier otra ciudad es semejante, es lo que pasa, como cualquier persona, como yo mismo, sin ir más lejos.
Ayer fue día distinto, y la tarde del viernes. Fue la ciudad sin límites, rompeolas gigante de Madrid. Todo exageración, todo bullicio. Salvo aquel rinconcillo, en aquel parque, en aquel edificio, en aquel piso, donde estaba mi madre con mi hermana, donde pasé las horas contemplando su lento apagamiento, su tamiz por los días y los años, su cariño, sus besos, mi fastidio por no saber mezclar con algo de calma razón y sentimiento. También esas son venas que laten densamente en mi cabeza.

viernes, 28 de marzo de 2008

SITUACIÓN EN EL ESPACIO

Me gusta proponer como esquema de aproximación al conocimiento de un autor literario –sirve para cualquier tipo de creador- el siguiente: a) Situación en el tiempo; b) Situación en el espacio; c) Formación y carácter; d) Obras (títulos, estilo); e) Importancia. Naturalmente, todo orientado a lo que realmente importa que es la lectura de los textos.
No sé si, en realidad, no será también bueno para el conocimiento de cualquier persona normalita, con mínimas adaptaciones. Incluso para aplicármelo yo a mí mismo, como tipejo normal y cotidiano, en ese intento clásico de “gnosce te ipsum”. Hoy me provoco un juego solo con el segundo de los elementos: situación en el espacio. Soy de escaso recorrido geográfico, lo reconozco, tanto como para hacer pensar incluso a alguien que no he salido de las sierras de Candelario. De hecho, si hago cuentas, las cuatro palabras que tengo encuadernadas –bueno, son alguna más que cuatro- hacen referencia a los parajes que me han visto nacer, crecer y vivir. Parece como si todo se agotara en esos hitos, como si todo se acotara en esos parámetros. Los ríos y las peñas, las encinas y los montes que me ofrecieron las primeras luces los tengo en mi retina marcados a sangre y fuego y me sigue gustando destacarlos. Formo parte de ellos, en el fondo soy ellos. Por eso, conocerlos, remansar mi imaginación en su geografía, retocarlos mentalmente supone un efecto laudánico para mí, y, ay, algunas veces, cualquier mal entendido con otras personas. Pero qué voy a hacer si yo me encuentro a gusto. Al fin y al cabo, el mejor vehículo para viajar es la imaginación, y en esto estoy con Borges: el mejor sitio para viajar es una biblioteca.
Y junto a los paisajes las personas. También ellas me definen. Ya lo he dicho otras veces, no entiendo el concepto de ser humano sin la incorporación de la presencia de los otros. Que me perdone el magisterio de Ortega, pero voy un poco más allá de lo que propone en aquello del yo y las circunstancias. Desde hace mucho tiempo, casi todo el tiempo, vivo en una ciudad estrecha y pequeñita, a medio camino entre el conocimiento general y esa otra versión intermedia de conocer de vista a tanta gente y a poca por los nombres y los parentescos, los caracteres y las acciones. O sea, que crees conocer a mucha gente y, en realidad, no conoces de verdad a casi nadie. Acaso ni a ti mismo. En mí supone esto una indefinición que se concreta incluso en los comportamientos por las calles y aceras. No sé cuándo tengo que decir adiós, cuándo tengo que levantar la mirada, o cuándo tengo que apartarla discretamente. Este sencillo acto me provoca demasiadas situaciones embarazosas. Si a ello le sumamos mi carácter retraído y dubitativo, bien puedo parecer con frecuencia un tío sieso y antipático, cuando he reconocido que únicamente aspiro a querer y a que me quieran. ¿O acaso es mi carácter el que se explica por estos límites geográficos y por esta extensión de población? Otra vez afirmaré que la causalidad es múltiple, pero esta variable acaso no sea poco importante.
Situación en el espacio. Qué gran foco en la vida y qué espectro tan amplio. Casi asusta asomarse a la ventana porque el campo que se ofrece a la vista es casi inmenso. Pero sentarse un rato a la ventana, abrir muy bien los ojos, mirar serenamente hacia lo lejos, urdir bien los espacios, tratar de comprender a las personas y tejer un esquema de conducta parece operación bien provechosa. Habrá que echarse a ello. Hoy solo fue un detalle.

jueves, 27 de marzo de 2008

VALLE DEL JERTE

He vuelto a ver los árboles del Jerte
que ofertan una luz desvanecida.
Desde aquí, tierras altas, atalaya
que orienta la luz hacia Castilla,
(puerto de Tornavacas)
todo el valle es de plata en este marzo
que apunta la incipiente primavera.

Los regatos se intuyen resbalando
desde los precipicios y la nieve,
hasta llegar al valle, peregrinos,
confusos, cristalinos, con el agua
sembrando su monólogo imposible.

Es todo el valle un cuenco
de semen vegetal. Allá, a lo lejos,
la tarde se remansa en un pantano
donde el cielo se baña y se descubre
en la quietud extrema de la tarde.

Son los ojos la luz
y aquí hoy la luz es blanca, fagocita
los verdes prematuros de las hojas
y los grises oscuros de las ramas.
Los bancales son sábanas de espuma.

Mi corazón se marcha, solitario,
camino de las sierras y las ramas,
atraviesa del valle la espesura,
se unge con la luz, con savia nueva,
se viste con la túnica y florece
al compás del cerezo y del olvido.

miércoles, 26 de marzo de 2008

LA PARTE POR EL TODO

Hay términos a los que les cuesta demasiado entrar a formar parte del vocabulario cotidiano de cualquiera. La causalidad es siempre múltiple y no resulta productivo glosar aquí las razones de este hecho. El caso es que es real y se produce con demasiada frecuencia. A mí me ha sucedido con términos como cera y acera, o con palabras como sinécdoque y metonimia. Está claro que, aunque uno se dedica a este asunto de usar palabras, tienen más perdón las dos últimas que las dos primeras. Pero las dos parejas se han empecinado lo que no está en los escritos y yo a veces lo he sufrido hasta el ridículo.
Define el diccionario la sinécdoque como la designación del todo con el nombre de una de sus partes. El rollo ese de que si había mil almas por mil personas y tal y tal. La metonimia es aquello de la contigüidad, palabra que también hay que explicar como término y que a mí y en este contexto ya me cansa.
El caso es que yo creo que la sinécdoque -vaya palabrota, no me extraña aún que yo la confundiera tanto con su prima metonimia- se utiliza demasiado en la vida: en la familia, en la iglesia, en la enseñanza, en el gobierno, en las comunidades…, en todo. Acaso lo hacemos por comodidad y por economía, que en la comunicación funciona con la misma intensidad que en los bancos, o sea, con la máxima. Y tal vez por eso hablemos de la Iglesia cuando se manifiestan solo algunos de sus obispos -aunque en la dogmatización sea difícil establecer corralitos-, o de la ciudad cuando lo referido se aplica a solo una parte, o de la patrona de no sé que sitio cuando allí hay un buen grupo de no creyentes, o …
Durante estos días nos suena un poco más el sonsonete de la sinécdoque por la ronda de conversaciones que los grupos políticos tienen unos con otros para poner en marcha la legislatura. Así, los vascos piden no sé qué y los catalanes exigen no sé cuánto. Y de tanto ronronear nos hemos quedado con el sonsonete y lo hemos dado por bueno. Lo hemos interiorizado, como se dice ahora. ¿Qué es eso de los vascos o los catalanes? Se trata solamente, como todos sabemos, de algunos representantes de algunos catalanes, vascos o de otra parte, nada más que eso. Es este un caso clarísimo de sinécdoque que ensucia la realidad y que la pervierte hasta convertir lo singular en general y lo particular en universal. Tanto lo hemos interiorizado, que los otros representantes lo dan por bueno y no alzan la voz, y no dicen ni mu aunque los llamen cabestros.
Coño, que nos sirva para algo nuestra profesión, aunque solo sea para no pervertir con este descaro el significado de las palabras. Esto de suplantar el valor de las personas y subsumirlo en la simbología de los pueblos siempre fue peligroso. Por luego.

Pero me alegra la tarde una llamada de Morante en la que me conmina a mandarle unos datos biográficos y poéticos para colgarlos en la página Afinidades Electivas. Soy muy reacio a estas cosas, pero lleva ya tiempo dándome la vara cariñosamente y hoy me ha desarmado. Prometo el envío. En la conversación se cruza su entrevista en la revista El coloquio de los perros (en la que , por cierto, se me cita y se me atribuye algún mérito que no poseo). Contribuí a prepararla y, sobre todo, de ella extraemos jugosos comentarios, pues con Morante siempre es interesante hablar de poesía y de creación. Es un tipo estupendo, gran lector, creador y conocedor de la poseía actual como pocos. Un fuerte abrazo, tío. Esto también me salva.

martes, 25 de marzo de 2008

LA GRACIA DE IGNORARSE

Era en tiempos un joven que vivía
ignorándose siempre. Cada tarde
fraguaba un mundo nuevo en sus deseos.
El campo se agrandaba y en el cuadro
no era más que un sencillo figurante.
Todo era acción, exceso, desvarío.

Pero creció el guión y fue llamado
a un papel principal en la película:
decisiones complejas, hechos, hijos,
algunos formularios personales;
en fin, los requisitos
de una vida diaria.

Fue en aquellos momentos
cuando desde lo hondo del espejo
fue creciendo una imagen solitaria
con nombre y apellidos, con arrugas
en medio de la frente y de las manos.

Si antes vivía, ahora
se veía vivir: había perdido
la sacrosanta gracia de ignorarse.

Y el tiempo cuajó días y momentos
sujetos a sus ritmos. Los espacios
adquirireron medidas razonables.
Todo pesaba denso y gravitaba
en la esencia feliz de la memoria.

lunes, 24 de marzo de 2008

LA TRAMPA DEL CONSENSO

Y volvieron las horas a la página gris del calendario. De nuevo la rutina, la dulce rutina en la que todos estamos instalados. En el fondo, es fuera de ella donde nos sentimos extraños y distintos. Si examino el horario, y eso que tengo vacaciones, sé que ya está la radio en sus programas, que la tele me anuncia lo que me gusta y lo que no me gusta, pero me lo pone ahí a disposición, cada día, como si fueran pastillas para una enfermedad crónica. Y vuelven los diarios, con su matraca a cuestas, con la política y con los malos sucesos, que lo ocupan todo y a todos nos ocupan.
Repetiré otra vez algo que es recurrente en mis escritos pero que viene al caso, me parece. Empiezan las quinielas oficiales sobre asuntos políticos. Una de las matracas que semejan ruletas tibetanas de los monjes budistas es el asunto del consenso. Los medios y personas de derechas -siempre mucho más los periodistas que los propios políticos- se empeñan y se empeñan en proclamar la bondad del consenso y lo positivo que supone que el PSOE pacte con el PP y no con los demás grupos sociales y pólíticos. Y el caso es que, en una primera pasada, la partitura no suena mal. Cualquiera podría firmar el frente bondadoso de esos textos. Qué mejor perspectiva que el grueso de la población, con sus representantes, se pusiera de acuerdo en los grandes asuntos. ¿Tienen entonces razón? Quieto parado. Veamos.
Los consensos en la vida social -y eso que yo ya parezco un abuelete y nada me molesta más que el enfrentamiento- no son lo natural sino la excepción y habrá que reservarlos para momentos críticos. La esencia y lo normal es la discrepancia serena y no calumniosa -si es que realmente se piensa de distinta manera, que oponerse por sistema en imbecilidad- para que el ciudadano elija entre varias opciones.
Pero sean esas situaciones precisas y especiales. Pues que venga el consenso. Para que exista tal, todos tendrán que ceder con tal de llegar a unas bases comunes y esenciales. He dicho ceder todos. ¿Por qué se le llena la boca a la derecha diciendo que el PP representa a casi la mitad de los votantes? De momento, el PSOE representa a bastantes más. Y a estos también habrá que tenerlos en cuenta. ¿O estos están apestados o son imbéciles y no merecen nuestra consideración? ¿No puede pensar la derecha en la necesidad de adaptarse en alguna medida a los demás grupos sociales y políticos? ¿Por qué están siempre solos? De modo que a ceder tocan, a pensar que las sociedades las conformamos ciudadanos, y que sin ellos y sin sus deseos no conseguimos nada.
Llegados a esta situación, siempre hay posiciones que salen ganando si no se lee con calma. Y estos son la derecha más rancia y más extrema. Este podría ser el silogismo: Si gobierna la izquierda, todo se le echa encima por no querer pactar con la derecha, que no cede ni un ápice, aunque esté en minoría. Si gobierna la derecha, conservadora por naturaleza, el consenso es más fácil e incluso innecesario pues no se mueve nada, se conserva. Luego siempre domina la derecha en el ánimo del ciudadano.
Es un juego tramposo y lamentable. Así las sociedades no se mueven, no avanzan ni transforman, y siguen en el guindo los de siempre, los que quieren el dulce orden para mantener sus predios y sus privilegios. Trampa, trampa y más trampa.
Así que bienvenido sea el consenso, pero en sus justos términos. Y sin engañifas ni teorías tramposas.
Se inician las conversaciones políticas para conformar las mayorías políticas. ¿Por qué no van de cara y por derecho? Desde todas las partes que esa es otra. La otra plaza está llena de pedigüeños y de sacamantecas. Qué poca generosidad, qué poca altura de miras, qué falta de visión comunitaria. Y nosotros, curritos, aquí sin decir nada, con la mirada puesta en cada día, con las horas a cuestas, con la palabra escasa, con la visión perdida.

