viernes, 26 de junio de 2009

HASTA DENTRO DE UNOS DÍAS

“Asomaba la Aurora temprana de dedos rosados / y Telémaco, el hijo divino del prócer Ulises, / anudose a los pies las sandalias hermosas, la lanza / empuñó fuerte y grande ajustada a sus manos y, ansiando / verse ya en la ciudad, se volvió hacia el porquero y le dijo: / “Oye, es tiempo que torne al palacio y mi madre me vea, / pues me doy a pensar que no habrá de ceder en su llanto / lastimero y cruel, sus sollozos y lágrimas, sino / cuando esté yo en persona a sus ojos. Mas esto te encargo: / lleva allá a la ciudad tú también a ese pobre extranjero, / que mendigue el sustento por ella y le dé cada uno / lo que quiera, una copa o un pan: con mi carga de penas / yo no puedo atender a quienquiera que llegue.” Odisea Canto XVII.

“Señor con el que danzan el novillo Eros y las ninfas de ojos oscuros y la purpúrea Afrodita, tú que recorres las altas cumbres de los montes, te imploro de rodillas, ven benévolo a mí y escucha mi plegaria grata a ti. Sé para Cleobulo buen consejero y que acepte, oh Dioniso, mi amor.” Lírica monódica. Poetas mélicos.

“Para el caso de “qué es el máximo” hay ejemplos tales como “¿qué es lo más justo? = hacer sacrificios”; “¿qué es lo más sabio? = el número, pero en segundo lugar, lo que pone los nombres a las cosas”; “¿qué es lo más sabio de lo que está entre nosotros? = la medicina”; “¿qué es lo más bello? = la armonía”; “¿qué es lo más valioso? = la sabiduría”; “¿qué es lo más bueno? = la felicidad”; “¿qué es lo más cierto de lo que se dice? = que los hombres son malvados”. Por ello dicen que Pitágoras elogió al poeta Hipodamas de Salamina, quien compuso estos versos: “Oh dioses, ¿de dónde sois? ¿de dónde habéis llegado a ser así? / Oh hombres, ¿de dónde sois? ¿de dónde habéis llegado a ser tan malos?” Filósofos pitagóricos.

a)“Eros es amor de lo bello.”
b) “-¿Y qué será de aquel que haga suyas las cosas buenas?
-Esto ya -dije yo- puedo contestarlo más fácilmente: que será feliz.”
c) “-Pues no te asombres -dijo-, ya que, de hecho, hemos separado una especie particular de amor y, dándole el nombre del todo, la denominamos amor, mientras que para las otras especies usamos otros nombres.”
d) “Lo que los hombres aman no es otra cosa que el bien.”
e) “-Entonces –dijo-, el amor es, en resumen, el deseo de poseer el bien.”
f) “El amor es también amor de la inmortalidad.”
g) “Pues esa es justamente la manera correcta de acercarse a las cosas del amor o de ser conducido por otro: empezando por las cosas bellas de aquí y sirviéndose de ellas como de peldaños ir ascendiendo continuamente, en base a aquella belleza, de uno solo a dos y de dos a todos los cuerpos y de los cuerpos bellos a las bellas normas de conducta, y de las normas de conducta a los bellos conocimientos, y partiendo de estos terminar en aquel conocimiento que es conocimiento no de otra cosa sino de aquella belleza absoluta, para que conozca al fin lo que es la belleza en sí.” Palabras de Sócrates en El Banquete.

“Pero el que la masa debe ser soberana más que los mejores, pero pocos, puede parecer una solución y, aunque tiene cierta dificultad, ofrece quizá algo de verdad. En efecto, los más, cada uno de los cuales es un hombre mediocre, pueden, sin embargo, reunidos, ser mejores que aquellos, no individualmente, sino en conjunto. Lo mismo que los banquetes, en que han contribuido muchos, son mejores que los sufragados por uno solo. Al ser muchos, cada uno tiene una parte de virtud y de prudencia, y, reunidos, la multitud se hace como un solo hombre con muchos pies y muchas manos y muchos sentidos; así ocurre también con los caracteres y con la inteligencia.” Aristóteles en su Política.

“Él nos capacitó como ministros de la nueva alianza, no de la letra, sino del espíritu, que la letra mata, pero el espíritu da vida.” Carta de san Pablo a los Corintios.

“Me parece igual a los dioses aquel varón que está sentado frente a ti y a tu lado te escucha mientras le hablas dulcemente y mientras ríes con amor. Ello en verdad ha hecho desmayarse mi corazón dentro del pecho: pues si te miro un punto, mi voz no te obedece, mi lengua queda rota, un suave fuego corre bajo mi piel, nada veo con mis ojos, me zumban los oídos,… brota de mí el sudor, un temblor se apodera de mí toda, pálida cual la hierba quedo y a punto de morir me veo a mí misma.” Versos de Safo.

“Cielo purasangre / Dedos que se llevó un riachuelo / Pasado por el sueño // Entre las verdes hojas de laurel / Desnuda yace la mañana.” Odysseas Elytis.

Escucho de fondo música ortodoxa (Philippolis : Laudamus Deum), Allá, en el fondo, diviso algún monasterio entre las rocas; más allá, adivino el Partenón.

jueves, 25 de junio de 2009

¿PREPARADOS?

No sé si entre las cualidades propiamente humanas está la de ser viajero y trasladarse de un sitio a otro con frecuencia. Si así fuera, yo tendría que pensar en afiliarme a otra especie diferente, pues mi sillón y mis libros me retienen demasiadas horas sin moverme y cada año me llevan de vacaciones a la fuerza y con desgana y siempre suspiro por que me dejen sentadito a la sombra de un castaño o a la orilla de un río. Cuento con alguna otra opinión que me consuela, como aquella de Borges que decía que como mejor se podía viajar era con la imaginación y desde una biblioteca. Me apunto sin dudarlo a esta opinión. Conozco también aquella que afirma que como mejor se quitan los males es viajando y conociendo otras culturas. Vale, será verdad, pero repito mi deseo de conocerlas sin necesidad de estar todo el año pensando en esos otros lugares, sin tener que privarme de mis caprichitos por el ahorro necesario, sin tener que colocarme pacientemente en la eterna cola de la carretera. Sé que la historia se ha hecho a base de movimientos, viajes y migraciones, pero sé también que uno de los avances mayores resultó ser el del asentamiento de los seres humanos en un lugar determinado, y que ahora se va y se viene a cualquier sitio del mundo desde esta ventana mágica que tengo abierta en mi ordenador.

Pero Athos es otro viaje, otra manera de buscar la aventura, de volver en el tiempo al siglo diez, de sentir cómo la vida se detuvo allí por alguna razón que convendría analizar, de repartir unos días con unos horarios que poco tienen que ver con los “normales”, de charlar de lo divino y de lo humano, de empezar el día sin saber muy bien cómo va a continuar y mucho menos cómo puede terminar, de dejarse llevar por los usos de esas gentes que se han plantado allí con unos ideales que no son fáciles para una mente mínimamente racional…

A estas alturas -queda día y medio para la partida- no he preparado mi mochila, ese equipaje colgante que me acompañará y que me pesará en la espalda a todas horas. Tengo un largo listado de sugerencias de Jesús, que se ha ocupado de casi todo. En mi mochila irá lo imprescindible. Y nada más. Voy de viaje y no soy un turista. Soy un viajero y casi un aventurero. Llevaré otro baúl mental que me ayudará a sentirme de otra manera, a vivir unos días de manera diferente. Estas formas casi momentáneas son las que más me gustan. Ya me voy a la mochila, que no me queda tiempo. Y me voy a ponerme en situación, a actualizar detalles, leyendas y conceptos que me sumerjan en esa tierra eterna que tanto me ha hecho soñar e imaginar. Así que a las mudas y a los útiles de aseo, a la cámara y a la cartilla de notas, a los frutos secos y a los documentos de identidad, a… Y a refrescar algunas lecturas. Ya todo está pidiendo la hora. Tengo que moverme. A ello.

miércoles, 24 de junio de 2009

EN LA DEHESA DE CANDELARIO

Hoy tocó comida en el campo. Una de esas comidas que cierran ciclo -en este caso curso- y que ponen límite a algún período regular. Nos fuimos a la Dehesa de Candelario con nuestras carnes y con nuestras bebidas (nadie me guardó ensalada, coño), con nuestros buenos aderezos y con nuestros postrecitos.

Comer en la Dehesa es un lujo de hotel de seis estrellas. Un extraordinario robledal ampara todo el paisaje y lo sostiene en un fresquito estupendo. Las laderas de estas sierras son así y en ellas uno se deja llevar por cualquier cosa, que todo es bien venido. Y allí hemos pasado los colegas unas cuantas horas, con charla incluida, con ensayo de cocinero mayor también, con paseo estupendo por la orilla del río y por el azud que lleva hasta el pantano, y con ascensión final al Cancho de la Muela cuando ya la tarde declinaba. Una cosa completita y maja.

Estas situaciones son propicias para que la gente se suelte y deje ver sus caras un poco más ocultas, esas que se evitan y se esconden tras algún tipo de coraza los días laborables. La profesión de la enseñanza es bastante peculiar y estas ocasiones siempre deparan alguna sorpresa. Vinieron Paco y Ana desde Salamanca y me he quedado con un poquito de mala conciencia porque tal vez no los he atendido mucho. Mis excusas.

La profesión de profesor tiene algún punto de trabajador temporero (que no se entere mucha gente) pues cada curso se cierra un ciclo y se abre otro nuevo cuando se anuncia el otoño. Siempre es cosecha nueva, siempre se inicia con el deseo de recoger buenos frutos. Y siempre se comprueba la certeza de que los árboles que se cultivan tienen la misma edad y la misma lozanía, mientras que el cultivador se hace cada vez más cansino y mayor. También ellos son el tiempo, tal vez el mejor reflejo del tiempo, de mi tiempo.

martes, 23 de junio de 2009

AY LA NOCHE DE SAN JUAN

Ay esta nochecita de san Juan que tanto se resiste a la oscuridad. Ha sido largo el día y buena parte de él se me ha ido en poner notas y en clasificar muchachos, en una contribución más a este modelo en el que ando inserto sin demasiadas ganas. Examinar, clasificar, ordenar según el sistema… No estoy seguro de que esto sea exactamente educar.

Voy a dejar hablar hoy también a otra persona, al pensador Michel Foucault: “El examen combina las técnicas de las jerarquías que vigilan y la de la sanción que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona. A esto se debe que, de todos los dispositivos de disciplina, el examen se halle altamente ritualizado. En él vienen a unirse la ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el despliegue de la fuerza y el establecimiento de la verdad…” Pues eso, que de exámenes, de notas y de clasificación. ¿Para qué? Pues para que el sistema siga como está. Y no está demasiado bien precisamente.

La última hora de la tarde me volvió a llevar a una reunión en la que comprobé otra vez que no es fácil que la gente ordene sus ideas en función de los demás y del sentido común. Andamos tras un proyecto de futuro para esta ciudad estrecha y no sé si saldrá adelante. Hay poca agilidad y escasa participación. Yo ya les he dejado mi modelo y mi aportación. Veremos qué pasará en los próximos meses.

Y anda cuajando en mí la concreción de un poemario que recorrería las principales ideas de algunos de los filósofos más importantes de la historia. El esquema lo tengo, me falta ponerme a ello. Ya estoy viendo el peligro de racionalizar demasiado los poemas, pero quizás merezca la pena correr ese riesgo. Sería como repasar un esquema filosófico desde los versos y con los vericuetos y las libertades propias de la poesía. Cada vez me tienta más la filosofía, cada día leo más de ese palo; nada tendría de especial que lo encarara desde esa vertiente. ¿Lo haré? Tengo casi elegido el grupo de filósofos que me harían compañía.

Veo pasar a un numeroso grupo de jóvenes por debajo de mi casa. Van camino del río en este puente viejo de ahí mismo. Inmediatamente antes de llegar, se desvían hacia la ladera y se pierden en la noche. Es la noche de san Juan. Ay la noche de san Juan.

lunes, 22 de junio de 2009

GOTITAS DE LAICISMO

Cuando volvía ayer de mi feliz estancia en Ávila, me enteré de que, en el Cerro de los Ángeles, ese cerro que centra geográficamente las geografías de todas las Españas, Rouco había vuelto a representar la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús. Esta mañana leo en un periódico provincial que Cipri, el alcalde de mi ciudad, Cipri, persona a la que considero de muy buena voluntad, se ha prestado a la recuperación de una vieja costumbre, tan vieja que nos hunde en los períodos más oscuros de nuestra historia: la de dejar que el representante eclesial que preside la procesión de octava del Corpus se acerque a buscar al alcalde, autoridad civil, y lo lleve a integrarse en la misa y en la ceremonia de la iglesia. Sospecho que lo ha hecho muy a pesar suyo. Pero lo ha hecho. Aquí, en este país, todo pueblo vive bajo la advocación de un santo o de una virgen, de manera que se convierten en protectores tanto de creyentes como de incrédulos y de ateos. Todo lo sigue llenando el asunto religioso.

¿Pero es que no vamos a aprender nunca? Damos tres zancadas para atrás mientras nos da temor andar un pasito hacia adelante. ¿Qué coños hace el poder civil en medio de los asuntos religiosos? Tiene que ser difícil gobernar representando a todos. Parece evidente también que hay que “atender” a todas las sensibilidades. Pero atender a todos no significa -no debe significar- ponerse a los pies de nada y menos de aquello que no sea común de todos los vecinos y de todas las personas. El alcalde puede acompañar como uno más a la procesión, pero no puede “rendir armas” como si nada. Poner las banderas inclinadas bajo los elementos religiosos el día del Corpus es retrotraerse al menos 500 años en la historia, aunque la costumbre se haya mantenido hasta hace bien poco. Ampliar esos usos a la octava de la fiesta no tiene calificativo sencillo.

El hecho concreto tendría que ser trascendido para encontrar la importancia real. Incluso el más solemne del Cerro de los Ángeles. ¿Quién es este obispo para consagrar un territorio? ¿A quién representa este sujeto? ¿Por qué no consagra la fe y las vidas de sus fieles y estos empiezan a practicar la justicia, el humanismo y el reparto de la pasta y de los poderes? ¿En qué se parece el sermón de este colega a aquel Sermón de la Montaña?

No tienen solución porque, además, en cuanto les das la mano, se aferran al pie y no lo sueltan hasta que no lo devoran. Es asunto de estructura. Todos los monoteísmos son igualitos, tienden a universalizar todo y a hacerlo depender del vértice del triángulo, de ese ojo gigante al que quieren que todo se someta, además de una forma siempre amenazante y chantajista. Ahí están los infiernos, los castigos, los pecados, los sometimientos a las jerarquías, los dogmas, las torturas psicológicas…
Como ellos son los que se arrogan el poder único de interpretación de la doctrina, pues a ver quién les tose. Todo vale para el convento con tal de que no se salga de la pirámide, en la que ellos ocupan un puesto de privilegio.

Lo he comentado más veces. Me apena que andemos imitando a las tortugas, aunque comprendo las presiones sociales y hasta mentales.

Si además -aviso a navegantes- nos gustan tanto los toros que también hacemos referencia a ellos como la “fiesta nacional”, cuando hay por ahí tanto antitaurino razonable y razonador, o simplemente personal que pasa del asunto, pues acaso entendamos mejor ciertas actitudes. No era esto, no era esto.

Menos mal que al menos, en el nivel nacional, no hemos tenido al Jefe del Estado ni al Presidente del Gobierno haciendo reverencias circenses en el sitio mentado. Menos mal.

domingo, 21 de junio de 2009

ESTA SARA PRECIOSA

Sara me recibe en un duermevela que la sitúa más en su mundo que en el mío. ¿Es que nadie le ha dicho que me moría por verla y que ya hacía varios días que no la contemplaba?

Pero ahí estaba ella, tan suave y tierna, con sus diecinueve días a cuestas. Todos corriendo a verla, a contemplarla, a practicar la voz suave para que no se despertara, a pesar de que deseábamos que lo hiciera para decirle cosas.

Ávila acoge sus primeros días y creo que lo hace muy bien: comiendo mucho, durmiendo más, sin un ruido de más ni de menos, con carita de pilluela a veces, con las primeras muecas reflejas de sonrisa en su carita de cielo, con sus padres contentos y felices, con sus abuelos que no saben qué cara poner ni qué cosas decir, con un ambiente familiar relajado, con la satisfacción en todas las caras. Qué suerte tiene nuestra Sara de ser tan querida. Yo creo que ella lo nota y que se va asentando en la vida con pasitos alegres y con gestos graciosos.