domingo, 23 de marzo de 2008

YO QUIERO QUE ME QUIERAN

La Pascua es una fiesta de alegre primavera. ¿Por qué no vino el sol esta mañana? Solo frío y restos de la nieve, algo más de reserva en la montaña y algunos días más de curro para mi sobrina Mª Ángeles, que ya debe de estar harta de tanta nieve encañonada y la veo con ganas de que acabe la temporada. No te preocupes, moza, que todo llegará más pronto y menos tarde. El caso es que se agota la semana, esta Semana Santa que se acaba con este día de Pascua. Pascua y resurrección, apuntes de nueva vida. Esto de la religión, con tal de abarcar todo, lo que ayer eran lloros hoy lo convierte en risas, a pesar de los fríos. Así ordena los años y los días. Y nosotros nos sumamos a este orden y enfilamos los hechos con varias perspectivas. Al fin y al cabo no es otra cosa que ponerse a las órdenes de la naturaleza, ese milagro eterno que nos ve poca cosa, se ríe de nosotros y perdura, perdura y se repite mientras todos nosotros nos vamos alejando hacia ninguna parte.
Pues si la Pascua es vida, resurrección y gloria,una gloria de tiempos infinitos, qué poca cosa somos. Un Dios que resucita para todos los hombres, ¿de siempre?, ¿de todas las latitudes? ¿Y los otros planetas? ¿Y las otras galaxias? ¿Y el principio de todos los principios? Qué nube tan intensa. No quiero ponerme trascendente. Como soy poca cosa, tal vez también podría proponerme mi resurrección propia; o tal vez apropiarme de lo que de la resurrección me corresponda. Si así fuera, tal vez no sería poco pedir que se cumpliera lo que yo más deseo. Es una cosa simple, elemental, sencilla y cotidiana. Ahí va su simple fórmula: "Que los demás me quieran". !Es algo tan sencillo y tan complejo...! Porque abarca dos líneas de conducta, la que viene a mí mismo y la que va de mí mismo hacia los otros. Sé que para que pueda producirse tendré que andar al loro, sentir que no soy nada sin los otros, que mi vida son ellos a mi lado, que hay roces cada día y cada hora, que tendré que ceder en muchas cosas desde el oscuro carácter que me habita. Me gustaría ser claro en la palabra, pues es la línea recta que da cuerpo a las ideas y perfila la conciencia de las personas. Me siento con frecuencia no entendido, existen muchos ruidos, demasiados, en el acto sagrado de la comunicación. ¿Por qué no amar, entonces, los silencios? Que los demás me quieran también si me equivoco, pues son las intenciones las que marcan las notas del impulso, y son las reflexiones las que serenan todo, las que vuelven las aguas a su cauce. Cualquiera diría que a mí me miran mal en esta casa, que tengo que esconderme en mi terraza. No es verdad, lo confieso con gracia y con contento. Echaba mi mirada hacia otros sitios. Porque creo que, en el fondo, es lo que queremos todos y no siempre lo practicamos, aquello con lo que nos conformaríamos pero que no alcanzamos con frecuencia.
Así que no me importa confesarlo, yo quiero que me quieran, ¿se me entiende? Soy bastante mimoso. Acaso pido mucho, y soy un ser tal vez desagradecido con todo lo que tengo. Vale pero yo quiero que me quieran. Está claro que tengo que cumplir con mi parte de culpa y querer a los otros un poco más que ahora. Para este año basta. El próximo veremos. Será una feliz resurrección. A ella.

sábado, 22 de marzo de 2008

NO HAY OTRA SOLUCIÓN

Vamos a dar por buenas todas las variables que apuntan a la existencia histórica de Jesús, a pesar de que hay quien pone cuenta en la epéntesis posterior del párrafo que describe su existencia en Flavio Josefo por motivos interesados; vamos a dar por buena la historia, contada por partidarios, jueces y parte, muchos años después de su existencia (hay que suponer que cincuenta años de tradición oral de entonces equivalen a muchos más en nuestro tiempo), vamos a suponer todo lo que haya que suponer y siempre en el terreno positivo. Vamos a suponer la muerte del Cristo como redención del género humano. Habrá que suponer que fue la redención también de todo el género humano, en todo el espacio y en todo el tiempo. Por cierto, ¿redención del género humano o también de los demás géneros que pueblan la tierra? ¿Qué significaría,entonces, la salvación de una encina, por ejemplo? ¿Qué pasa con todas las personas anteriores en el tiempo al suceso de la cruz? Me viene a la memoria la Divina Comedia, que gasta sus esfuerzos en esto de la salvación y de la condena: "lasciate ogni speranza". Ni una sola palabra a las personas ajenas al círculo geográfico que interesa a la cultura occidental. Ni una. Nada que discernir sobre los que vivieron en anteriores tiempos. Nada. ¿Cómo se puede hablar entonces de salvaciones universales y de normas eternas. Esto es un camelo. Aquí hay que volver a organizarlo todo si quiere ser creíble. O acaso una vez más habrá que hacer distinta la realidad de la religión con la de las religiones.
Hay una muerte en cruz por todo el mundo, para todos los tiempos y para todos los lugares; lo contrario sería contradicción y pisto desaborido. ¿Cómo ajustar todo esto con las realidades de cada día, de cada ciudad y de cada semana santa? ¿A qué viene, entonces, apropiarse de la moral como si no existiera nada más que en algunas prácticas y estuviera borrada en todas las demás? Ayer dibujaba en su blog Comendador una hermosa estampa de contradicción y de hipocresía. Es un ejemplo más de esta moral que se quiere única y que encima perdona y mira por encima del hombro a las demás y a las otras personas, cuando no las ignora. ¿Cómo conjugar el fondo de una moral que responda a principios universales y permitir que cada uno la desarrolle según su leal saber y entender? Tras las bases generales anda la razón humana y no logra alcanzarlas con certeza; sus limitaciones no dan para esos logros tan abstrusos. Ahí es donde muerde su cacho la religión y se apodera de la zona gris, de todo el territorio de la niebla. Después, cuando hace sol, o sea, cuando hay que aplicar normas más concretas, todo lo hace salir de esas tinieblas. Entonces la razón se le rebela y andamos a tortazos casi siempre.
Hay una muerte en cruz que tiene que abarcar a todo el mundo. No hay otra solución para un asunto eterno. Y viniendo de un dios ya ni te cuento. Bajo sus brazos abiertos y extendidos tienen que caber todos, los de las procesiones y los otros, los del culo en la playa y los del tajo, los que viven muy cerca y los de lejos, los de antes y los de ahora, todo el mundo. Un acto de ese amor, de manos de un sujeto omnipotente, tiene que dar cobijo a todo quisque, no hay otra solución que sea razonable, que encaje en los parámetros del discurrir humano. ¿Por qué esos manifiestos tan hipócritas y tan particulares? Que aquí cabemos todos, que nadie es más que nadie, que no hay que perdonar la vida al prójimo, pues todos la tenemos perdonada.Y un último respingo. Si Cristo murió sin cuidados paliativos (algún obispo dixit), ¿tenemos que ser todos otros cristos? ¿Acaso no es bastante sufrimiento? Qué disparates, Cristo, qué disparates. Y ya si desciframos que un padre mande a un hijo para cumplimentar nuestro rescate, un Dios omnipotente, positivo, que domina los tiempos y el espacio, con una eternidad por horizonte, podemos convertirnos en imbéciles que no entienden ni jota.
Hay una muerte en cruz, sábado santo.

viernes, 21 de marzo de 2008

OH, NO ERES TÚ MI CANTAR

“!Oh, la saeta, el cantar /al Cristo de los gitanos, / siempre con sangre en las manos, / siempre por desenclavar!” Dicen que el tiempo atmosférico ha dado una tregua para que se desarrollara con normalidad la Madrugá en Sevilla. Por todos los rincones de España se han desparramado las imágenes, las esculturas y los palios, y con ellos los costaleros, los hermanos, los cofrades, los mirones, los vendedores, los arrimados, los curiosos… y todos los que siguen esta liturgia por los medios de comunicación. Hoy lo harán otro tanto. A mí, por ejemplo, me gusta mucho la liturgia, en imágenes o en directo, y con frecuencia miro el espectáculo en la televisión tratando de explicarme las razones de tanto fervor y fervorín. Existen infinitas variantes. Recuerdo el espectáculo de los Empalaos de Valverde, allá en la Vera, las procesiones de Aliste con sus vestimentas talares o cualquier procesión de las de Béjar. Hay un fondo común que las dibuja con lloros y con penas, con sangre entre las manos, con pecado, con actitud de hallar la penitencia. Y aún más en las Castillas, donde todo es silencio, oscuridad y rezos. En todos los lugares parece obligación dar a la calle un Jesús humillado, derrotado, clavado y dominado por la muerte, “siempre por desenclavar”. ¿Por qué esta necesidad de proclamar la cruz y no la gloria? ¿Por qué se exhibe tanto el sufrimiento? Hay una comunión entre el sufrimiento y el espectáculo, es la tragedia al fin la que inspira casi todo. Todo, se asegura, está en función de la Pascua, pero la Semana Santa es semana de pasión antes que nada, la fiesta se contempla en otras partes, lejos de las peanas, de los tronos, de las Vírgenes dolientes y de los Cristos agonizantes.
De nuevo la razón y la pasión se dan el esquinazo. El apasionamiento quiere rito, y sangre y sufrimiento, la predisposición se desarrolla más cerca de las lágrimas, comparte y distribuye más la pena que el salto de alegría. Este hecho me recuerda lo que sucede con la creación literaria, que anda siempre rondando el dolor y las ansias de cambio. Es la creación un acto solitario, desde el desacuerdo con las cosas, en un intento sano por transformarlas. Pero es la creación un acto solitario y el rito un acto comunitario, de hilera tras hilera, de saeta tras saeta, de procesión tras procesión.
Y cantaba el poeta en su protesta “razonablemente”: “!Oh, no eres tú mi cantar! / ¡No puedo cantar, ni quiero / a ese Jesús del madero, / sino al que anduvo en el mar”. Interpretaciones literales y jocosas aparte, que nos llevarían a las arenas y a las playas, uno echa en falta más explosión de gozo, más gloria y menos cruz, más risa y menos llanto.

jueves, 20 de marzo de 2008

EL TÁLAMO

La vida es una mezcla de raros sentimientos. Hace tan solo un año, tal que en Samana Santa, estaba con Juan Martín en Londres, gozando de su amabilidad, de su compañia, de sus desvelos. Con él recorrimos tantas cosas de la gran ciudad, visitamos lugares, echamos nuestras charlas, nos reímos, hicimos ejercicos de audición desde su voz tan baja, compartimos el don de la amistad. Hace tan solo un año. Poco tiempo después, alguna maldición segó su vida y lo dejó en las puertas de su jubilación. Hace tan solo un año. Es la verdad del tiempo. Hoy tengo muy presente su recuerdo.