Enseguida llegaron los amigos de sus padres. Qué feliz me siento al comprobar que mis hijos son tan queridos por casi todo el mundo. Sé que ellos son abiertos, muy abiertos, y que ponen mucho de su parte para que esto suceda. Recuerdo aquí otra vez que en lo alto de mi ética se encuentra esta sentencia: QUERER Y SER QUERIDO. Me parece que la cumplen en grado muy notable. Me siento muy contento.

Y Sara se durmió después de comer y de quedarse satisfecha. Con su cabecita posada sobre la tela suave de la cuna, con los bracitos extendidos, como abrazando al mundo, con sus ojitos dulces y con su gesto de paz y de ternura. Sara es muy dormilona. Nos da tiempo a comer y a echar un sueño en el sillón. Y no hay cuidado. Por si acaso, hay aquí un artilugio que la tiene en pantalla desde cualquier sitio de la casa. Como si quisiéramos velarla cada minuto. Ella duerme en el limbo de los sueños.

Es más de media tarde y Sara abre sus ojitos grandes. Comienza a mover su cabecita y a mover sus bracitos en la cuna, se quiere hacer presente, reclama que también ella es un ser con sus necesidades. Quiere comer, sin duda. Antes hay que bañarla.
Y verla en la bañera es un milagro. Ni una sola señal de desagrado. Apoyada en las mallas de una red, recibe su bautismo cotidiano, sus raciones de agua y de caricias. Hoy la miramos todos, pues todos la quisiéramos bañar. Ella abre los ojitos y seguro que percibe la presencia de más palabras que las de otras veces. Y Sara es un tesoro desnudita, con su cuerpecito en ciernes, con sus manitas diminutas y sus deditos largos, con su rostro moreno y sus ojitos sorprendidos, con sus piececitos moviéndose sin tino. Sara es todo un tesoro. Me gustaría guardarla entre mis brazos un buen rato, pero hay que darle calor y cobijo en sus vestidos. Sigue sin una queja. Es una princesa que pronto será reina.

Ahora ya está vestida y no me aguanto. Le doy un haz de besos muy suaves y se la doy a su madre. Tiene que comer de nuevo. Ella sabe pedirlo moviendo su cabecita y agitando sus brazos. Pues a comer, tesoro, mientras yo te dedico estas pobres líneas.
Luego iremos de paseo, a conocer la luz y el viento, el sol del verano que ya está con nosotros y, en fin, a darle pinceladas a la vida, esa vida que ya te va conociendo como tú la conocerás a ella. Yo te beso y te quiero, ahora que eres tan tierna.

Mira, Sara, mi reina, lo que te digo en voz bajita: yo a ti te quiero mucho, no lo dudes; tú tienes que querer quererme y entonces ya me querrás. Duérmete, niña mía; te cantaré la nana que te compuse el mismo día de tu nacimiento: parece que causa efecto. Ya me callo.

DE CAMINO Y FAMILIA

¿Cómo puede hacer un viento tan puñetero precisamente en el momento en el que está rompiendo el verano? ¿Pero esto qué es? Zumba el viento en mis ventanas de una manera desbocada cuando el solsticio de verano empieza a cambiar el rumbo y se empieza a mirar en decrecida. Tal vez estará enfermo este vientoy quiera hacerse notar. Que se queme todo lo que tenga que quemarse, que el fuego lo purifique todo, que todo se ofrezca como óbolo a este viento y que todo sea llevado hasta el altar del sacrificio. Empieza la estación de los frutos, de las fiestas, de las normas rebosadas, de los horarios laxos. Es verano en el cielo y en la tierra. Debería ser verano en mí mismo.

Esta mañana volví a echarme al camino, en ascenso y descenso. El Castañar, Llano Alto, Peña de la Cruz, Peña Negra, camino de Cantagallo. Fuente de la Señora, regato de los Horquitos, cedro centenario, Centena, Santana y Béjar. Un paseo estupendo de nuevo entre las leyes de la naturaleza. Comenzamos el camino Manolo y yo argumentando a favor y en contra de la belleza y de nuestra percepción de la realidad. La cuesta se nos hizo bastante menos costosa en estos pensamientos. Y no arreglamos nada, por supuesto. Luego vino la fiesta del almuerzo, y el dosel de las ramas cubriendo buena parte del camino. Llegué a casa cansado (casi dieciocho kilómetros con mi cuerpo un poco desentrenado). Dormí placenteramente después de una ducha reparadora.

La tarde fue una fiesta con mis hermanos. Fue de buenos recuerdos, de algún reparto, de mirar hacia atrás y hacia adelante, de prometernos más reuniones próximas, de sentirnos a gusto, de repetirnos mucho que nos necesitamos, de algunas lágrimas por recuerdos recientes, de contemplar la vida y descubrirnos cerca unos de otros, de sentirme yo a gusto con todos ellos.

Ya la noche en el cielo, volví para mi casa. Mañana toca Ávila. Mi Sara en su cunita para que yo la bese tiernamente. Que llegue pronto el alba. Ya estamos en verano.

viernes, 19 de junio de 2009

MÁS ALLÁ DEL SISTEMA

Me derrito en estos calores que, si no son anticipados, sí me pillan desprevenido y con una sensación cansina y desdibujada.

Cuando llego a casa me entero del fallecimiento de Vicente Ferrer en la India. Repaso por donde puedo algunos datos de su biografía y lo veo dando una patada al aparato formal del mundo y lanzándose sin paracaídas al campo de batalla, al descampado en el que le aguardan los necesitados, esos bípedos implumes que, a pesar de todos los pesares, nacen, crecen, se multiplican y mueren; de otra manera, nacen, se alimentan, duermen, se relacionan con los demás y, de vez en cuando, se paran a pensar en las cuatro anteriores actividades. Solo esporádicamente he seguido a lo largo de los años los trabajos de este hombre admirable. Pero de manera suficiente como para sentirme atrapado por esa voluntad de hierro y por esa lucidez diáfana que sostenía un cuerpo pequeñito y delgado, acompañado de una mirada que parecía reírse de cualquier dificultad. Alejado de toda jerarquía y de toda ortodoxia formalista, parecía vivir con algunos principios que lo mantenían en pie y bien alerta. Uno se reconcilia con el valor del ser humano cuando contempla a tipos como este, a gigantes de la voluntad, de la humildad y de la solidaridad. Sigo convencido de que hay mucha gente por ahí de este tenor, aunque nadie hable de ellos ni se reúnan en juntas directivas, comités ejecutivos o conferencias episcopales. Un abrazo grande de admiración y cariño para él y para su gente, que somos todos.

Y voy diciendo adiós a mis días de calendario escolar. Lo hago este año un poquito más cansado que otros cursos, pero con similar convencimiento de que la educación es la acción más salvadora para el ser humano. A pesar de los pesares y de todas las chinas que al coche se le ponen en las ruedas. Normalmente los esfuerzos de los profesores y los deseos de los padres tienen que ver con el mejor acomodo personal del alumno en la estructura actual: que se aprueben los exámenes, que se supere la selectividad, que se termine una carrera, que se aprueben unas oposiciones…

Situarse, situarse y después situarse en el sistema actual, aprovecharse de él de la mejor manera posible y siempre desde un punto de vista egoísta: “qué buen alumno”, “mira qué puesto ha alcanzado”, “qué bien situado está”, “qué buen expediente”… Todo desde el presente y para el presente. Sin dos dedos de frente para mirar un poco al futuro y a la colectividad. Sin cuestionarse casi nunca si el sistema está bien o mal planteado. Algo similar a lo que hacen los economistas con la crisis.

Ayer mismo me topaba con estas líneas escritas por Kant: “Ordinariamente, los padres no se preocupan más que de una cosa: 1) de que sus hijos salgan adelante en el mundo, y 2) los príncipes no consideran a sus súbditos más que como instrumentos para sus designios. Los padres piensan en su casa, los príncipes piensan en su Estado. Ni unos ni otros tienen como fin último el bien universal y la perfección a la que la humanidad está destinada y para la cual posee también disposiciones. Sin embargo, la concepción de un plan de educación tendría que recibir una orientación cosmopolítica.”

Egoísmo, egoísmo y más egoísmo. Falta de abstracción, incapacidad parta mirar hacia el futuro. Y, además, en forma equivocada.

Sigue Kant: “¿Acaso entonces el bien universal es una idea que pueda dañar nuestro bien particular? ¡En ningún caso! Pues incluso si parece que hay que sacrificarle algunas cosas, en el fondo siempre se trabaja mejor por el bien presente si se sirve a esa idea. ¡Y qué magníficas consecuencias la acompañan! La buena educación es precisamente la fuente de la que manan todos los bienes de este mundo. Las semillas que están en el hombre deben ser desarrolladas. Porque no se encuentran principios que llevan al mal en las disposiciones naturales humanas. La única causa del mal es que la naturaleza no está sometida a reglas. No hay en el hombre semillas más que para el bien.”

Me paro a imaginar las mentes y las preocupaciones de estudiantes, padres y profesores y apenas me sale otra cosa que intereses particulares y egoísmos que aspiran a instalarse de la mejor forma posible en el sistema. ¿Quién mira un poquito más allá del presente? ¿Quién se para a pensar en la bondad o en la maldad del sistema en el que se mueven y nos movemos? ¿Quién está dispuesto a echar una mano para modificar algún principio? Las notas, el paso de curso, los suspensos, el verano, la piscina, el expediente, las oposiciones, el sueldo… ¿Y los demás? ¿A qué va a dedicar, por ejemplo, el tiempo un alumno que haya superado la selectividad antes de mediados de junio y hasta mediados del mes de octubre? ¿A qué le empuja el sistema si no es al descanso y a la piscina? Ufffffffffffffffffffffffffff.

jueves, 18 de junio de 2009

LA CREACIÓN ARTÍSTICA DEBE SER SOLO ESTÉTICA

Prometí ayer a Manolo avivar la polémica que había suscitado en su blog acerca de un asunto tan enjundioso como este de la creación artística. No me prodigo en otras ventanas y además es que algo hago mal y no consigo colocar ni una idea en la dirección que me marcaba. De modo que, como el asunto me interesa, le dejo -y me dejo- aquí unas consideraciones a vuela pluma.

En realidad, creo que hay tantas razones para dar un sí como para rechazar esta afirmación. A mí me va la marcha y esta vez me toca empujar en otra dirección. Son tantos ya los ríos de tinta que se han vertido en la historia, que yo no tengo capacidad para lo novedoso.

Eso de la belleza por la belleza y de las ideas innatas resulta ser una afirmación cuando menos osada, y hasta temeraria. Remontarse a Platón en busca de un argumento de autoridad no está mal, pero hay que tener cuidado porque, reconociendo que todo hijo de vecino -se entiende los que mueven un poco la mente: no voy a entrar en cuantificarlos- vuelve a él, o más bien parte de él, tampoco es despreciable todo lo que dejó liado para la historia posterior, sobre todo con la alianza del cristianismo y su expansión. Tampoco es difícil comprender que, desde entonces, ha llovido mucho, y hasta ha escampado. Y opiniones en contra también las hay. Y con lucidez. Por ejemplo casi todas las racionalistas.

Aportaré algunas palabras del empirismo inglés. Hume afirma con contundencia que lo único que cuenta es la experiencia y que lo único que nos proporciona conocimiento son nuestras impresiones. A partir de esas impresiones formamos nuestras ideas, y, desde las ideas más simples, llegamos a las ideas más complejas. Por eso entendía él como una cualidad fundamental la capacidad del ser humano para dejarse impresionar. Desde ahí construimos nuestro yo, que ya se ve que no es preexistente sino consecuencia de la elaboración de esas impresiones que nos brindan los sentidos. Descartes se queda chico ante Hume en este sentido. Naturalmente todo esto desemboca en un escepticismo radical que deja pocas rendijas a lo absoluto y a eso de la belleza por la belleza y al arte por el arte. Así que cuidadín con eso de la estética como valor independiente.

Y, si así fuera, ¿para qué creamos?, ¿cuál es la razón que sustenta ese hecho? El propio Hume se asienta en la ética como empuje de nuestra conducta. “Nos movemos por la simpatía que sentimos por nuestros semejantes.” Se trata, seguramente, de una ética convencional y no de racionalidad absoluta, pero que, en todo caso, nos indica el camino por el que transitamos. Y no es precisamente el de las ideas y los valores absolutos e innatos.

De modo que ¿no hay ética en la estética?, ¿qué es anterior, la ética o la estética?, ¿hay una ética estética?, ¿hay una estética ética? !Cómo no va a haber ética, si no se concibe el ser humano sin relación con los otros y sin una organización ética de esas relaciones!

Para echar un poco más de carne en el asador, quiero recordar que el asunto del canon plantea mucha complejidad y al menos habrá que conceder que cambia con el paso del tiempo. ¿Dónde están, pues, los valores inmutables?

De las características con las que definía Salinas la obra literaria (sirve para cualquier obra artística), aquella de la que no podía prescindir era la de la “emoción”. ¿Se puede producir emoción sin unos soportes éticos?

Habrá que discutir ante una mesa más despacio. Y escuchar argumentos en contrario, que los hay, y muchos.

Para empezar, estos son mis principios. Y, remedando a Groucho Marx, “Si no le gustan estos principios, tengo otros.”

N.B. A mí también me gusta mucho Bach. Un abrazo y a organizar una cena en la que glosar estos asuntos. O un paseíto sabatino. Un abrazo, Manolín.

miércoles, 17 de junio de 2009

TENGO QUE RESUCITAR A UN BURRO

Sí, sí, tengo que preparar un acto de resurrección. No cumpliré con menos. Es una resurrección animal que me han pedido.

Hoy hubo de nuevo una experiencia positiva en clase, muy positiva. No sé si he apuntado aquí que este año tengo alumnos pequeños. Andan cumpliendo ahora mismo los catorce o quince años. Nunca había dado clase a adolescentes tan pequeños, y no es seguro que lo vuelva a hacer. No importan las razones por las que lo hago, pero ahí estamos. Dan mucha guerra pero los que quieren aprender son como esponjitas y lo absorben todo.

Hemos practicado eso tan viejo y denostado del dictado pero que a mí me parece importante, sobre todo si va reforzado con la lectura comprensiva del mismo, con la elección de cualquier párrafo para trabajar elementos lingüísticos y para ensayar construcciones literarias y creaciones propias de imitación. Y lo hemos hecho siempre con un libro que me sigue pareciendo magistral: Platero y yo. Creo que podría trabajar con ese texto desde el nivel de párvulos hasta cualquier máster, posgrado o curso de doctorado. Me sobraría cualquier otro libro. Se trata de un texto puntuado con minuciosidad y distribuido en capítulos que se abarcan muy bien en una sesión de clase. Todo el mundo lo conoce, supongo.

Con el burro Platero hemos andado por el pueblo, hemos visitado los campos, hemos visto al protagonista montado en su lomo, a los niños jugando con él, hemos visto llegar la primavera y el verano, nos hemos acercado al brocal de un pozo para descubrir su maravilloso interior… Lo hemos hecho nuestro amigo y nuestro compañero de fatigas.

Pero hoy le llegó el momento de su muerte. Copiamos el capítulo “La muerte”. En una breve página, nos imaginamos nuestro acercamiento hasta él, nuestra primera impresión negativa, nuestro impulso para que se levantara, su intento fallido, la llamada al médico, su venida, sus impresiones desfavorables, su muerte y nuestra contemplación del burro, con la barriguilla hinchada, las patas rígidas y apuntando hacia lo alto (¿qué querrían esas patas apuntando hacia lo alto?). ¡Qué imagen tan triste!

Incité a mis alumnos a contemplar imaginativamente lo que se decía en el texto. Les iba leyendo lentamente cada sintagma y cada oración y les daba tiempo de silencio para que saborearan lo que metían en su mente. Y se produjo un denso silencio. Y hasta vi alguna cara compungida. Yo también guardé silencio, que me conozco bien.

Para la tarde quedó trabajo en casa: había que imitar aquel texto en unas quince o veinte líneas. Antes de acabar la clase, algunos se quejaron de esa muerte literaria. Había funcionado el efecto. Y yo salí contento porque creí (espero no haberme equivocado) que había conseguido un poquito de emoción en algunos muchachos.

Me aguardaba otra sorpresa en la siguiente clase, también con adolescentes de la misma edad. En cuanto entré y di los buenos días, un par de ellos me saludaron con esta frase: “Se ha muerto Platero”. ¡Había corrido la voz por los pasillos! ¡Se habían hecho eco de lo que habíamos experimentado en la clase anterior! No quiero glosar mis sentimientos, pero es fácil pensar que me sentí contento.
Repetí la experiencia y creo que con similar resultado.