"Tres jueves hay en el año que relumbran más que el sol..." Eso será en la tinta que ensucia los papeles. Este jueves es gris en estas tierras, con frío en el ambiente y un aire lastimero en los tejados. Pero, a pesar de todo, también ha habido Tálamo. Es el Tálamo una fiesta especial de Jueves Santo. Alguna cofradía forma fiesta en la calle, en torno de regalos que subasta. Durante las semanas anteriores todos se han preocupado de buscar por las tiendas los regalos, viandas sobre todo. Y en la plaza de San Juan se forma el mercadillo que por una semana compite con el otro, el de los Praos. Y viene mucha gente. En lo alto de la tarima se sitúan los productos que esperan la subasta. A eso del mediodía, siempre hay un voluntario que se agarra el micrófono sujeto a unos débiles altavoces y empieza a pregonar por todas partes. "Lote de veinte euros" "Hay quien dé más por esto" "Le sumamos un lomo para que no lo piensen" "Allí dan veinticinco" "Y allí treinta". Y así hasta que vacían los productos y dejan todo en blanco. No logro adivinar por qué el nombre de Tálamo. Tal vez por la tarima preeminente donde están los productos. Es esta una costumbre que viene desde antiguo. La cofradía aprovecha para sacar dinero y emplearlo en otras cosas. También en estos planos el tiempo cambia todo. Desde aquellos primeros siglos en que una cofradía atendía a los más pobres, pagaba sus entierros o celebraba ritos hasta estos días, acaso sean los ritos lo que más se conserva, o acaso no se vean ni se conozcan otras actividades. Interesante la sociología de los que participan en las pujas. Hay un poco de todo pero a mí me divierte ver cómo se empecinan hasta gastarse un buen fajo de euros. Quizás, como sucede en otros casos, hay un poco de todo y allí se mezclan muchos sentimientos. Yo no puedo saberlo. Hoy se ha cumplido una vez más el rito del Tálamo. Hacía mucho tiempo que no me paraba un rato a contemplarlo. Ahí sigue vigoroso. Que siga todo el tiempo que le plazca.

miércoles, 19 de marzo de 2008

LA OTRA REALIDAD

(Para Sinda y compañía, que andarán con Er Pazo en Benalmádena y atisbando El Cachorro por las calles de Málaga)
Tengo amigos que viven en la costa, a la orilla del mar Mediterráneo. Buena envidia me dan de vez en cuando, por ejemplo estos días. Quiero creer que allí la conversación es sosegada, que la razón se impone pero manda sus ratos la sagrada quietud de la inocencia, que los recuerdos llaman y actualizan el tiempo que pasó, y que así el presente se hace más llevadero. Alguno sé muy bien que es del Cachorro, del Cachorro de Málaga, aunque su fe circule en línea curva.
Repaso en mi memoria la fe de tantos otros que estos días procesionan, deambulan por las calles, lanzan olés al cielo, se recogen cuando pasa el Señor o la Señora, algunos lloran lágrimas de pena, jalean una saeta, y al rato si te he visto no me acuerdo: comen pipas, helados, fuman cual carreteros, vocean al señor de la otra acera, reniegan por el tiempo o por los precios, qué sé yo cuántas cosas. En esta ara gigante que es Castilla, uno observa tres cuartos de lo mismo. Tal vez con más silencio por las calles, acaso con hileras más serias, pero con la misma disposición a cambiar la adustez por la sonrisa en cuanto acaba el acto.
En sus “Meditaciones del Quijote” dice Ortega: “Las cosas tienen dos vertientes. Es una el “sentido” de las cosas, su significación, lo que son cuando se las interpreta. Es otra la “materialidad” de las cosas, su positiva sustancia, lo que las constituye antes y por encima de toda interpretación”.
Trato de aplicar esta idea a la realidad de la Semana Santa y me aparece un mundo dual pero real en las dos vertientes, la realidad de la interpretación y la realidad de la materialidad. Me resulta difícil entender la emoción de una ´levantá´ desde la realidad de las cosas, desde la linealidad y la geometría que supone poner de acuerdo los esfuerzos de unas cuantas personas simplemente para que no pegue un paso o un trono en la pared de la esquina, pero me resulta emocionante (o al menos les resulta emocionante a ellos) la conjunción de sentimientos que se reúnen en ese acto geométrico y sencillo. Prescindo de la consideración de que las cosas sean por sí mismas; ahora solo me interesa constatar que las cosas son también, y de qué manera, cuando se las interpreta, cuando se someten a la concreción vital que les damos los humanos en un espacio y en un tiempo. Sospecho que esa interpretación es deudora de numerosas variables históricas que se pueden moldear y modificar, que se pueden someter más o menos a criterios racionales, pero que, a la hora de ponerse en contacto con las demás cosas -con la interpretación- pierden un poco de pie en su esencia y convierten su naturaleza en pasión y fuerza interpretativa. Por eso quizá tengamos que hablar no tanto de realidad como de realidades, de concreciones múltiples detrás de las sustancias. Incluso me permito dudar de la esencialidad de las sustancias pues todo se nos va en actos concretos.
Dicho en claras palabras -que hoy ando en Ortegalandia-: me explico en un nivel de realidad todas las procesiones, todas las expresiones de la Semana Santa, el rito de la vuelta de la vida con cada primavera. Desde el otro nivel de realidades, todo se me destruye, se me vienen a tierra los palos del sombrajo. Y me instalo en la duda, como siempre, pues no sé qué nivel de realidad es el que me conviene ni el que debo vivir. Y, por supuesto, dejar vivir a todo el mundo.
N.B. Léase Cautivo donde se ha escrito Cachorro. Sorry.

martes, 18 de marzo de 2008

ANIVERSARIO

Tal vez haga un camino hacia mí mismo. Tal vez lo estoy haciendo. Releo estos días a Ortega. “Meditaciones del Quijote”. Él meditaba allá en el Guadarrama, al arrimo pétreo de El Escorial. Yo lo hago aquí, al amparo seguro de estas sierras, hoy un poco más blancas tras la nieve y el agua de ayer tarde. Pero he dejado un rato para que salte libre mi cuajarón de rabia, mi miajón de protesta y mi fastidio. Hace ya varios años, en días como este, se produjo la invasión de Irak. Cuidado que ha llovido desde entonces. Sobre todo bombas y metralla contra la población desprotegida. Y muchas toneladas de rabia incontenible, y venganzas sin cuento y mucha muerte, sobre todo muerte y sangre de inocentes. Y el trío calavera de las islas Azores por ahí anda. Un par de ellos en vanguardia -manda huevos- para arreglar el mundo y el tercero, ese que es más cercano para todos nosotros, el hombre del bigote, el insufrible, el que farfulla sinsentidos en oscuro dialecto mejicano, el de las piernas largas para alzarlas encima de la mesa, el negro muñidor, el esclavo sin gracia, el que se forra, el que bebe y aplaude al burlador de normas, el gris, el gilipollas, Aznar de los cojones, sigue sacando pecho y proclamando las bondades ocultas de una acción semejante. Lo ha dicho una vez más -y van muchísimas- a un medio inglés. ¿De qué se ríe este tipo? ¿A quién quiere enfadar? ¿Es que nadie le enseña un poco de prudencia? ¿Nunca ha reconocido lo hermoso del silencio? Hay colores muy negros pero pocos como el de su conciencia. Ayer mismo morían treintaitantas personas en aquellos infiernos. Y sigue tan campante. No me extraña el deseo de algunas gentes de llevar a estos tres a la justicia. Mis ojos y recuerdos van hoy para los muertos. También por los que son americanos, pobres curritos simples extraídos del lumpen de sus barrios. Y también por los niños, las mujeres, seres como otros tantos, ajenos a caprichos y razones, o más bien sinrazones. Para toda la gente que arrastra una semana santa que dura varios años, sin procesiones ni playas, sin risas, sin comidas, sin nada que les libre de la muerte.
Añadiré un poema que escribí en otros tiempos pero que viene al caso. Me gusta y lo releo con frecuencia. Aquí lo dejo.

ESTADÍSTICAMENTE
casi todas las muertes se producen
muy lejos de nosotros.

Según la ley de Newton,
que relaciona masas y distancias,
no son igual los muertos
de Irak o de Ruanda
que el catarro en Vallecas,
o la sequía del Sahara
que un jardín sin regar en Somosaguas.

El dolor de otros sitios
solo tiene cabida dos minutos
en el hueco de mi alma.
Si no es por el relámpago furtivo
del último diario de la tele,
los horrores de Irak o de Sri Lanka
navegarían al limbo del olvido
de una incierta memoria.

A veces, sin embargo,
tal vez por un descuido
-Occidente no juega a esos dislates-,
se nos cuelan imágenes que anuncian
la muerte de un minero,
el hambre de un mendigo en la Gran Vía,
los pingües beneficios de los bancos
junto al paro que sube,
y la tristeza,
o el anciano que muere en cualquier guerra
con su nieta en los brazos.
(Iba vestida con la misma falda
que la niña que vive en el tercero).

Y volvemos a ver la ley de Newton
que aprendimos tal vez para un examen,
y odiamos su certeza
y lanzamos al mar aquel Notable
que alcanzamos con ella,
y nos amamos ebrios en la noche,
con los brazos abiertos,
abrazando las olas de otros mares.

lunes, 17 de marzo de 2008

A VECES LLEGAN CARTAS

Me gustaría ser visitante de mí mismo durante esta semana. Y durante la siguiente, y la de más allá. Así pondría contraste con tanto folclore hueco y tanto tecnicolor. Voy a tener tiempo y espacio para intentarlo, no sé si ganas de conseguirlo. En realidad, me hubiera gustado una escapadita con charla y sol, pero las cosas están como están y hay que aclimatarse a los rayos del sol de la montaña y a sus temperaturas, a las formas más débiles del discurrir oscuro de la vida, una forma eufemística de la expresión castiza "ajo y agua". Qué le vamos a hacer. Unamuno titulaba alguno de sus escritos con esta expresión tan suya: "Adentro". Al interior quiero yo ir, en busca de ningún tesoro porque nada existe, pero con la intención de matar el gusanillo de la conciencia, por si acaso le da por aparecer algún fantasma y pone en orden lo que acaso ya lo tiene o acaso no lo puede tener nunca. Porque alguien tendría que arrojar un poco de luz sobre mí mismo para aclararme en qué coño consisito yo y cómo tengo que orientarme. Llevo buena parte de mi vida tratando de indagar un poco en qué consiste el ser humano; incluso parecería que ya había dado con alguna de las claves, y, sin embargo, aquí me encuentro imbécil, sin saber a qué carta quedarme conmigo mismo porque me desconozco, porque nunca termino de saber si tengo que opinar o estar callado, si tengo que actuar o estarme quieto, si tengo la razón o no me entero.