Tengo que resucitar a Platero. No puede ser que todo acabe de esa manera. No quiero que mis alumnos se me vayan de vacaciones con la muerte tierna de ese burro que nos ha acompañado bastantes días. Ellos tampoco lo quieren. Así que algo habrá que hacer. Lo pensaremos.

martes, 16 de junio de 2009

MI MENTE YA ESTÁ EN ELLO

La vida va de golpe en golpe y de meta en meta. No hay tregua. Ni falta que hace, que los tiempos muertos me parecen materia vacía y yo tengo eso que pedantemente se llama horror vacui. No es ninguna tontería. Me gustaría mucho disfrutar de unas horas tumbado en la cama o encima de la yerba, mirando a la sierra o simplemente pensando. Y me gustaría sentirme sin prisas en esos momentos y sin necesidad de buscarle utilidad a nada, sin necesidad de mirar el reloj y sin tener la sensación de que me aguarda alguna cosa que realizar. En el fondo, es otra vez el asunto ese del tiempo que tanto me puede y me sustrae.

Pero hay que seguir, hay que seguir. Después de esta semana tan densa de exámenes, de suspensos (los menos) y de aprobados (los más), ya me llaman otras cosas. Tengo que ponerme con mis preparativos para el viaje casi iniciático al monte Athos. Queda poco más de una semana y hay que empezar con mochilas, toallas, mudas, cámaras y todo un vademécum que el bueno de Jesús se encarga de recordarme mientras yo me dejo llevar por el empeño que pone en todo. Me tiene que caber todo en la mochila, que el camino es camino y no carretera, que vamos a andar y no a dejarnos llevar, que nos vamos a sumergir en los lugares de los mitos griegos, de las leyendas puras, de los primeros vagidos de la historia de Occidente, a ver las playas de la diosa Atenea y los laureles en los que quedó disfrazada Dafne. Acaso nos encontraremos con Zeus y nos invite a algún banquete. Ganímedes nos guardará una copita y después nos iremos de fiesta con cualquiera de las diosas, que nadie supo nunca de juerga tanto como las diosas griegas.

¿Y si nos encontramos con Ulises en su eterno retorno hacia su Ítaca y hacia su Penélope? Tiene que andar navegando todavía por aquellos undosos mares. ¿Dónde estará la tumba de Platón? ¿Y si nos hiciéramos sofistas por un rato? Tal vez nos cante Safo algo o nos asuste Esquilo con sus cosas. Algo quedará del espíritu de Antígona o tal vez aún se oigan las armas desde Troya.

Cuántas cosas allí, en la eterna Grecia: Alejandro, Sócrates, Aristóteles, Homero, Sófocles, todos los epicúreos, Tales y Heráclito, Creta y Micenas, Esparta y Atenas… Todo en aquellas tierras que me aguardan para ir a la cuna de la historia, de mi historia, de las fuentes en las que he bebido tantas veces.

Athos está ahí ya mismo. Tengo que prepararlo. Antes tengo que dar final al curso que ya me dice adiós. Vamos a ello.

lunes, 15 de junio de 2009

CORPUSINA

La verdad es que las últimas tropas del enemigo en selectividad han tardado más de la cuenta en capitular. Hay asuntos burocráticos que llevan demasiado tiempo, aunque sea bajo el manto engañoso de que todo formalmente está muy bien hecho. Sea y hasta luego. Cuando me airee un poquito tal vez volveré a los temas que en el ejercicio se suscitaron.

Ayer, a eso de media mañana, hice un pequeño receso y me acerqué hasta la imprenta para llevarle un libro a Felipe y para charlar unos minutos. Procuré huir de las calles más transitadas y de las mesas petitorias que, en tal día como ese, el del Corpus, se extienden como la plaga por esta ciudad estrecha. Me parece buena su intención, pero me atosiga la insistencia y la sociología que las mantiene. Terminé apareciendo por la imprenta y nos acercamos a PdeT a tomar un vino. Pude comprobar la solemnidad que ha adquirido en los últimos años este asunto del Corpus.

Todo el mundo -quiero decir todo el mundo político- anda afanado en conseguir para esta fiesta la categoría de fiesta de interés nacional. Y yo, que soy muy simple pero también un poco curiosón, me pregunto qué interés se busca con ello. Sospecho que más de uno me contestará que con ello la gente vendría a Béjar y la ciudad se llenaría de visitantes, estos dejarían sus buenos euros en la ciudad y el nombre de estos pagos andaría en boca de más gente. La verdad es que mi cerebrito ya había llegado hasta ahí.

Pero se me plantea alguna pregunta más. La primera tiene que ver con asuntos geográficos y de recuento humano: Y, si vienen a gastarse aquí el dinero, ¿no se quedarán sin gente las localidades de donde procedan y no se enfadarán los dueños de los establecimientos de esas localidades, que, en buena lógica, se quedarán vacíos? A ver si esto va a ser una lucha pura por la supervivencia. Se nos vendría al suelo toda la grandeza de miras, pero es que tiene una pintilla todo esto…

Otra tiene que ver con el carácter religioso del asunto, y vengo a preguntarme qué demonios tendrá que ver una devoción religiosa con eso de que vengan más turistas. Así, a primera vista, da toda la impresión de que hemos cambiado religión por negocios. No debe de ser verdad, pero esto tiene un tufo…. Vaya un tufo que tiene. Es más, como fuera así, seguro que pronto veríamos a alguien con un buen garrote arrojando a los mercaderes de los templos. No, no debe de ser por esto, porque sería muy lamentable. Mi cerebro no llega mucho más allá y no alcanza a ver otras intenciones, que, sin duda, existen. Ya me gustaría que alguien me lo explicara para que mi cabecita lo entendiera.

Me pregunto también qué hacen las autoridades civiles presidiendo celebraciones religiosas y cómo se puede explicar que las banderas civiles rindan pleitesía a los elementos religiosos al final de la procesión. También habrá sus razones, pero mi cabecita no las alcanza a comprender. Más bien me parece que seguimos como en la edad premoderna, o sea, dando pasitos para atrás, o más bien zancadas y saltos de pértiga.

Y, como soy preguntón y mi mente no da para más, ya me gustaría que alguien me explicara qué coño hacen los hombres de musgo en la procesión de marras. Cómo se pervierten la historia, las leyendas, las tradiciones, y las simples tonterías. Todo vale para el convento.

Y una última cosa, para no molestar demasiado. ¿Alguien se ha parado a estudiar la sociología de esta procesión en Béjar? Me asomé un momento a la Plaza de la Piedad y vi lo que por allí bullía. Después crucé de vuelta por San Juan y vi más de lo mismo.
Como soy tan elemental, me dejo llevar por lo primero que veo. Qué le vamos a hacer.

Es este un día muy especial en esta ciudad estrecha. Esta procesión me parece que resume muy bien lo que es el esqueleto de la ciudad y de su vida diaria en la parte que más se deja ver.

Dos notas a pie de página:
a) Cada cual va a las procesiones que quiere y le da la gana.
b) No pudimos tomar el vino y nos conformamos con ver de qué manera se controlaba a los camareros en su trabajo, hasta límites casi vergonzantes. Que la procesión es la procesión y el negocio es el negocio. O tal vez no se explique el uno sin la otra.

domingo, 14 de junio de 2009

POR AQUÍ SIGO

Vencido y derrotado el ejército de exámenes, las tropas correctoras están a punto de alcanzar sus últimos objetivos. La guerra no ha terminado pero está a punto de hacerlo. Este corrector está a punto de firmar la paz con el último de los firmantes anónimos de esa cosa rara que se llama selectividad.
Esta tarde me la he tomado libre para venirme hasta Ávila, desde donde escribo. Aquí está mi Sara y yo tenía muchas ganas de volver a estar con ella. Come, ...., duerme. Vida pastoril. Todo viento en popa. Lo demás puede esperar.
En Ávila, a catorce de junio. Primer mes triunfal.
N.B. Perdón por la referencia tomada pero me importa un ....

viernes, 12 de junio de 2009

OASIS EN EL DESIERTO

Hago un receso en mi larguísima sesión de corrección de exámenes de selectividad. Me encuentro como fondo de pantalla a mi niña Sara y se me alegran la vista y la mente. Tan pequeñita, tan redondita y con toda la vida por vivir. Tengo que hacer un hueco como sea para acercarme a verla este fin de semana.

Me gusta siempre espabilar la corrección para que así mis ánimos no decaigan demasiado y para que no tenga tiempo de distraerme con cualquier otro asunto. Ya va la cosa y el montón de los leídos y calificados va en aumento.

Sigo padeciendo la misma sensación de cada año. Y no es muy buena precisamente. Este año los alumnos de este distrito se han visto las caras con un texto (casi todos han elegido la misma opción) que tiene que ver con el libro electrónico, con el análisis de una oración muy sencilla y con el desarrollo de esas dos tendencias salidas del mismo tronco llamadas Modernismo y Generación del 98. Se nota que son alumnos de junio pues casi todos acumulan palabras y datos, y no hay casi ninguno que se quede en la indigencia verbal.

Pero siguen cometiéndose los mismos errores. Y no son siempre imputables a los alumnos precisamente. A estas alturas del partido, todavía andamos concretando asuntos tan evidentes como que un esquema tiene que tener una visualización y una organización jerárquica, que no es lo mejor el uso de oraciones largas sino nominales y que cada párrafo debe generar, en principio, una idea nueva y un apartado del esquema. Algo tan elemental como eso. Pues no hay manera. Y ocurre por grupos, es decir, por centros, no por alumnos. A sacar conclusiones.

¿Es tan difícil entender que cualquier comentario personal debe aportar una descripción de usos lingüísticos, una cita y una opinión razonada sobre esos usos? Pues verdes las han segado. Y esto es de método, no de alumno.

La literatura sigue dejando huellas de memoria pero de falta de comprensión y de organización. ¿De qué sirven los conocimientos memorísticos si no se deja ver que algo se ha leído sobre ese asunto? ¿Dos generaciones distintas o una sola? ¡!Y a mí qué me importa!! Rasgos generacionales ¿Y a mí qué más me da? ¡!Lectura, lectura y más lectura!! ¡!Y comentario de textos!! Solo ahí es donde se muestra la madurez del alumno. Y del profesor.

Ver comentar y poner el grito en el cielo a un grupo de profesores, sobre las diversas posibilidades de análisis que ofrece un sintagma, supuso para mí ayer tarde una sesión de ataque de risa y de indignidad. ¿Pero es que la gente no tiene otras cosas que enseñar a los alumnos?

En fin, así andan las cosas. Cuánto para mejorar en este asunto de la selectividad. Y eso que, en Salamanca, los aspectos formales se controlan muy bien: Tanto, que nos perdemos en ellos.

Mi experiencia me lleva también en esto a guardarme en mí mismo y a seguir por mi camino. Entre otras cosas porque a mí nadie me consulta para nada. Aunque solo fuera por la experiencia…

Seguiré ahora mismo con los tediosos exámenes. Ya me quedan menos. Me desanimo un poco cuando pienso que gano con esto un poquito menos que Ronaldo. Jejeje.

miércoles, 10 de junio de 2009

UN POCO MÁS DE RES PÚBLICA

De modo que, retomando ese asunto de las elecciones europeas -o cualquier otro de representación y de actuación pública, que son todos- vengo a reivindicar algún representante que se afirme y se sustente en el sentido común y en las ideas, o sea, en un poquito de capacidad para la abstracción y para el olvido del personalismo y de la obsesión por ganar y vencer al contrario para ponerse en su lugar.

¿Cuántos de estos tipos han leído a Platón, por ejemplo? Mira que las lió este tipo, que se podrían expresar argumentos en contra y a favor de lo que defiende. Pero hace ya dos mil quinientos años que nos dejó dicho que como mejor se podía uno preparar para la vida política era estudiando y preparando un espíritu desinteresado desde la filosofía. ¿Cuántos de estos artistas andan ligerillos en abstracción y en jerarquización de ideas. La filosofía, al menos desde Platón, nació ya con vocación política, o sea de actuación pública. Pero para la totalidad, no para el líder de pacotilla al que todos lo miran y lo ensalzan hasta niveles planetarios. Qué necedad, que estulticia, que tontería, qué vacuidad.

Quiero saber qué pueden decir dentro de dos días los que se vean afectados en forma negativa por la legislación que quiera tratar a cada trabajador según la situación jurídica de su país de origen, por ejemplo. Me interesaría saber en qué lugar coloca cada formación política al ser humano como tal y no como producto que se mueve en el sistema según sus intereses y a costa de los otros.

Aristóteles -otros 2500 años para atrás- nos dejó ya dicho aquello del ser humano como animal racional y político. ¿Quién defiende eso? ¿Adónde van estos mindundis con su oquedad mental? ¿Habrá generosidad y reaños desde la izquierda europea para plantearse nuevas fórmulas u poquito más crudas y algo más ideológicas? ¿Nadie se da cuenta de que, demasiadas veces, da la impresión de que las políticas son las mismas en un lado que en el otro? ¿Nadie quiere gritar que arreglar una tubería se hace lo mismo en una tendencia que en otra pero que no es lo mismo llevar el agua a todos que llenar solo piscinas en los barrios ricos? ¿De qué puede servirnos todo el caudal de información si no somos capaces de seleccionar la importante y la que crea pensamiento? ¿Cuándo le vamos a meter mano al poder del comercio sin tino y a la necesidad de un crecimiento sostenido en el que intervengan muchas más variables que la ganancia y la pérdida? ¿Qué cantan los políticos españoles de ahora? ¿Es que ya nadie piensa? ¿Cómo es posible que la fórmula que ha creado esta situación caótica se reafirme como la mejor y casi la única? ¿Qué sinsentido es todo esto? ¿Hacia dónde caminamos? Arriba la aristocracia. Pero la de la inteligencia, la de la virtud, la del sentido común. No la del dinero, ni la de las cunas, ni la de los dogmas, ni la del miedo, ni la de la resignación. Y mucho menos la del aplauso de los esclavos agradecidos.

martes, 9 de junio de 2009

UNA RUTINA MÁS

Cansado y un poco aburrido, llego del día de selectividad en Salamanca. Es esta una actividad que repito casi cada año y que no acierto a abandonar cuando, en realidad, apenas creo en su utilidad. Una contradicción más en mí esta de criticar el sistema y, sin embargo, vivir en él y de él.

Porque esto de la selectividad no sirve para demasiado. Es verdad que siguen quedando algunas carreras (ya desde ahora “grados”) que mantienen numerus clausus, pero son muy pocas y, por tanto, estadísticamente, esto de la selección apenas afecta a un reducido número de estudiantes. De modo que la selectividad sigue sirviendo, tal y como la veo, apenas para tres cosas: a) para que los centros concertados no se extralimiten con sus alumnos y no inflen demasiado las notas con tal de mantener a sus clientes; b) para que los centros públicos tampoco se descuiden del todo y sigan sintiendo un poco de comezón con la suerte académica de sus alumnos; y c) para que yo me suelte unos días de mi trabajo diario y aumenten mis honorarios este mes. Pobre la cosa, pero es así como lo veo. Tal vez el miedo que se le mete en el cuerpo al alumno sirva para algo más. Si así fuera, qué desazón me causa pensar que hay que estarlos asustando todo el curso y hay que mantenerlos al borde de un ataque de nervios durante estos quince días últimos con tal de que estudien un poco. Qué lamentable si esto fuera cierto. A ello habría que añadirle el olvido inmediato y el rechazo absoluto en el que se sumen en cuanto este proceso termina y hasta el mes de octubre.

Pero así están las cosas en el sistema. Y todo sumido en una burocracia que por demasiadas personas es tomada al pie de la letra en el desarrollo de las pruebas, hasta el punto de dar importancia a detalles absolutamente nimios.

Lo peor de todo es que tengo la impresión de que son los alumnos, en su mayoría, los que parecen más asidos a este sistema de presiones y de chantajes. Parece ya gente integrada en la rueda del sistema social, que no está por la labor de plantearse su validez o su cambio y que todo lo que van a hacer es perpetuarlo. Tenemos cuerda para rato en este invento y, también en este asunto, pintan bastos para tiempo.

Creo que, al menos, aporto un grano de arena en la erosión del sistema: el de hacer la vista bastante gorda en las calificaciones que me corresponden. Poco es, pero menos es nada. Cuánto formulismo (eso sí, muy bien articulado formalmente) para tan poca cosa.

lunes, 8 de junio de 2009

YO SÍ HE PERDIDO LAS ELECCIONES

Un poco con el mono entre las manos, vuelvo a estas teclas de mi diario, con mi Sara lejos pero en mi mente cerca. Vuelvo con el curso volcado en su final, con todo lo de las elecciones de ayer mismo, con la semana que me aguarda en la selectividad salmantina y con algún proyecto más que no sé muy bien cómo voy a poder atender.