Me llega una última entrega de Luis Felipe Comendador. No sé si soy objetivo a la hora de juzgarlo, por los lazos que me unen a él, pero este hombre no deja de sorprenderme positivamente. Se trata en esta ocasión de un ejemplar titulado "Obra gráfica: ediciones trágicas by spain". En él se recoge parte de la obra gráfica que ha ido colgando en su propio blog en los últimos meses y que ahora, reunida en tecnicolor y fresquita, me supone un soplo finísimo de aire fresco en lo que a creación artística se refiere. Comendador ha merodeado en los aledaños de la poesía visual -quizás es a lo que más se aproxima esta cosa rara que me envía- y lo ha hecho con el mismo ímpetu y fecundidad de siempre. Cuando un creador visual rumia una obra, Comendador ya le ha dado forma a toda una colección; cuando el creador visual cree tener la idea, Luis Felipe anda ya en otros menesteres. Y lo mejor de todo es que yo no cambio su obra por ninguna de los consagrados. Con fotografías, collages y variantes de una palabra, logra reunir todo un fresco y hasta un retablo de poemas visuales. Siempre tiene en sus manos y en sus ojos la visión oblicua y especial del creador; por eso se ríe de la vida, al menos tanto como la vida se ríe de él y de sus cosas, y por eso mantiene con éxito este pulso desde hace tanto tiempo. Siempre he pensado que, en términos mercantiles, si este sujeto hubiera estado en Madrid, donde se cuecen los circuitos y se zurcen las telas, habría alcanzado unas dimensiones insospechadas desde este escondido rincón de Béjar, ciudad estrecha y fría, olvidadiza y esquiva con sus creadores y pensadores. Siento vergüenza al pensar que, a estas alturas, aún no tenga ningún reconocimiento de este pueblo, aunque solo fuera de tipo testimonial. Pero ha aprendido las bondades del refugio de la cueva -demasiados refugios según mi manera de pensar y en todos los niveles-, la sonoridad del silencio, la gracia del apartamiento, la visión de la atalaya, la vulgaridad de la tribu y el ruido insoportable de las calles. Y ahi sigue escondido y produciendo, viviendo a su manera, dando manotazos a diestro y siniestro, dejando cada día destellos de su vida y sus heridas.
Como es obra de autor, el número de ejemplares es también manual y restringido. Solo somos algunos afortunados los que nos aprovechamos de casi todo lo que hace. Tengo la obligación y adquiero el compromiso de dar a conocer a todo el que se cruce en mi camino esta nueva entrega artística de Luis Felipe Comendador. Para empezar lo haré con mis alumnos, después con otras gentes. Y enseñaré lo que es un verso con la figura de una mujer haciendo el pino, o un poemario con una colección de botones, o la feliz conjunción de un po-enema desde un aparato en forma de infusión. Hay tanto que enseñar y que aprender...
Gracias, colega, amigo, hermano. Usted sí que vale, Felipema, que eres un Felipema.

domingo, 16 de marzo de 2008

PEREGRINOS

Quizás la peregrinación más famosa de la historia de Occidente es la que emprendió Jesús un día tal que hoy por las calles de Jerusalén. Parece mentira que un hecho insignificante, protagonizado por un personaje de dudosa existencia real, haya preparado la que ha preparado a lo largo de los siglos. ¿Por qué las religiones se tienen que mostrar de manera siempre tan misteriosa? Tal vez por eso son religiones y no otra cosa. Se trata de un personaje del que se puede imaginar, como mucho, una cierta rebeldía contra el invasor romano, cuya historia se contó de aquella manera y solo muchos años después de su muerte, por fanáticos predicadores y con inventos vete a saber de qué calibre. ¿Por qué una religión que tiene como misión abarcar al género humano no se exhibe con normalidad, enseñando a todos el camino recto y por derecho en el comportamiento, y no se manifiesta a la vista de todos, sin tapujos ni rasgos esotéricos ni exotéricos? ¿Por qué tanto misterio para un proyecto eterno? Aquí hay gato encerrado.
En todo caso, hoy también se inician otras masivas peregrinaciones. Unas van camino de la playa, en busca del sol y de la arena, otras en busca de las procesiones. Esta ciudad en la que vivo se convierte también en alguna medida en parada y fonda para muchos exiliados que vuelven por unos días a llenar las calles y los bares. No importan las hileras de tantas carreteras, ni las filas de muertos. El ser humano cada día es más un ser viajero, un culo de mal asiento, un peregrino de no se sabe qué. Siempre vi dos hileras estos días en esta piel de toro. Una va lentamente detrás de los tronos y de los pasos, otra va igualmente lenta camino del océano.
No hace aún mucho tiempo que le oía decir a un sacerdote -recogía un premio en sede civil- lo importante que era que las procesiones contribuyeran a la llegada de visitantes, al auge del turismo y a que se llenaran los bares y los hoteles. Todo se mixtifica. La liturgia se somete al turismo y el turismo apoya la liturgia con tal de que deje perras.
Estamos en el siglo veintiuno. Algunos motejan a estos años de postmodernismo, de relatividad, de falta de verdades absolutas. En este río revuelto pesca todo el que puede, también los que aspiran a proclamar la falta de valores y la necesidad de cobijarse bajo su moral, como si fuera la única existente. Pero sorprende mucho que sean precisamente algunos de los que tanto critican esa falta de verdades absolutas los que mezclen parámetros y arremetan con todo cuando les favorece.
¿No podríamos separar las peregrinaciones? ¿No son fines distintos que se llenen los bares o que las procesiones se vean llenas de gente? ¿Son los mismos espíritus? ¿Era esa la intención en el origen, o acaso no salió el asunto a palos cuando se dieron juntos el dinero y el templo? Y, si sirve que el tiempo evoluciona, ¿por qué no sirve entonces para todas las cosas? ¿Por qué hay guardias civiles escoltando los pasos? ¿Quién los quiere robar? ¿Por qué los peregrinos penitentes no arrojan de su lado a esas figuras? ¿Por qué poderes públicos se suman a la fiesta? ¿En nombre de qué leyes y principios? Todo es alquimia y niebla, imposición y duda.
Aquí no se salva ni Dios de andar vagando errante por las calles. Otros van en pateras, surcando el horizonte. ¿Hacia qué paraísos? Los más van paso a paso, rueda a rueda y en orden, en un orden confuso e infinito. Menos mal que la Pascua anuncia primavera, exige la presencia de la vida, es una fiesta que alza las cosas al bullicio de la existencia. Todos procesionamos cada día, en busca de confusas estaciones.

sábado, 15 de marzo de 2008

NO CONDENES...

He vuelto a ver imágenes del Jerte, tan reales como las que vi hace quince días, aunque a través de la caja tonta. Ya es todo un valle blanco, es semen vegetal en las terrazas, es esperanza cierta de larga primavera. Y eso que no ha llovido, que con agua sería el paraíso en estas tierras. Por aquí todo apunta, pero es zona tardía. Los prunos, los cerezos, las mimosas, algún castaño pronto, y el resto que se asoma lentamente a divisar la vida en forma de botones y colores rojizos en las ramas, en espera de verdes frondosos y brillantes. He pateado el borde del pantano. Qué bajo, qué dispendio. ¿Adónde se ha ido el agua? Las montañas escurren pero la nieve es poca y escasea. Hay un azud que vierte las sobras de las faldas de la sierra en el cuenco profundo de la presa. Necesitamos agua. Que llueva, que diluvie, que nos anegue a todos. En fin, la primavera, también en estos pagos, es primavera tarda, pero es agradecida cuando llega.

¿Por qué se empeña tanto la gente en condenar al otro? ¿Por qué esos regodeos en ser clasificados, en situar a todos en uno u otro lado de la lucha? ¿Por qué decir es bueno o no alcanza la altura suficiente? ¿Quiénes somos nosotros para fijar sentencia? Está bien que opinemos, pero hay muchas maneras de mostrarnos, de dar nuestra opinión sobre los hechos, de echar un cuarto a espadas. Cuidado con los otros que son seres que pasan por la vida con su miseria a cuestas; también con sus grandezas y sus días de fiesta. Igual exactamente que nosotros. Además, me pregunto si merece la pena. ¿Es que no estamos todos condenados? Nos condena este tiempo que nos lleva, que nos aleja siempre de la vida, que nos mira y se ríe de nosotros, que sigue su camino que es siempre el del olvido. Nos condena la vida cada noche, mientras despide al día y no hay nada salvable cuando haces el recuento. Nos condena el presente, siempre contra el pasado, huérfano del futuro, siempre instantáneo y muerto y siempre condenado a ser también olvido. Nos condena la vida por las calles, tan cerca de nosotros, tan solitaria siempre y tan lejana, a pesar de tan cierta cercanía. Nos condenamos todos por vivir solitarios en medio de las grandes epidemias que pueblan nuestras calles, nuestras plazas, los coches, las aceras y las casas. Es sino del futuro, estación que ya aguarda, un final de trayecto muy confuso detrás del horizonte. Y el tiempo, y la existencia, y el espacio, que nos devora siempre, a cada hora, también en esta tarde, mientras dejo estas breves palabras que no hacen otra cosa que vivirme para desvivirme un poco más, un rato más, un rato menos. Acaso no es la muerte aquello que más temo; tengo miedo a mí mismo pues tengo que vivirme y desvivirme y es todo al mismo tiempo.

viernes, 14 de marzo de 2008

MI PROPIA SOMBRA

No hay nada que persiga tanto al ser humano como su propia sombra. Hasta el punto de que su certeza se confirma en sus límites, en sus extensiones y en sus encogimientos. El sol nos ilumina, nos deja más al descubierto, nos señala con sus rayos, nos desnuda y nos deja a la intemperie, al amparo de su luz y de sus caprichos. En las estaciones luminosas somos un poco más nosotros mismos, nuestras figuras se alargan y se proyectan sobre el suelo, como en un escorzo en contraluz. Y así la luz me sigue y me persigue, no puedo desembarazarme de ella, desordena mi ser y mi figura, no puedo ir detrás de ella ni puedo perseguirla, es un ser que va ahí, que me resguarda, que me hace doble, que me agita, que es como mi otro yo. En esos vespertinos contraluces, me mira y me remira, se me queda mirando todo el tiempo, algo así como desafiándome, se burla, se sonríe, se calla y da la vuelta, y siempre a ras de tierra. Es algo inaccesible para mí, es compañera muda, invitada de piedra, siempre oscura, espejo casi cóncavo, figura de las de juegos chinos. Siempre parte de mí, buscando un doble desde mis pies confusos y asustados, escudriñados siempre por sus ojos. Cada vez que la miro, me vuelve una figura que me seduce siempre. No conozco mejor metáfora ni más sencilla imagen de mí mismo que esa sombra de Dios que me acompaña. Accede hasta mí mismo desde los mismos pies, pero si un día la llamo siempre escapa hacia el suelo, me rehúye, no quiere saber nada con mi cuerpo, no sé cómo se lleva con mis manos, solo sé que se burla de mis dedos. Resulta inaccesible a mis deseos, nunca puedo alcanzarla, y mira que lo intento cada día. Le digo que se pare y no me escucha, me detengo y se para, y, si me doy la vuelta, allí está permanente y cachazuda. A veces se me estira como huyendo de mí y a veces se me acerca para seguir su burla permanente. Quiero saber qué piensa de mí mismo y siempre queda muda. No sé nada de ella, a pesar de contar con su presencia siempre que me ilumina la luz cada mañana. Qué impúdica es la tía, siempre haciéndome burla, repitiendo mis torpes gestos. Es hija de la luz y eso que es sombra, se esconde cuando llega un día gris, cuando los cielos me ponen por montera un cúmulo de nubes, y, al fin, cuando la noche se marcha de paseo, se diluye en la nada, vuelve como asustada hasta mi cuerpo, que la acoge y la encierra, no sé cómo ni dónde. Solo la oscuridad puede borrarla.
Hay cosas que me siguen, que siempre van conmigo, y ni siquiera sé de qué manera tengo que saludarlas. Qué falta de cordura, qué estropicio, qué incomunicación, qué dos imbéciles mi sombra y mi razón. Voy a salir al sol a estirar piernas, a alargarme y medirme, a contemplar mi sombra y mi ceguera antes de que sea tarde y se apague también la sombra, se me niegue el espacio y el tiempo se me borre.

jueves, 13 de marzo de 2008

DONDE DEJA LA TARDE

Certifica la luz estos paisajes
donde deja la tarde
tu figura pausada
y ese olor a jazmines que penetra
por todos mis sentidos.
Nada impide que te mire a los ojos,
cada espacio
es un espacio abierto, sin ventanas
ni goznes que separen de tus puertas
las ansias de mis voces.