Son tantas las variables de lo que significa Europa, que no caben en unas líneas si no es para enumerarlas y no muy bien. Empezar por lo obvio no está mal: el PP ha ganado las elecciones en España y en Europa, la izquierda las ha perdido, yo también las he perdido. En niveles de ganar y perder, se levanta la mano al contrario deportivamente y se marcha uno al banquillo. Cada uno sabrá si interpreta la vida en esos parámetros o quiere añadirle algo más de salsa al asunto. Me gustaría estar entre los que entienden que la vida es algo más que ganar y perder, hundirse -como titulaba hoy un periódico: siempre el mismo- o salir a flote. No estoy nada seguro de que los dos principales partidos no jueguen precisamente a algo tan pobre y miserable como eso. Y que lo juegue la derecha no me extraña (yo creo que no tiene ideales sino intereses y que pone todo al servicio de que se cumplan esos intereses: por eso no quiero saber nada de ellos políticamente), pero que se lo juegue la izquierda sí me duele, y mucho.

He vuelto a echar en falta la descripción de ideas, la ideología, lo que se quiere de Europa, lo que se espera de ella, lo que implica vivir de una forma o de otra, lo que implica aportar ideas y no solo describir intereses personales o del grupo de electores. Ideología, coño, ideología, ideología y más ideología. Si se tiene, claro, solo si se tiene, si se tiene, si se tiene. Yo empiezo a pensar que o no se tiene (pienso en los dirigentes del aparato, no en otras personas) o da miedo expresarla. Tal vez porque los medios de comunicación enseguida tachan a uno de anticuado y de ideas del siglo pasado.

Sin esas ideas trabadas, casi todo se nos queda en asuntillos de tipo personal y provinciano. En este terreno les gusta más jugar a algunos. ¿Nadie se acuerda ya de las reticencias que ponía la derecha al hecho de la integración europea en los años ochenta? Si ha sido siempre así, si se han negado a todo progreso siempre porque lo que más le interesa es que todo siga como está, con ellos en la mejor situación.

Invito a cualquiera a analizar por barrios, ciudades y regiones para ver en cuáles ha ganado la derecha y en cuáles la izquierda. Hay un programa televisivo -El Intermedio- en el que se visualiza muy bien la diferencia de unos y de otros con reportajes sencillísimos.

En esta estrecha ciudad en la que vivo, el PP ha arrasado en el centro, en los barrios en los que viven los más pudientes, y los asentados en el sistema, aunque sea con el traje del emperador, o sea, desnudos de todo (pero con el traje y la corbata de recuerdo), con el tatuaje religioso de los padres aquellos que se fueron pero dejaron la huella de la división social para muchos años. ¿Qué ocurre en el Barrio de Salamanca de Madrid? ¿Y en los barrios más ricos de cualquier sitio? ¿Es que no lo ve todo el mundo? Salvo el que no lo quiera ver. O le importen tres cojones los demás. Pero, ¿para qué está la gente en política si no es para ayudar a los que más lo necesitan, a aquellos que andan a la orilla del sistema y que serían tragados por él si no andamos atentos? ¿Pero es que los otros no se valen ya por sí mismos y lo que necesitan es precisamente que alguien les ponga freno y los embride para que no se desboquen con la carrera de su egoísmo?

Europa ya era azul pero se va a poner celeste del todo. Se replegará en sí misma más que nunca. Pero no en Europa como unidad, sino como suma de intereses particulares y nacionales. La caza del ajeno, del inmigrante, sin ir más lejos, se tornará deporte, tiempo al tiempo. Los derechos sociales se tentarán las carnes antes de salir de paseo. Veremos qué pasa con aquello de la jornada de más de sesenta horas semanales, por ejemplo. El proyecto de Europa queda lejos, más desde el día de hoy. Seguiremos siendo mercaderes de los de poner precios de miseria a los productos que nos envíen otros y tal vez subiremos en los números de los tantos por cientos. No estoy nada seguro de que sigamos mejorando en proyectos políticos compartidos ni en buscar al hombre por el hecho de serlo.

Yo he perdido las elecciones y no me encuentro alegre. Tengo una atenuante muy valiosa: yo no era candidato ni me jugaba la vida en la victoria ni en la derrota (acabo de tirar a la mierda teórica ese planteamiento de victoria o derrota). Tan solo pienso un poco y me salen estas notas dispersas. Como no me salen otras, seguiré pensando en ellas por si noto defectos o me sigo apoyando en estas cosas.
Si valen las ideas, ¿qué pasa por perder unas elecciones o por ganarlas? Eso no es definitivo, es solo un instrumento.

Hay toda una segunda clave en niveles internos de partidos que no quiero ni abrir. Parte del hartazgo tal vez tenga que ver con la falta de democracia de los mismos, con esas adhesiones inquebrantables que recuerdan otros tiempos y una endogamia asquerosa que lleva a no plantar cara a casi nada y a que siempre salgan en la foto los que quiere el líder, que así parece más líder y los demás siguen comiendo la sopa boba de los cargos. Pero eso para otro día, que me voy de líneas este lunes.

sábado, 6 de junio de 2009

UN APUNTE CUALQUIERA

Esta monina hermosa, Sara, ha llegado ya a casa. Seguimos a su lado y al lado de sus padres, en esta Ávila abierta y eterna. Ya está en su laberinto. Y sigue con su empeño en tener sueño. Que duerma, que se deje llevar por sus instintos. Alguien le propondría unos años de vida pastoril, con tres obligaciones persistentes: comer, ..... y dormir. Parece que las tres las va cumpliendo mansamente.
Mientras tanto su madre se va haciendo a su suerte de andar cada minuto pendiente de la niña. Aprenderá a ser madre. Y aprenderá a dejar por el camino muchas horas de amor y de desvelos. Qué injusticia esa de dedicar tanta atención a la criatura y bastante menos a sus padres. Prometo hacer glosa de este punto en otra entrada. Hoy dejo aquí mi afecto y mi cariño para ellos, para todas las madres y para todos los padres.
No tengo tiempo para reflexionar y eso que estamos en jornada dedicada a ello. Las elecciones europeas me han cogido a trasmano y no sé si Sara me permitirá llegar mañana a tiempo de votar. No estoy tan desganado, a pesar de las tonterías que oigo y leo de muchos de los hombres públicos. Y diré una vez más que no es verdad que todos sean iguales, por más que les podamos sacar los colores a casi todos. Por si acaso no vuelvo sobre el tema, subrayaré que ciertas palabras de Leire Pajín me resultan absolutamente insultantes para el sentido común y me retrotraen a épocas casi estalinistas, por no utilizar otras comparaciones de tinte sexual más degradantes. Pero no me parecen menos escandalosas las que les oigo a los dirigentes del PP en apoyo a sus líderes. Y aún mucho más rastreras son aquellas que se producen a diario en la vida sin que reciban ni rechazo ni reflexión.Y nada comparable, por lo malo, con la labor de casi todos los periodistas que, desde su privilegiada situación, se creen los reyes del mambo y ordenan la realidad como les da la gana.
Ya precisaré más. Pero, mañana.

jueves, 4 de junio de 2009

NANA PARA DORMIR A SARA

Hoy fue otro día con Sara. Porque yo di mis clases pero mi mente andaba en otro sitio. Y, nada más comer, nos fuimos a su lado. A su lado y al de Merce y Miguel Ángel, los padres primerizos que están como asustados de contentos. Y allí pasamos horas contemplándola, sintiendo la hermosura de la vida, soñando muchas cosas, acaso demasiadas. Le dejé este poema-nana improvisado para que se durmiera. Aún no puedo achucharla demasiado: temo que se me rompa. Es tan tierna y tan frágil… Anda tanteando todo a su manera, probando los compases de la vida. Pero es mejor que duerma. A ver si la ayudamos.

NANA PARA DORMIR A SARA

Duérmete, niña mía,
que ya es muy tarde,
y se enfada la luna
si te ve al aire.

Si tus ojos me miran y ven mis ojos
tiernamente mirándote,
duérmete, niña mía,
que te ve el aire.

Si me has dado permiso
para besarte,
duérmete, niña mía,
que ya es muy tarde.

Yo velaré tus sueños
sin despertarte.
Duérmete, niña mía,
que te ve el aire.