Está llamando marzo con su viento,
las cigüeñas se asientan en sus nidos,
vuelan alto, festonean el cielo.
Hay almendros en flor y las violetas
alfombran cualquier prado.

Mi corazón se marcha,
lánguido, extenuado y taciturno
en busca de otro marzo florecido,
con fuentes sempiternas
que dibujen las tardes en sus aguas.

También en esos fondos cristalinos
aguardo tu mirada en mi mirada.

miércoles, 12 de marzo de 2008

SOMOS LO QUE SABEMOS

Nos pasamos la vida preguntándonos por lo que somos y nunca conseguimos descifrarlo. Siempre andamos traspasando la puerta con la curiosidad de encontrar al otro lado algo que nos dé complacencia, que nos satisfaga no se sabe muy bien con qué ni de qué. Y, en realidad, tal vez seamos exactamente lo que sabemos y nada más. Nuestra consciencia de la vida, la certeza de nuestras limitaciones, la seguridad de lo inalcanzable, la veracidad de la diferencia entre nuestros deseos y la vida repetida de cada día. ¿Qué pasaría si el ser humano renunciara a seguir avanzando, a especular y a hacer conjeturas sobre lo desconocido, y se sujetara a la consciencia como norma vital? ¿De dónde le viene al hombre ese deseo de dar un paso más cada día, esa necesidad de adentrarse en lo desconocido, ese interés por romper siempre barreras y sacarle un guiño más a lo que ve y a lo que siente? Y es que, ya lo dijo el maestro, "siente el pensamiento, piensa el sentimiento". Hay una brisa fresca que nos roza la piel y nos invita a seguirla, un flautista de Hamelin que nos engatusa y nos enreda, un cantor de fados que nos endulza y nos duerme, un eco sutilísimo de una escondida voz.
Somos lo que sabemos, y entonces, poca cosa, casi nada. A diario comiendo del árbol de la ciencia y cada vez más secos, con menos zumo dentro, con la boca reseca, con ardores de estómago, sin esa paz tranquila que tanto deseamos, con la certeza exacta de la muerte. Y si aprendiéramos un poco más, enseguida aquello de "solo sé que no sé nada", el inmenso misterio por delante, la noche entera en vela, el desierto velando el horizonte, la inmensidad del mar desde las olas, y las pequeñas olas también en su misterio: una simple caricia que no esperas, la voz a ti debida, el sol que te acaricia, unas palabras que salen de unos labios complacidos, la bondad de aquel gesto inadvertido, el brillo de la tarde, una mañana limpia, mi terraza y tu amor de cada día, la voz que se hace eco en la distancia y llega hasta estas sierras...
Son las pequeñas cosas, los pequeños detalles de la sabiduría, esos mimbres que fundan el misterio, lo poco que sabemos, la exactitud que marca lo que somos. También estas palabras, estas torpes palabras, que propagan mi eco hacia otras partes, hacia otros horizontes, hacia el sentir exacto de otras vidas.

martes, 11 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA y (quizás) 17+2

Se cierra hoy mismo un ciclo que se abrió hace exactamente cuatro años, con aquella barbarie de los trenes, con aquella muestra del fanatismo, con aquel despropósito de la sinrazón. Detrás del esfuerzo que se le ha dedicado al asunto del País Vasco, es este el caso al que más empeño se le ha concedido, el que más ha enfangado la vida y la convivencia en los últimos cuatro años. Y lo que te rondaré, morena, porque el periódico de siempre, ese Mundo que ha vendido cada centímetro de sangre de los muertos a precio de oro, no deja de ronronear con insinuaciones sin fundamento, con tal de mantener el morbo y vender salgún ejemplar más. Todo es bueno para el convento. Allá ellos. Será lo mejor que queden en la memoria de todos nosotros y que no maltratemos su recuerdo. El acto de hoy cierra honrosamente ese círculo. Va por ellos.
Pero sigue siendo día de recuentos y de explicaciones a los datos electorales. Como era previsible, las derrotas y las victorias se van clarificando y se van quedando exactamente en eso, en lo que son. Y cada hora que pasa pide que quitemos paños calientes y que veamos la profundidad de la herida. A estas alturas parece que se prevé una rueda de prensa de Rajoy en la que podría anunciar su marcha. Si sigue la lógica liberal, tendría que decir adiós: no ha conseguido vencer, pues a morder el polvo y al olvido. A mí (yo no puedo ser liberal de estas camadas), sin embargo, me parece una lógica perversa. Creo que las cosas son un poquito más complejas y que nada es tan sencillo como eso de tú eres héroe y tú eres villano. Si seguimos haciendo categorías y líderes de la nada y no pensamos que lo mismo que Rajoy hay otros mil y otros mil uno lo mismo que Zapatero, no nos veremos libres de estas disputas ni de estos enfrentamientos. Aunque el enfrentamiento alimente los medios y dé para muchos anuncios en periódicos, en radios y en televisiones. La vida de una comunidad de cuarenta y cinco millones de personas es algo más importante que la presencia o ausencia de tal o de cual nombre. ¿Por qué no se van ambos cuando acaben a guardar alguna sede de sus partidos respectivos o a pegar carteles para las próximas elecciones? Seguirían defendiendo sus ideas y ayudando a sus partidos. Héroes, por favor, no; ideologías sí, por favor. Lo que tiene que hacer la derecha es observar, con Rajoy o sin él, si su comportamiento no ha encabronado a demasiada gente, que prefiere cualquier cosa antes que tener que verse socialmente con ella. Corregir ese comportamiento tiene que ver con las personas, pero mucho más con la ideología que sustenta a esa formación. De modo que lo que a mí me interesa es su cambio para que la convivencia sea posible; lo de los líderes me trae sin cuidado. O bastante sin cuidado.
Hoy se abre una nueva etapa que,en buena medida, pone un hito entre el tiempo pasado y el que se avecina. Interesa ahora algo mucho más importante, que yo sigo formulando con esta pregunta: Ganar, ¿para qué?. Y lo mismo se puede aplicar a la fórmula perder. No nos podemos permitir el lujo de quedarnos en asuntos personalistas de yo conseguí el acta y tú no, de nosotros hemos ganado y vosotros habéis perdido. Bueno, vale, eso es verdad. ¿Y qué? ¿Y esto qué sentido tiene? Que esto no es un combate de boxeo, que aquí no hay que levantar la mano de nadie, que aquí hay que levantar el impulso de un grupo social que cree que los avances y la convivencia en la sociedad se sustancian mejor con unas fórmulas que con otras. Es este el momento de las ideologías, la hora en la que hay que desplegar los talantes y, sobre todo, los programas electorales. ¿Cuánta gente conoce la redacción de esos programas electorales? Y, sin embargo, sabemos que hay un fondo determinado en el que se sustentan. Ese es el fondo que ha apoyado la gente, el formulario que tiene que regir las actuaciones del gobierno. Y en ese formulario hay mucho que dilucidar y mucho que reafirmar. Lo primero es la dignidad del ser humano. Recuerdo de nuevo las palabras de Juan de Mairena: ninguna dignidad será tan importante en el ser humano como el hecho de ser hombre (no son palabras literales). O dicho de otra manera, habrá que estimular las capacidades de cada uno pero no se pueden dejar a la intemperie a aquellos que tienen más necesidades. A partir de ahí, un gobernante sensato deberá pensar cada día que anda en actitud de servicio y que su situación es siempre provisional, y que la vanidad personal, que existe y hay que contar con ella, ocupa un puesto pequeño y secundario; tendrá que concretar sus ideas, su ideología y su política. Y todo lo tiene que hacer con coherencia, de tal manera que se vea que es un político de izquierdas o de derechas con todas las consecuencias, y que, en todo caso, las minorías están ahí también para ser respetadas.
Pero todo se nos irá en héroes, en constituciones de organismos y en fotos y nombramientos. Somos como niños.

lunes, 10 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 17+1

EL DÍA DESPUÉS:
Leo análisis por todas partes, versiones apresuradas y hasta visiones de futuro basadas en los resultados del día de ayer. No sé con quién estoy de acuerdo ni con quién dejo de estarlo; ni siquiera sé si estoy de acuerdo conmigo mismo.
Creo que hay tres niveles que me interesan y que habrá que tener en cuenta para el futuro.Los tres ofrecen muchas variables y estas no caben en una entrada pretendidamente breve. Sigo con un sabor agridulce por los resultados si los considero en el nivel nacional. No entiendo cómo se puede refrendar en parte el tipo de oposición que ha ejercido el PP. Me parece que esto augura otra legislatura tensa y crispada, pues se van a sentir crecidos con los datos de su aumento, escaso, pero aumento. Sensu contrario, otros pensarán que han sido refrendadas las opciones socialistas y, si esto era poco menos que el fin del mundo, con ese reforzamiento, el apocalipsis será un juguete comparado con la realidad que nos espera. De modo que mal punto de partida. Habrá que lidiar con cuidado pues el toro anda muy resabiado y mira a la cara aviesamente. Estupendas las noticias para el PSOE en el País Vasco y, paradójicamente, no tanto en Cataluña, sobre todo si no se sabe administrar el resultado con humildad y con solidaridad para con el resto de España. Ruido sin nueces y agua de borrajas lo de UPyD; el tiempo lo diluirá todo y los medios de comunicación harán el resto, salvo los desvergonzados de El Mundo, que ya andan apuntándose tantos por si acaso. Lo de este periódico es de juzgado de guardia a diario. La portada de hoy mismo mostrando una pachanguera venganza contra Zapatero -siempre son enfrentamientos personales, que son los que dan más morbo- diciéndole algo así como esto: "Tú que nos has metido en el fango, te jodes y nos sacas ahora de él". Como si esto fuera una cosa de un iluminado cualquiera. Léase, discútase y quémese el periódico en pira pública. Y penosísimo lo de IU. A mí es lo que más me duele y lo que me parece más injusto. A ver si hay narices para cambiar la ley electoral por parte de los dos grandes partidos, que va a ser que no.
En el nivel provincial todo sigue igual. O eso parece. Pero es mentira. En Salamanca se ha producido un fenomeno que pone de relieve hasta qué punto es necesaria la renovación de las caras de los partidos. Emilio Melero lleva demasiados años al frente del partido en la provincia y los electores lo han borrado del Senado. No me gustaría estar estos días en su piel. Pero es este un nuevo caso en el que a la izquierda se le exige más que a la derecha. Los dos diputados elegidos del PP ni son de aquí, ni están ni se les espera. Y llevan ya varias legislaturas. Y nadie dice nada. Lo que vale para unos no sirve para otros. Los medios de comunicación se ensañarán con el caído y ni siquiera harán mención de lo que ocurre en su bando ideológico. Supongo que este hecho hará definitivamente saltar del cargo a Melero. A ver a cuánta gente más. Será curioso seguir las manifestaciones de algunos y de algunas.
Y en el nivel local, me apena que esta ciudad que tanto le debe al ministro Jesús Caldera no le haya votado en masa y hasta le haya dejado con un centenar de votos menos que los que le ha otorgado al PP. Supongo que será para él todo un disgustazo y un bajón de moral. Habrá razones para explicarlo pero a mí no se me alcanzan. Espero que, a pesar de todo, no ceje en el empeño con algunos proyectos importantes que hay pendientes de adjudicación y de ejecución.
En fin que esto está lleno de variables de todos los colores. Como corresponde a todo un proyecto electoral, fiesta y liturgia, suma de voluntades, crisol de voluntades, bebedizo de licores y pócima de sabores. A pesar de todo, ahí estamos, como ayer, como los días anteriores, como los días que nos aguardan.
A partir de hoy empieza lo más difícil y lo menos personalista. ¿Para qué se consiguen las victorias o se cosechan las derrotas? Eso tiene ya más miga y menos afectación personal. Ahí los quiero ver.

domingo, 9 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 17

JORNADA ELECTORAL
16,07 H. El día me recibe ya muy crecido y gris. No he tenido prisa para alzarme de la cama a pesar de que me siguen pillando para que ejerza de una cosa que técnicamente se llama Apoderado y que, en realidad, no sirve para casi nada, salvo para poder moverte de una mesa electoral a otra sin barreras y para poder husmear lo que sucede por todos los lados. Hay pocas cosas que realmente me alteren a estas alturas de la vida. No sé muy bien cuál es la causa. Espero que algo tenga que ver la madurez y con este sentimiento como de andar un poco de vuelta de demasiadas cosas.
El caso es que me acicalo con tranquilidad, oteo los contornos desde mi terraza y compruebo que la lluvia también se ha asomado y ha regado el suelo por la noche. No está mal. Se lo agradezco: lo necesitamos mucho.
A media mañana me doy, con José Manuel y con Mateo, una vuelta por la mitad de los colegios electorales. Una primera impresión me sitúa, por papeletas y por colas, en una alta participación. Después compruebo que no es muy distinta a la de otras ocasiones. Lo que más me sigue interesando de estas visitas es la sociología del elector. Según el barrio, el distrito o la mesa, el pelaje es bien diferente. De hecho -la experiencia sabe mucho de esto-, entrar en algunas salas en sencillamente situarte en territorio enemigo. Se sabe y se soporta, se conoce y se aguanta. El ritual de la democracia es el que es y tiene sus aristas. Otros dirán lo mismo pero desde la otra orilla. Me gustaría que todo el mundo tuviera la oportunidad de pasear mesas y barrios en día de elecciones para que después afirmara o negara si hay o no hay partidos de ricos y partidos de pobres. Si no hay más que mirar. Con eso basta. Las mesas situadas en barrios de clase alta, o que se cree alta, que esto es otro cantar, siempre arrojan unos resultados previsibles en la dirección de la derecha. Allí solo se juega el porcentaje que logre alcanzar la izquierda. Algo similar, pero en sentido contrario, ocurre en los barrios obreros. Tal vez ahora, como Rajoy dice que es el representante de los currantes -y Pizarro más todavía-, tal vez cambien las tendencias. Jajajajajaja.
Divertidísima es también la actitud y la actividad de los representantes de los partidos. En Béjar actúan PSOE y PP. Algún representante de IU se deja ver de tarde en tarde por alguna mesa, echa una charla con el representante del PSOE y resignadamente se marcha hacia otro lugar. Hay lo que hay. Pero dentro de las salas siempre se puede ver a dos interventores del PP y a un apoderado fieles y como un clavo al tajo. Su tajo consiste en ir apuntando el nombre de cada votante en unas listas que vete a saber para qué las querrán. Da la impresión de que quieren fiscalizar todo. Como si les valiera para escudriñar hasta la identidad del último votante. Más les valdría que se ocuparan algo más de la justicia social. A mí me causa una impresión muy desagradable esta especie de apabullamiento de los electores, de la mesa y de los representantes de los demás partidos. En el fondo creo que no sirve para nada en esta época, pero la sensación no hay quien la elimine. A pesar de todo, el rollete no me parece malo entre la gente que tiene que pasarse el día a pie de urna. Todavía este asunto de la misa y de la salida a la calle a la hora del mediodía acumula a la gente en las entradas y los votos en las urnas. Es el momento de las buenas caras, de las mejores palabras y vete a saber de qué intenciones cuando cada uno se da la vuelta.
Hasta estas horas no se juega casi nada, solo los votos individuales. La emoción vendrá a últimas horas de la tarde. Pero para eso aún quedan algunas horas. Así que a comer y a reponer fuerzas. La tele se extiende en anécdotas. Todo parece tranquilo. Es un signo excelente de madurez. Yo aprovecho para dejar esta media crónica que aguarda las horas finales y los resultados primeros y últimos de la tarde y de la noche.
00,20 h. Sabor agridulce con el resultado final de estas elecciones. Algo me ciega pero no entiendo que el PP no haya recibido un castigo por el tipo de oposición que ha llevado a cabo en los últimos años. Los números sustentarán posiciones similares a las que hemos visto hasta ahora y eso que saldremos perdiendo todos. Me decía un amigo de derechas hace unos días que, si tenía que ganar el PSOE, era mejor que lo hiciera por una mayoría amplia. Yo estaba de acuerdo con él en eso. Los resultados no nos han dado la razón. Sobre todo porque el otro partido mayoritario tendría que haber sentido en sus espaldas el dolor de la derrota para cambiar el ambiente. No creo que vaya a suceder eso. En todo caso, ha ganado quien ha ganado. Por si acaso también en esta ocasión nos vamos a adjudicar la victoria todos. Mañana será otro día.

sábado, 8 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 16


JORNADA DE REFLEXIÓN
Claro que conviene que reflexionemos. Hasta unas casualidades me han impedido salir al campo, lugar muy propicio para que la mente se serene"y vista de hermosura y luz no usada". Pero estoy en mi terraza. Y ahí abajo veo la mitad de esta ciudad estrecha, la parte más moderna, llena de gente que pulula por las calles, andando o en los coches; y al fondo la sierra y las laderas, con la nieve, que se escurre y dice serenamente adiós -tal vez también ella baje reflexionando por los torrentes y riachuelos-, con los brotes que enseñan las hojas asustadas y miran sorprendidas a la incipiente primavera. Porque, entre otras cosas, ya es primavera en el Corte Inglés, y donde hay patrón no manda marinero. Todo el campo anda como en un silencio tenso. Pero la vida explotará, está ya explotando y una corriente de anhelos rugirá muy pronto en todas las latitudes.
Mientras esto sucede, tenemos que reflexionar. Tenemos que pensar qué ha sucedido en los últimos cuatro años, qué espíritu ha presidido las actuaciones de los diversos partidos y en qué condiciones queremos que se sigan produciendo. Tenemos que reflexionar sobre el talante y el rollete que queremos darle a la participación ciudadana y a la actividad diaria de cada uno de nosotros. Tenemos que sopesar si ha habido adelantos sociales que favorezcan la convivencia o ha habido formaciones que han entorpecido siempre cualquier soplo de cambio para abrir posibilidades. Tenemos que reflexionar acerca de la situación de tantas personas sin voz que siguen o no siguen contando para la vida diaria. Tenemos que pensar cuál es el modelo de vida que nos apetece y en qué queremos invertir los esfuerzos. Tenemos que sopesar en qué comunidad, o país, o nación, o Estado nos encontramos y qué queremos hacer con él. Tenemos que tratar de interpretar qué significa que el nombre de España no se nos caiga de los labios y luego no tengamos en cuenta las realidades que la forman, nos gusten más o menos, y las peticiones de los ciudadanos como bases de la misma. Tenemos que considerar qué ocurre con tantas personas que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes y que ven lo de los mileuristas como un paraíso. Tenemos que reflexionar sobre qué es eso de los mejores y de los peores, sobre cómo se consiguen esas excelencias y cómo tienen que ser recompensadas. Tenemos que pensar qué significa eso de delegar en el voto demasidas voluntades posteriores. Tenemos que reflexionar sobre los grupos que componen la colectividad y no solo en nosotros mismos como sujetos de derechos y de deberes. Deberemos considerar qué es eso del voto útil. Tendremos que indagar en el sistema de representación. Y habrá que imaginar a esa niña con sus excelencias pero también con sus deficiencias y con sus realidades diarias, aquí, en cualquier sitio y en todas las condiciones. Tendremos que pensar por qué pensamos solo en los ciudadanos originarios de aquí y no consideramos la realidad de los ciudadanos de allá y hasta de acullá. Habrá que considerar por qué extraño motivo los votos de ciertos grupos sociales se acumulan un una opción y los de otros se van a otras bien diferentes. Y luego dicen que no se distinguen la derecha y la izquierda y que eso de los ricos y de los pobres es algo del pasado. Habrá que reflexionar sobre el valor que queremos darles a los ciudadanos de una comunidad envejecida, a los jóvenes que empiezan a ordenar su vida, a las mujeres que deciden algo tan doloroso como el aborto o a los enfermos que sufren en el dolor lo irremediable.
Tenemos que reflexionar sobre muchas cosas. La segunda parte resulta más sencilla. Cuando uno ha reflexionado, esto de la deposición del voto no es más que un acto mecánico, y el asunto de los personalismos y de las siglas se deja para los forofos, esos que, aunque en tantas ocasiones no están afiliados a ningún partido, actúan como si les fuera en ello la vida.
Y, si aún quedara algo de tiempo, acaso tendríamos que reflexionar sobre el valor de la amistad, sobre el paso del tiempo, sobre el sentido del ser humano, sobre la calidad de la convivencia, sobre la escala de valores que conforman al ser humano -tal vez lo del dinero sentiría pudor y se escondería-, sobre la extraña distribución de la riqueza, sobre el valor de la religión, sobre el significado de la familia, sobre la bondad o maldad del medio natural, sobre la rarísima distribución del trabajo, sobre la vanidad humana, sobre la permanencia de las cosas, sobre el valor real de la palabra, sobre los actos todos de la vida.
Hoy es día de reflexión. Mañana debería serlo también. Y el día siguiente. Hasta que nuestra cabecita nos dé de sí. Y ahora, silencio: a pensar.

viernes, 7 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 15

Y tuvieron que asonmar la patita por debajo de la puerta. No son ni los cabrititos ni el lobo feroz sino los muy cabrones, los asesinos, los hijos de la gran puta, con perdón de sus santas madres, los criminales, los malnacidos, los homicidas, los machos cabríos, los consentidos, los cornudos, los canallas, los pendejos, los perros, los cobardes, los miedosos, los gallinas, los caguetas, los daosporculo... Y así hasta la náusea. Pensaba yo que por esta vez nos dejarían un ratito en paz y ya se ve que no hay manera. Estos hijos de puta de ETA -he dicho hijos de puta- no han hecho nada distinto de lo único que saben hacer. Y qué poquita cosa es. Resulta tan sencillo matar a cualquiera, que hasta estos inútiles, inservibles, ineptos, incompetentes, ineficaces, vanos, estériles, inanes, inválidos, incapaces, improductivos, lisiados, tullidos, caraculos, e hijos de puta, e hijos de puta, lo consiguen. Es mucho más difícil tomar la decisión de matar que apretar el gatillo. Para lo primero hay que estar cargado de malicia, de maldad, de perversidad, de recelo, de desconfianza, de ineptitud, de perversión; para lo segundo solo hace falta apretar un gatillo y salir corriendo como gusanos, como hienas paridas, como serpientes infectas, como hijos de puta, como hijos de puta.
Supongo que hasta estos imbéciles, idiotas, memos, estúpidos, majaderos, necios, sandios, tontos, simples, hijos de puta, hijos de puta, se darán cuenta de que estos hechos no conducen nada más que al encabronamiento, a la pérdida de cualquier razón, al dominio del impulso y a la reafirmación de que, por muchos atentados y crímenes que se cometan, nunca será posible un cambio de situación desde la fuerza. Cuarenta y cinco millones contra unos miles de asesinos, de hijos de puta, de hijos de puta, son demasiados como para pensar en el cambio de dirección.
Aquí se ha dicho en alguna ocasión: ninguna idea justifica ni una sola muerte, ninguna ni una sola. Por lo demás, el grano sigue ahí, enquistado y supurando, aletargado pero dando respingos mortales. Habrá que volver a él cuando haya que volver, cuando el río baje más sosegado. La campaña se acabó, algún indeciso ajustará su voto en favor del PSOE. No merece la pena así. La mejor respuesta será la participación el domingo, en el sentido que sea, aunque sea en el sentido de mi amigo er Schú (un abrazo). Cada cual sabrá lo que tiene que hacer. Lo de hoy, con ser triste, no debe velar todo lo anterior y lo que se nos avecina, ni tampoco todos esos temas que se han quedado en el tintero: justicia, educación, salarios, solidaridad...