Duérmete con tus sueños
y con mis sueños.
Duérmete, niña Sara,
duérmete, duérmete.

miércoles, 3 de junio de 2009

SONATINA IMPROVISADA PARA DOS NOMBRES CON ERRE

SONATINA IMPROVISADA PARA DOS NOMBRES CON ERRE
(Para Sara, en el primer día de su vida)

Hoy me ha mirado el tiempo con tus ojos
-y con aquellos otros que me miraron tanto-.

Perplejo y aturdido,
pequeño, tembloroso,
miro mi propio tiempo. Sus dominios
limitan con tus ojos, con sus ojos.

He sido únicamente sus pupilas.
Seré lo que prefiera tu mirada.

Sus ojos fueron siempre mi refugio.
Apiádate de mí, que no soy nada
si no me miras como me miraba.

martes, 2 de junio de 2009

DÍA FELIZ

HOY HA NACIDO SARA. ESTOY FELIZ.
HOY HA NACIDO SARA. ESTOY FELIZ.
HOY HA NACIDO SARA. ESTOY FELIZ.

lunes, 1 de junio de 2009

EL PRETEXTO DE LAS ERRATAS

Con toda justicia y razón, me corrigen Jesús y Penélope (no sé quién eres, Penélope, pero te mando un abrazo) un par de errores gráficos, uno de cambio de orden en las letras y otro de un acento que estropea el significado de la palabra. Estoy seguro de que los dos lo hacen con amabilidad y para poner decoro en mis palabras. Se lo agradezco. No es la primera vez que lo hacen otras personas en el mismo sentido. Me acuso. Mea culpa.

Tendría que poner un poco más de cuidado y repasar con más tino lo que doy a la luz en esta ventana tan pequeña y tan grande. Sé que no será así (qué le vamos a hacer) y que, aunque lo fuera, siempre incurriría en errores. Así que lo procuraré pero con resultados imperfectos bien seguro.
Me sirve este pretexto para jugar un poco y recordar la importancia que tienen los signos en la escritura y la diferencia de significados que en ella se producen según se usen unos u otros.

En mis días de estudiante universitario había un profesor que recordaba a menudo el juego siguiente: Ojo, que no es lo mismo “la pérdida de mi hermana” que “la perdida de mi hermana”. El ejemplo era muy claro, aunque no le veía yo precisamente mucha gracia. Seguro que aquel profesor atesoraba otros valores más importantes que el de la oportunidad a la hora de seleccionar la gracia de sus ejemplos. De hecho, yo lo estimaba bastante, y creo que él a mí también.

El uso de los signos de acentuación está muy bien reglado y hay muy pocos casos dudosos, así que, por ahí, muy poco que comentar. Algo bien distinto es el uso de los signos de puntuación, tan mal utilizados y tan mal considerados. Creo que en su uso sí que hay partes confusas y discutibles, aunque nunca el de colocar una coma entre el sujeto y el verbo, cuando no median otros elementos. Hay, como se sabe, escritores que puntúan a su manera y no porque desconozcan las reglas sino por diversas causas, otros que no puntúan y muchos que lo hacen sencillamente de aquella manera, porque no controlan las reglas acordadas. A los ignorantes los rechazo por tales, a los que puntúan a su modo les pido al menos algún signo de distinción entre ideas completas y a los que se someten a las reglas comunes les agradezco su empeño en dejarme claro cómo organizan su idea.

Y luego está aquella cosa rara de la “b” y la “v”, y todas esas cosas tan complejas. Sí, sí, digo complejas y no me apeo del adjetivo. ¿Quién conoce la etimología de todas las palabras, único camino válido y no en todos los casos? Yo, desde luego, no. Y no me pierdo enseguida en ese campo. Por eso, cuando veo los aspavientos que provocan algunos en este último caso, me sonrío y me callo, mascullo unas palabras y sigo con mis cosas.

Por supuesto, que las normas están para ser cumplidas y un profesional del asunto no tiene demasiadas excusas para equivocarse y, además, tiene que cuidar la puesta en escena. Vale lo de la mujer del César, pero también vale aquello de que el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado.

Aconsejo siempre a mis alumnos que aprendan cualquier regla de escritura leyendo y escribiendo, no aprendiendo de memoria un código completo que, en su totalidad, no me sabré ni yo. Pues lo dicho, a leer y a escribir, a jugar con pasión con las palabras. Y a corregirse siempre amablemente, por supuesto, que todo es bienvenido.

Voy a volver al Cántico Espiritual, en homenaje al aniversario de su grabación, como recuerda Penélope. Llevo muchas horas de entrañamiento sanjuanista pero no me canso. La línea musical de Amancio Prada es camino justísimo. A ello, venga, vamos.

N.B. ¿Se habrá deslizado alguna errata también hoy? Sería para colgarme.

SOBRE UN VERSO DE SAN JUAN EN ÁVILA

Hoy paseé de nuevo por las calles de Ávila. Lo hice esperando a Sara, que sigue resistiéndose y ya no sé si en realidad estoy “esperando a Godot”. Pero sé que está ahí y que vendrá muy pronto. La seguiré aguardando con la misma impaciencia. Vamos, Sara, mi niña, que nos tienes en ascuas.

Ávila es, dentro de sus murallas, una ciudad completamente medieval. Sus enormes caserones, casi todos palacios de antiguas casas nobles, se han convertido hoy en edificios de la administración oficial o en restaurantes y hoteles sólidos como la misma ciudad entera. En medio de esa piedra tan rocosa no pueden sobrevivir más que espíritus también rocosos, estilizados y casi eternos.

En una de sus plazuelas se ha erigido una estatua al poeta de poetas, a Juan de Yepes, a san Juan de la Cruz. Y, en lo alto de la pared granítica, por detrás del frailecillo, se ha escrito una lira de las más reconocidas de su Cántico Espiritual. Son aquellas inigualables palabras que las criaturas responden a la angustiosa pregunta de la esposa: “Mil gracias derramando, / pasó por estos sotos con presura, / y, yéndolos mirando, / con sola su figura, / vestidos los dejó de su hermosura.” ¿Será esta la estrofa más hermosa de toda nuestra literatura? En todo caso, está entre las mejores.

Cuántas veces la he imaginado y cuántas veces me he quedado perplejo y emocionado con cada una de sus palabras. Hoy me quedé mirándola e imaginando de nuevo lo que representaba cada término. Y me atreví a pensar que, dentro de aquella estrofa inigualable, había algo que me resultaba descompensado. Los dos primeros versos glosan un contraste infinito e insuperable entre la lentitud del gerundio “derramando” y la rapidez del sustantivo “presura”. Yo mismo me regodeaba y me regalaba la mente viendo el proceso de derramar lentamente, hasta las mil gracias, una por una, así, como sin prisa, “derramando”, que todo le sobraba y a todo hacía partícipe. Y también “con presura”, sin detenerse, sin dar explicaciones, sin exhibirse nada, como quien lo da todo sin que se entere nadie. Insuperable, sencillamente sublime, casi “inefable”.

Algo similar me ocurría pensando en lo que aportan los versos tres y cinco: “y, yéndolos mirando /… / vestidos los dejó de su hermosura.” De nuevo la lentitud de la mirada (“yéndolos mirando”), la contemplación, la comprobación de cómo queda todo, la satisfacción y la complacencia, la obra bien hecha. Y los sotos hermosos, abducidos, transidos con la luz de la hermosura, hermosos por haber sido mirados con mirada hermosa, contaminados y teñidos por los atributos de aquel feliz mirón, hermosos sobre hermosos, ya todos en la misma hermosura que el sujeto que pasó con presura.

¿Dónde, entonces, el fallo o el resquicio de imperfección? Pues ese verso cuarto (“con sola su figura”), segundo complemento, que me parece fuera de simetría, que sobra en el discurrir fónico y que le resta acaso un poco de fuerza y de exclusividad a la mirada del tercer verso. Basta con la mirada pues todo lo hipnotiza y lo transmuta, lo vierte en arco iris y en bondad. Ya sé que es una lira y que tiene sus propias exigencias, pero me pareció que ese cuarto verso bajaba del séptimo cielo hasta el sexto, que más abajo no cae ninguno de los de este poeta de poetas.

Sé que no tengo permiso para jugar con fuego. Afirmo mis respetos y mi devoción por escritor tan grande. Pero hoy quise jugar unos momentos con el rey de los reyes. Acaso fue un deliquio ante tales palabras. “Quedeme y olvideme…”

¿Hay alguien que eche su cuarto a espadas? San Juan es un frailecillo muy menudo y no se enfadará demasiado.