El tiempo es inmisericorde con todo y con todos. Mirarse al espejo significa reconocernos en el pasado, constatarnos en el presente e imaginarnos en el futuro. Un voto más o menos en el proceso vertiginoso del tiempo es casi nada, aunque menos es nada. Así anadamos.

jueves, 6 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 14

Ahora ya pide el voto todo el mundo -quiero decir todo El Mundo-; no nos conformamos con explicitar nuestras afinidades sociales o políticas sino que mendigamos a los demás el favor de adherirse a las mismas. Los medios de la derecha lo hacen desde siempre y en su derecho están, pero parecería que el decoro les tendría que obligar a anular esa última parte de petición expresa del voto a los demás. Para eso ya tenemos a los candidatos y a sus partidos, a aquellos que dicen que están más contaminados y que siguen las consignas al pie de la letra, como ovejas que siguen los dictados que se le han dado al rebaño.
Hoy me encuentro con un editorial del diario El Mundo en este sentido. Lo más importante es que no se vote al PSOE. La consecuencia inmediata es incitar a que se vote al PP, y, para lavar la conciencia, se deja la remota posibilidad de depositar algún voto utópico en el cesto de UPyD. Vaya, vaya. Qué sé yo; no es una cosa de derechos sino de decoro. Ya sé que en otros sitios también lo hacen, pero parece que los grandes medios de comunicación deberían ser un poco más comedidos y discretos. Aunque ya sabemos todos cómo somos y nadie engaña a nadie. Vale, pues sea, pero quede aquí mi reserva y mi reparo.
He oído al líder del PP afirmar que ya está todo dicho y que en los días que quedan ya solo se hablará de economía, economía y economía. Será el hueso que le queda por roer. Dos advertencias. La vida humana es, felizmente, algo más que economía. Además, debería contemplar y describir qué medidas afrontará para remediar esta crisis de proporciones tan gigantescas, según él, que nos tiene por los suelos. No sirve solo la parte negativa, por más que sea verdad que para poder remediar un mal hay que partir de su reconocimiento y, añado yo, de su delimitación exacta. Porque, si lo que reconocemos no responde a la realidad, no habrá forma de aplicar medidas correctoras exactas y daremos palos de ciego o hasta mataremos moscas a coñonazos.
Por lo demás, y por estos pagos, calma chicha, todos como en stand by, como aguardando sin aguardar, como dejando correr el tiempo sin esperar nada importante. En esta ciudad de Béjar no oigo ni coches pregonando por las calles alguna actividad. Cuando paso por las carteleras, veo algunos carteles por el suelo y me pregunto si no habrán cumplido ya su misión y no estarán ya implorando que los manden a la papelera. En fin, que todo se precipita hacia el domingo con la calma de las encuestas agrupadas en la misma tendencia y en las mismas predicciones. Después será lo que tenga que ser. Y no habrá pasado nada demasiado importante en cualquier caso, salvo que se habrá cumplido la liturgia civil. Más importante será el día después porque, como ya he dicho en otras ocasiones, se gana y hasta se pierde para algo. Pero esta es otra canción y suena de otra manera.

El pensamiento es mudo, se esconde, necesita para su desarrollo el silencio, prefiere la soledad al bullicio, surge cuando menos se le molesta, se desarrolla con pocos compañeros de viaje, mira a la colectividad pero desde la lejanía, anochece y sigue en la vigilia, amanece y el alba lo encuentra en vela, y todo el día sigue de acá para allá, sin el descanso de tomar asiento, porque anda siempre de paso. "Que el pensamiento es estar siempre de paso". Y, sin embargo, es la voz de tono mayor, la que mejor se oye, la que presta su voz y su formato a los mejores contenidos, la que no necesita levantar el tono para dejarse oír. Hay que hacerle más caso. Ea.

miércoles, 5 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 13

Mal número, y próximo al martes. Pero la perspectiva anuncia que el fin está cercano. Ya solo un par de días más y esto que llaman campaña habrá terminado. ¿O en realidad habrá terminado todo ya depués de los debates? Parece que hay algunos que quieren alargar la carrera un poco más, como si le hubieran cogido el gustillo a esto de predicar y les gustara impartir doctrina. Sin duda se nota más en aquellos a los que las encuestas parece que le van mejor. De hecho siguen llenando polideportivos y plazas de toros, ahora que están comenzando las primeras ferias del año. Y es que, aunque aquí solo nos llegan los telegramas elegidos por los medios de comunicación, parece evidente que a unos se les ve más a gusto que a otros. Dicen los entendidos que apuran las últimas horas para pescar en caladeros más difíciles. Yo vuelvo a expresar mi opinión de que el pescado está ya todo vendido y que, por ejemplo, poco va a pillar Zapatero en el sector de los mayores ni Rajoy en el de los jóvenes.
Uno echa en falta aquellas campañas en las que la movilización era mucho mayor, aquellas semanas en las que se involucraba a tantas personas en la pegada de carteles, en la invitación a los actos, en el reparto de consignas, en... Y echa también en falta los espacios gratuitos en los que se presentaban corridas de todo pelaje y condición, partidos de todo el espectro y formaciones que defendían las ideas más peregrinas. Y allí todo el mundo aparecía por unos momentos en igualdad de condiciones. A mí era lo que más me gustaba de todo este teatro. Después sabías que todo iba a quedar reducido a tres o cuatro partidos, pero, por unos momentos, eras capaz de decir algo así como "si fuera cierto solo la mitad de lo que se dice ahí..."
Hay dos formaciones que han quedado claramente discriminadas en estas últimas jornadas electorales. La primera es IU, con implantación nacional, con historia bien definida y con trayectoria bien clara. En IU se refugian muchas personas desencantadas de los partidos más "realistas" y más alejados de la utopía. Sus diputados cuestan un ojo de la cara en votos y son la mejor muestra, en negativo, de la desigualdad aritmética y política que significa el recuento de votos. Bien se merecería que se cambiara la ley electoral para ajustar en alguna medida la representación real con el número de electores. El otro partido es UPyD, el partido llamado de Rosa Díez. No conozco otro caso en el que se haya prestado más atención a su fundadora que este. Algunas televisiones (TV Madrid es el mejor ejemplo) la han tenido como experta de todo hasta en la sopa. Hasta que se ha tenido que tomar la sopa, claro, porque, en cuanto ha llegado el momento decisivo, no le ofrecen ni agua. ¿Qué esperaba la susodicha, que iba a suceder como en los meses anteriores en los que vivía en algunas televisiones, periódicos y emisoras de radio? Savater ha sido para mí siempre un referente cultural y ético. Lo sigue siendo. Sus obras me interesan y me interrogan siempre. Pero él no está. Y lo de Díez es como bisexual, siempre contra su antiguo partido mientras le han dado facilidades para expresarse, y ahora en el olvido porque la olvidan todos. Le sigo teniendo mucho respeto porque se la ha jugado de verdad muchas veces frente al mundo del terrorismo, pero su actitud pública en los últimos meses no me convence del todo.
Y lo demás, partidos de entrenamiento, y jugadores de segunda división, aunque la configuración social y política de este país es la que es y hay que jugar en todos los campos.
Me parece que el último debate lo tenían que haber realizado un par de días antes de la fecha de las votaciones. Como esto se alargue unos días más, vamos a perder la conciencia de que andamos en elecciones y la tensión se va a haber diluido. Todo requiere su liturgia, y esto mucho más.

Y a todo esto, ¿qué habrá sido de los que fui en otros tiempos? ¿Y de los que pude ser y no fui? ¿Y de lo que soy ahora mismo? ¿Y de lo que espero ser mañana? ¿Y de lo que podría ser pero nunca voy a ser? Heráclito y Parménides me contemplan y me llaman. No sé con quién marcharme

martes, 4 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 12

Mira que son brutos y tendenciosos. De nuevo, igual que sucedió en la primera ocasión, todas las encuestas dan ganador a Zapatero en eso que llaman los debates. Pues da igual, el que se empeña es capaz de ver negro encima de la mayor nevada. Es lo que ocurre con buena parte de los comentaristas en los medios de comunicación, al menos los que yo he podido leer. Al lado de los resultados de las encuestas, siempre sale algún divieso en forma de pero que quiere quitar importancia a lo que dicen los ciudadanos. Las encuestas no marcan más que tendencias, los debates en forma de lucha y de combate me la pelan, buena parte de lo que llaman campaña electoral es una pantomima (yo no sé si aguantaré mi diario de campaña hasta el domingo), pero de ahí a torcer todos los datos... ¿No querían pelea y jaleaban al aspirante con consejos bélicosos que servirían para romper la mandíbula al oponente? Pues a tomar de la misma medicina y a reconocerlo, que confundir el deseo con la realidad es engañarse como imbécil. Por cierto, y en aparte, hay que seguir enseñando etimologías a muchos enteradillos, o, etimológicamente, imbéciles; más que nada para saber a qué atenerse. Hace unos días comparaban como insultos similares acusar a Zapatero (Rajoy) de haber despreciado a las víctimas del terrorismo con las palabras de Felipe González llamando a Rajoy imbécil. La palabrita "imbécil", como sabe cualquier aficionado vale como "imbecillis", o sea, alelado, sin inteligencia, sin báculo, es decir, sin apoyo, se entiende mental. ¿Y uno que se alaba a sí mismo y se vende como el mejor despreciando a los demás no es imbécil? Yo creo que lo es en grado sumo, aunque esta sociedad no aguante fácilmente esta palabra. A mí, cuando era niño, todo el mundo -también los curas- me decían que si alguien me tenía que alabar tenían que ser los otros y no yo mismo porque eso constituía un ejercicio de imbecilidad. Creo que lo entendí y que lo sigo entendiendo. Una cosa es ofrecerse para ayudar y para tratar de solucionar las dificultades y otra bien diferente aparecer dándose el pegote en el escenario como un Legrá cualquiera.
¿Y ahora qué, se acabó la campaña? ¿Hasta dónde se va a estirar la resaca de los debates? ¿De verdad que, aun siendo un buen ejercicio democrático, van a suponer la variable findamental para los resultados? Yo prefiero verlo todo de manera muy relativa. La suerte seguramente estará ya echada, pero no sé si por los debates precisamente o más bien por el desarrollo de toda la legislatura. En todo caso, seguirán apareciendo variantes. Por ejemplo la de la conferencia episcopal. Ellos sabrán lo que han hecho y tienen todo el derecho del mundo a elegir a quien quieran; el mismo que yo exijo a los poderes públicos para que les hagan el caso justito y para que apliquen la máxima humanista que afirma que razón y fe tienen que caminar por separado, y, en caso de divergencia, debe aplicarse la razón que es lo que une a cualquier ser humano.
Porque la vida sigue, sigue con los exámenes, y con un poema que me ha mandado Morante (le vuelve la vena de la creación), o con un aire frío que nos ha sumergido de repente en el invierno, o con los pensamientos que se van dejando caer por mi cabeza. Por ejemplo este: Me parece que vivo en un mundo que considera superfluas las cosas más importantes y que sin embargo siente una necesidad imperiosa por lo más superfluo.

lunes, 3 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 11

YO VOTO
Llevamos ya unos veinticinco siglos con el invento este de la democracia codificado en textos. Este Platón de las entretelas tiene mucho que decir al respecto y tiene la culpa de demasiadas cosas, para lo bueno y para lo malo. El caso es que desde sus textos políticos tampoco ha sido tanto el tiempo ni los lugares en los que se ha practicado este sistema que se defiende como el menos malo que conocemos.
En nuestra sociedad, algunos tenemos la suficiente edad como para entender la diferencia entre períodos en los que el ser humano puede exponer públicamente su opinión y épocas en las que lo mejor era estar calladito. Y, ya lo decía el poeta: “se canta lo que se pierde”. Ojalá nunca perdamos este preciado tesoro de poder hacernos oír en la comunidad.
A mí me encanta votar; si por mí fuera, estaría todo el día votando. He votado siempre, creo que he sido consciente del voto que depositaba y me ha ido como a todo el mundo: unas veces mejor que otras. A mi alrededor se mueven personas de todos los pelajes, también algunos de aquellos que descreen de la res publica y que son reacios a depositar el voto en la urna. Su derecho tienen y su derecho ejercen. Yo, en cambio, ejerzo el mío, el de irme cada votación, pasarme por el colegio electoral, esperar lo menos posible y depositar mi voto en la urna. Luego aguardo a la tarde y me empapo con los resultados que me van llegando. Me interesan sobre todo las primeras horas y las primeras noticias. Que nadie crea, a pesar de todo, que yo voy entusiasmado a votar, qué va. No me entusiasman demasiado ni los partidos ni algunas de sus propuestas. Si yo tuviera que votar con el entusiasmo en la papeleta, lo haría quizás por alguna opción impensable en lo políticamente correcto; qué sé yo, tipo, monje trapense, o tal vez a algún cómico como Chiquito, o … Desde luego sería por opciones personales muy normalitas y por personas muy alejadas de lo que se entiende por líderes y mitos al uso. Así que tampoco votaría a Raúl, ni a ninguna miss España, ni al cantante de la banda del Mirlitón, si es que existe.
Pero hay lo que hay, existen las posibilidades que hay y tampoco es que me desagraden del todo. Porque la vida la concibo como posibilidades y no como verdades exactas, porque prefiero equivocarme a que se equivoquen por mí, porque no me lo permitiría ese gusanillo que horada mi conciencia, porque la utopía está bien pero en su sitio, porque nos lleva un vaivén de un pasito para adelante y dos pasitos para atrás.
Y es que, en el fondo soy un descreído, me falta el entusiasmo y busco el mal menor. ¿O acaso será el voto útil? Claro que si no fuera el voto útil, ¿para qué lo iba a depositar? Aspiro a que sea útil para avanzar sin tregua, para acercarnos un poco más a la justicia social, para renovar, aunque sea solo en parte, las esperanzas en un mundo un poco menos malo. Y para recordar a los representantes sociales, desde el mismo momento del voto, la necesidad que tienen de sentirse solo representantes delegados y no ministrillos propios de la nada, para poder exigir cada día en nombre de qué gobierna quien gobierna y para andar a medio camino entre la utopía y la cabeza asentada encima de los pies.
Yo voy a votar el 9-M. ¿A quién? El voto es secreto, pero nunca he ocultado mis preferencias por la izquierda. Además, soy un perezoso militante de la izquierda. Lo repetiré: mientras tenga que ser, mi voto será de izquierdas. No le veo más utilidad social que esta, pues me parece indecente estar en la vida pública sin una visión social y presta a ayudar al más necesitado.
Pero allá cada cual, que en esto consiste la democracia, en la expresión libre de las voluntades. El paseíllo va a comenzar. Suerte, vista y al toro.

domingo, 2 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 10

De nuevo mañana tendremos invitados a la mesa, o al menos al salón. En nuestra intimidad se volverán a colar los candidatos, y vendrán con la intención de colocarnos un nuevo discurso que en bastante se parecerá al del lunes pasado. Mucha gente volverá a desplegar su cortesía y los volverá a atender con los mismos desvelos y atenciones que la primera vez. Otros en cambio se sentirán burlados en sus propias casas porque volverán a sentir que los abruman con los mismos argumentos. Y como los comensales visitan el restaurante casi a diario, verán cómo muchos camareros dejarán de atenderlos y soltarán algún improperio contra los pelmazos de la caja tonta.
Así las cosas, a uno le gustaría que al menos las formas se repartieran entre el tono educado y el respeto a los dueños de la casa o del restaurante. Hay muchos integrantes de la familia que se divierten con la salida de tono, con la chanza, con el desprecio, con la zancadilla, con el aquí te pillé, con la victoria por apabullamiento. Solo de esa manera tienen ánimos para levantar la copa y celebrar la victoria. Tal vez porque en su vida también anden en el empeño continuo de dividir y de jerarquizar vencedores y vencidos. Pero para estos ya se proyectó la película de la semana pasada. Que no abusen, que nos den la oportunidad a los que queremos un poco de serenidad, un bastante de buena educación y un mucho de respeto y de buenas maneras. Ya que tienen tanto empeño en convencernos, que lo hagan desde los buenos modales, desde la limpieza y desde la humildad. ¿No tienen acaso ya el ejemplo del último combate? Es verdad que hay espectadores de primera fila que viven de la glosa de la victoria o de la derrota, pero las encuestas demuestran que hay mucha segunda fila y hasta fila cero, y que en ellas se sientan personas serenas y tranquilas, que no andan muy dispuestas a que se les cuelen en sus casas a reñirles ni a reñirse.
Así que, cuidado con las estrategias, con los escudos y con las lanzas. Tal vez lo mejor es que los dejen en sus casitas y que no molesten al personal, por favor.
Dicen que los candidatos se han tomado algún tiempo de respiro para preparar la invasión de los hogares de mañana. Algunos de los sufridores, de esos que serán invadidos sin remedio, también se han tomado el día para tomar aliento y serenarse.
El sol sale para todo el mundo, como elemento natural y democrático que es. En el valle del Jerte también salió para todo el que lo quisiera gozar. Los cerezos ya apuntaban los brotes en algunas de las variedades. En un par de semanas todo será un mar de flores, un cultivo de semen vegetal, una alfombra florida en tonos blancos. Ya todos los cerezos enseñan sus botones, incluso en las terrazas más altas y serranas. Piornal y su Jarramplas nos han acogido y nos han dado de comer abundantemente unas sopas caseras, una caldereta de cabrito y unos postres jugosos. Desde allí arriba se divisaban, en la otra ladera, las crestas nevadas de la sierra de Béjar, y todo el valle a los pies, ancho y luminoso. Mercedes, Nena, Antonio y yo mismo hemos charlado y hemos comido, hemos practicado la amistad y hemos vuelto a certificar que hay cosas en la vida que merecen la pena. Hay que volver de nuevo al Jerte, a bañarse en las flores del cerezo. Hoy todo se ha anunciado, pronto todo será plenitud. Para entonces ya estaremos en postcampaña y andaremos pensando para qué coños merece la pena ganar o perder unas elecciones. Y ya apuntará la primavera, y el campo será todo, también con nosotros en su seno. Si es que sobrevivimos a los intrusos, a los maleducados y a los invitados de mañana. Agur.

sábado, 1 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 9


He asistido esta tarde al mitin de campaña del PSOE en Béjar. Hotel Colón lleno de gente, sociología variada pero con predominio de gente de clase baja. Sigo pensando que no hay más partidos políticos de que el de los ricos y el de los pobres. Bien sé que simplifico, pero no se me dirá que no soy claro. Creo además que abarco más porcentaje de verdad que de exageración. Como era lógico, nada nuevo que no se conociera. Los mítines no sirven para modificar votos sino para reforzarlos y para animar al personal. Siempre he clamado por que no se insulte a nadie en estas reuniones, e incluso por que no se mencione demasiado al contrario. Hoy he quedado bastante satisfecho en este sentido. Entre los intervinientes, diversos niveles y fluidez de palabra bien distinta. A alguno hay que darle un cursillo acelerado de intervención: vocalización, léxico, orden de ideas, silencios, vacilaciones... Otros andan más sueltos.
En Béjar -fácil es imaginárselo- se espera sobre todo la intervención de Caldera. Anda el hombre ya sobrado en estos ambientes. Pero yo le echo en cara una cosa: que no haga sus intervenciones más ideológicas. Tiene el terreno perfectamente abonado para hacerlo. Repite con frecuencia que él ha sido el ministro de las personas. Y yo creo que lo ha sido. ¿Por qué no recuerda en unos minutos sus actividades sociales (ley de igualdad, ley de dependencia, acuerdos con sindicatos y patronal...) y dedica el resto del tiempo a desarrollar ideología? Cada vez lo va haciendo más pero yo echo en falta que vibre un poco más con esto. ¿No es eso realmente la principal diferencia entre unas opciones políticas y otras? Cuando habla de emigración, por ejemplo, tiene toda la autovía limpia para dar doctrina acerca de los valores que conforman a la persona, para resaltar la necesidad de integración de personas con iguales obligaciones y con iguales deberes, y hasta para ejemplificar con personas presentes. Algo de eso ha hecho esta tarde, pero lo quiero más vibrante y más convencido. Por eso sí que merece la pena trabajar y echar horas, para eso sí que merece la pena ir a votar, ganar y gobernar. Y estoy seguro de que la gente lo entiende; al menos la gente de izquierdas. A las reacciones y a los aplausos me remito. Hay mucha gente convencida de que el ser humano es algo más que dinero y estadísticas, un poquito más que tantos por ciento y mucho más que la cesta de la compra. Y, si no la hubiera -que la hay, vaya que si la hay-, merecería la pena trabajar por que la hubiera. Eso sí que es ideología, y en ese nivel es en el que a mí me gustaría ver a los partidos.
Así que sumo una razón más para votar y para votar izquierdas. Y añadiré otra, menos importante y un poco más egoísta: quiero seguir teniendo en el Gobierno un ministro de esta ciudad estrecha en la que vivo, una persona valiosa que me ha demostrado su humanidad y una pizca de ideología. Ya era hora.

Y todo esto después de una mañana más en el campo, con temperatura primaveral y con la compañia de Manolo. Montemayor nos aguardaba y hasta allí que nos fuimos. El río nos ha acompañado y también lo han hecho los castaños en la umbría y los robles en la solana. En el Puente la Malena nos hemos cruzado con dos peregrinos que hacían el camino mozárabe hacia Santiago. Uno tenía más de setenta años y había llegado desde el norte de Italia (Turín) hasta Sevilla para echarse al camino desde allí; el otro era un gallego que andaba completando un circuito que le había llevado a caminar toda la geografía portuguesa y ahora abrochaba el círculo hacia el norte. Esto sí que es estar en el camino y tener el corazón henchido de ánimo. ¿De dónde proceden esos ánimos? Misterios. Acaso también ideología. Quién sabe.